Clínica Sancal

mal aliento

Buenos hábitos, Prevención

6 cosas que haces mal cuando te cepillas los dientes

Todos sabemos que una buena higiene bucodental es indispensable para mantener a raya las bacterias y conservar nuestros dientes toda la vida. Por eso, es muy probable que tengas clara la importancia de cepillarte con determinada frecuencia y durante un tiempo concreto. Sin embargo, puede que no conozcas otros de los consejos que mencionamos en este artículo y te resulten nuevos o, incluso, chocantes. Por ejemplo, ¿sabías que no es bueno cepillarse los dientes nada más terminar de comer? A continuación te decimos cuáles son los errores más comunes que todos cometemos en nuestra higiene diaria: 1. No usas seda dental Por muy sencillo y rápido que sea pasarse el hilo dental después de cada cepillado, es posible que no lo hayas usado nunca. Sin embargo, tenemos que decirte que por muy exhaustiva que sea tu limpieza con el cepillo, es necesario usar seda dental. Ésta permite eliminar los restos de alimentos de pequeños recovecos a los que las cerdas del cepillo no llegan, como los que hay entre los dientes y en la zona de las encías. Si no puedes pasarte el hilo dental después de cada cepillado, te recomendamos que al menos lo utilices una vez al día.   SEDA PARA LIMPIAR DIENTES Y ENCÍAS 2. Tu técnica de cepillado no es la adecuada Si tuviéramos que comparar el cepillado de los dientes con un hábito cotidiano, diríamos que se asemeja a barrer. Por ello, te diremos que elegir un cepillo de cerdas duras y frotarlas fuertemente contra tus dientes no solamente no garantiza una mejor limpieza, sino que además es muy perjudicial. Este hábito desgasta el esmalte y provoca recesión de encías, lo que hace que la raíz de la pieza dental quede expuesta. Esto, además de ser muy antiestético, aumenta mucho la sensibilidad del diente. Por el contrario, una técnica de cepillado adecuada requiere ser ordenado y cuidadoso, para no dejarnos ninguna zona sin limpiar ni dañar dientes y encías. Para conseguirlo, lo más indicado es establecer una rutina de higiene que dure al menos dos minutos. De esta forma, empezaremos con los dientes superiores y seguiremos con los dientes inferiores. En ambos casos, cepillaremos -en este orden- las caras exteriores, las interiores y las triturantes.   3. Te olvidas de la lengua Aunque pongamos todo nuestro interés en cepillarnos los dientes de manera adecuada, la lengua sigue siendo, por lo general, la gran olvidada. Por ello, tenemos que recordarte que una vez hayamos cepillado todos los dientes, es fundamental limpiar la lengua. Para hacerlo, hay algunos cepillos que cuentan con una superficie específica para esta zona de la boca. Si el tuyo no la tiene, te recomendamos que utilices un raspador lingual. La limpieza de la lengua permite combatir las bacterias que tienden a alojarse en esta zona y que además son las causantes del mal aliento.   LIMPIADOR LINGUAL TRAS EL CEPILLADO 4. Tu cepillo tiene más de tres meses El cepillo, o el cabezal en el caso de que éste sea eléctrico, debe ser cambiado cada 3 meses aproximadamente. Hay que tener en cuenta que normalmente los cepillos de dientes se almacenan en el cuarto de baño, lo que significa que están expuestos a cambios de temperatura, al contacto con otros cepillos, etc. Por ello, un cepillo de más de 3 meses no solamente tendrá las cerdas debilitadas y dobladas, lo que implica una limpieza incompleta de los dientes. Además de esto, mayor tiempo de uso conlleva una mayor cantidad de bacterias. 5. Abusas de la pasta de dientes Una pasta de dientes que contenga flúor es la mejor opción para acompañar al cepillo. Sin embargo, es importante reconocer que una mayor cantidad de pasta de dientes no implica una mejor higiene. Aunque en los anuncios que aparecen en televisión veas que la pasta de dientes debe cubrir todo el largo del cepillo, lo cierto es que una cantidad del tamaño de un guisantees suficiente. El exceso de pasta solamente hace que la boca se llene de espuma, produciendo una sensación de limpieza que no es real. EXCESO DE PASTA DE DIENTES  6. No te cepillas los dientes después de cada comida Teniendo en cuenta que los expertos en nutrición recomiendan hacer cinco comidas al día, este último punto puede ser más debatible. Aunque puede resultar lógico que no te cepilles cinco veces al día, hay dos ocasiones que son imperdonables: después de desayunar y antes de irnos a la cama. Además, como último apunte –aunque no menos importante- te diremos que es mejor no cepillarnos los dientes nada más terminar de comer. Esto es porque cuando comemos, el pH de la boca baja y se vuelve ácido. Si te cepillas en ese momento, aumentas la abrasión sobre los dientes. Para recuperar el pH normal, es recomendable enjuagarse la boca previamente con un colutorio o esperar 30 minutos para cepillarnos. Una vez descritos algunos de los errores más frecuentes, ¿sabrías reconocer alguno que estás cometiendo? A modo de resumen, te recomendamos utilizar un cepillo medio o suave para realizar movimientos de barrido en dientes y encías sin llegar a presionarlos. No te olvides de la lengua y usa seda, colutorio y una pasta con flúor, pero sin abusar. Cambia tu cepillo cada tres meses y espera alrededor de 30 minutos para empezar a cepillarte una vez has terminado de comer. Por último, visita a la Dra. Sánchez al menos una vez al año para que te revise y lleve a cabo una higiene profesional. Ten presente que, como en casi todos los aspectos, en Odontología también es mejor prevenir que curar.

Buenos hábitos, Prevención

Llevo una prótesis dental removible: ¿cómo tengo que limpiarla?

Como su propio nombre indica, las prótesis dentales removibles -también llamadas comúnmente dentaduras postizas o de “quita y pon”- son elementos artificiales fabricados con material de resina o acrílico que sirven para sustituir a los dientes perdidos. Dichas prótesis juegan un papel fundamental en la vida de quien las lleva ya que, después de haber perdido las piezas dentales originales, permiten restablecer aspectos tan importantes como el habla, la masticación, la deglución o la estética. Si acabas de incorporar este nuevo elemento a tu vida, posiblemente ya te hayas dado cuenta de lo importante que es sentirse cómodo con él. Pero, antes de que llegue este momento, es decir, de que el paciente esté totalmente cómodo con su dentadura postiza, éste necesitará un periodo de adaptación. Durante este tiempo, es posible que el odontólogo deba realizar una serie de ajustes hasta que la prótesis dental se adapte a la boca del paciente. En el caso de que la dentadura postiza no esté correctamente ajustada, los restos de alimentos tenderán a acumularse. Por lo tanto, además de sentir incomodidad, se favorecerá el crecimiento de bacterias. Esto, a su vez, provocará la aparición de mal aliento y de otros problemas, como la enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis). La limpieza de una prótesis dental removible, ya sea de resina (acrílica) o cuente con elementos metálicos es muy sencilla. Sólo requiere agua, jabón y una pastilla especial para prótesis. ¿Por qué tengo que limpiar la prótesis dental? De la misma manera que un mal ajuste favorece el crecimiento bacteriano, el hecho de no limpiar e higienizar correctamente la dentadura postiza también conlleva consecuencias negativas. Por eso, cuando un paciente lleva una prótesis dental removible, es muy importante que sepa cómo debe limpiarla, con qué frecuencia y cuáles son los productos más aconsejables para hacerlo. De esta manera, no solamente se conseguirá que la dentadura postiza no albergue bacterias, sino que además dure muchos años en buenas condiciones, tanto funcionales como estéticas. Y es que, cuando la prótesis dental es nueva, su superficie estará limpia y lisa. Sin embargo, a medida que se va usando y que entra en contacto con los alimentos, el café o el tabaco comienza a deteriorarse. PRÓTESIS DENTAL REMOVIBLE ACRÍLICA ¿Cómo limpio la dentadura postiza en casa? El procedimiento para limpiar una prótesis dental removible es muy sencillo y se realiza con productos que se adquieren fácilmente en farmacias. Además, es fácil de llevar a cabo tanto si estás en casa como si has comida fuera. De esta manera, después de cada comida te recomendamos hacer lo siguiente: Retira la prótesis Cepilla la dentadura postiza con un cepillo especial para prótesis dentales usando agua y jabón neutro. Limpia bien todas sus zonas, tanto la parte rosada como la metálica, si es que la tiene Seca la prótesis y guárdala en su caja. Si no se seca, se favorece el crecimiento de microorganismos Cepíllate los dientes con normalidad, independientemente del número de piezas dentales que tengas CEPILLO DE DIENTES PARA HIGIENE ORAL Pero, además de esto, te aconsejamos que todas las noches, antes de irte a dormir, incorpores un paso más al procedimiento de higiene diaria. Es decir, una vez que te hayas retirado la prótesis, la hayas limpiado y te hayas cepillado los dientes, lo más recomendable es que la introduzcas en un vaso con agua y que disuelvas una pastilla especial para limpiar prótesis dentales. En función del tipo de pastilla que sea, te recomendamos informarte sobre los detalles de su uso, ya que algunas de ellas se deben disolver durante unas horas y otras durante toda la noche. Para ello, puedes consultar con tu dentista o farmacéutico. ¿Qué no debes usar para limpiar y desinfectar tu prótesis dental? Como te hemos indicado previamente, el agua, el jabón neutro y las pastillas especiales para prótesis son los mejores aliados para la limpieza y el mantenimiento de las dentaduras postizas fabricadas con material de resina o acrílico. Sin embargo, a muchos pacientes les resulta tentador utilizar otro tipo de productos que no son nada recomendables. Por ejemplo, no se deben usar productos como la lejía, ya que, a pesar de tener propiedades desinfectantes, es muy perjudicial para la prótesis dental por lo abrasiva que es y porque decolora. Lo mismo ocurre con el bicarbonato o el agua oxigenada, que aunque tengan una apariencia inofensiva, también resultan muy dañinos. Y, por último, tampoco debes usar pasta de dientes. Su uso es beneficioso para la higiene de nuestros dientes y encías pero también resulta muy abrasivo para la prótesis, aunque no lo parezca. Todos los productos mencionados tienen en común que, al ser abrasivos, crean rugosidades en la dentadura, lo que hace que se produzcan filtraciones y se tiña. Aunque sigas rigurosamente esta rutina cada día, es conveniente que acudas a las revisiones periódicas pautadas por tu odontólogo (al menos una vez al año) y que éste revise tu prótesis dental cada vez que vayas a su consulta. De esta manera, podrá determinar si su colocación y ajuste son los adecuados y valorar si la limpieza y el mantenimiento que llevas a cabo son los correctos.

Cultura y curiosidades

Como se diagnostica la halitosis

Aunque no estemos ante una patología oral grave, hay que decir que la halitosis es uno de los trastornos que más preocupan entre los usuarios y esta situación no nos extraña si consideramos los numerosos problemas que provoca el mal aliento y que nos afectarán en nuestra vida diaria. A través de este artículo vamos a explicar los diferentes recursos y técnicas que se utilizan para hallar las causas de esta situación. ¿Como podemos diagnosticar la halitosis? La gran mayoría de los casos de halitosis se deben a una insuficiente rutina de higiene bucodental, especialmente en aquellas personas que no se cepillan la lengua puesto que es en este tejido donde se acumulan los restos de comida que causarán el mal aliento. Se estima que el 90% de los casos de halitosis tienen su origen en la boca, por lo que es evidente que el dentista es la persona más cualificada para tratar esta problemática, así como derivará al paciente a otro especialista en caso de que el problema no sea de origen bucal. A continuación vamos a conocer las diferentes herramientas que nos serán de gran utilidad para determinar las causas del mal aliento.   Primeramente, el paciente debe aportar información al dentista, especialmente enfocada a los hábitos de higiene dental que lleva a cabo así como también a diferentes cuestiones relacionadas con la alimentación y consumo de ciertos productos, como por ejemplo tabaco o alcohol. El siguiente paso es realizar una exploración bucal para comprobar el estado que presentan tanto los dientes como el resto de tejidos bucales, puesto que muchas enfermedades orales (como por ejemplo las enfermedades periodontales) pueden causar mal aliento.  En caso de que la halitosis tenga origen debido a una enfermedad bucodental, será indispensable solucionar este problema dental para recuperar nuestro aliento fresco y saludable. Además de estos recursos simples y efectivos hay que hablar de una serie de elementos novedosos que nos serán de gran utilidad a la hora de determinar la halitosis. Uno de los ejemplos más representativos que nos propone este sector nos llega de la mano de un aparato que se encarga de medir los niveles de CSV en la cavidad oral, siendo de este modo una alternativa muy útil y rápida para determinar un caso de halitosis. Tal y como hemos podido ver en este artículo, estamos ante una serie de herramientas útiles, simples y efectivas que nos serán de gran ayuda para conocer el origen de una de las enfermedades orales que más preocupan entre los pacientes, quienes tendrán la posibilidad de someterse a un tratamiento específico con la finalidad de solucionar con esta situación de forma definitiva, siendo de vital importancia mejorar nuestros hábitos dedicados a la higiene bucodental y es que la amplia mayoría de casos de halitosis están relacionados con esta temática. Para conseguir una limpieza óptima no solamente debemos cepillar (y usar el hilo dental) la totalidad de piezas dentales, puesto que también es indispensable limpiar el resto de tejidos bucales, como por ejemplo las encías o, especialmente, la lengua.

Prevención

Enfermedad de las encías o enfermedad periodontal: Causas, síntomas y tratamientos

Si su dentista le ha dicho que tiene una enfermedad de las encías o periodontal, usted no está solo. Muchos adultos padecen de una u otra forma de esta enfermedad. Las enfermedades periodontales pueden variar desde una simple inflamación de las encías hasta una enfermedad grave que puede dañar los tejidos blandos y los huesos que sostienen los dientes. En los casos más graves, los dientes se caen. Si la enfermedad de las encías deja de avanzar, progresa lentamente o empeora dependerá mucho de cómo usted se cuide los dientes y encías diariamente desde que recibe el diagnóstico. ¿Cuál es la causa de la enfermedad de las encías? La boca está llena de bacterias. Estas bacterias, junto con las mucosidades y otras partículas, están constantemente formando una “placa” pegajosa e incolora que se deposita sobre los dientes. El cepillado y el uso de la seda dental ayudan a eliminar esta placa. Cuando la placa no se elimina, se endurece y forma unos depósitos llamados “sarro” o “tártaro”, que el simple cepillado no puede remover. Solamente una limpieza profesional hecha por un dentista puede eliminar el sarro. Gingivitis Mientras más tiempo permanezcan la placa y el sarro sobre los dientes, más daño pueden hacer. Las bacterias causan una inflamación de las encías que se llama “gingivitis”. Si una persona tiene gingivitis, las encías se enrojecen, se inflaman y sangran fácilmente. La gingivitis es una forma leve de enfermedad de las encías que, por lo general, puede curarse con el cepillado y el uso de la seda dental a diario, además de una limpieza periódica por un dentista o higienista dental. Esta forma de enfermedad periodontal no ocasiona pérdida del hueso ni del tejido que sostiene los dientes. Periodontitis (o piorrea) Cuando la gingivitis no se trata debidamente, puede convertirse en “periodontitis”. Esto quiere decir “inflamación alrededor del diente”. En la periodontitis, las encías se alejan de los dientes y forman espacios o bolsas que se infectan (también conocidos como “postemillas”). El sistema inmunitario del cuerpo lucha contra las bacterias a medida que la placa se extiende y crece por debajo de la línea de las encías. Las toxinas de las bacterias y la respuesta natural del cuerpo contra la infección empiezan a destruir el hueso y el tejido conjuntivo que mantienen a los dientes en su lugar. Cuando la periodontitis no se trata debidamente, los huesos, las encías y los tejidos que sostienen los dientes se destruyen. Con el tiempo, los dientes pueden aflojarse y hay que sacarlos. Si la enfermedad de las encías no se trata a tiempo, los dientes pueden aflojarse y caerse.   Factores de riesgo El hábito de fumar. ¿Quiere otra razón para dejar de fumar? Fumar es uno de los factores de riesgo más significativos relacionados con el desarrollo de la enfermedad de las encías. Además, el hábito de fumar puede disminuir el efecto de algunos tratamientos. Cambios hormonales en las niñas y mujeres. Estos cambios pueden hacer que las encías se hagan más sensibles facilitando así el desarrollo de la gingivitis. Diabetes. Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones, entre ellas, la enfermedad de las encías. Otras enfermedades. Enfermedades, como el cáncer o el SIDA y sus respectivos tratamientos, también pueden perjudicar la salud de las encías. Medicamentos. Hay cientos de medicamentos tanto de receta médica como los que se pueden comprar sin receta, que pueden reducir el flujo de la saliva. La saliva sirve para proteger la boca, y si no se tiene suficiente, la boca queda susceptible a infecciones como la enfermedad de las encías. Hay algunos medicamentos que pueden hacer que el tejido de las encías crezca más de lo normal. Esto dificulta mantener las encías limpias. Genética. Algunas personas son más propensas que otras a tener un caso grave de la enfermedad de las encías. ¿A quién le da la enfermedad de las encías? Generalmente, las personas no muestran señales de enfermedad de las encías hasta que tienen entre 30 y 50 años. Los hombres tienen mayor probabilidad que las mujeres de tener enfermedad de las encías. Aunque es raro que los adolescentes desarrollen periodontitis, pueden desarrollar gingivitis, la forma más leve de la enfermedad de las encías. Por lo general, la enfermedad de las encías se desarrolla cuando se deja que la placa se acumule a lo largo y por debajo de las encías. ¿Cómo sé si tengo enfermedad de las encías? Los síntomas de la enfermedad de las encías incluyen: Mal aliento constante Encías rojas o inflamadas Encías muy sensibles o que sangran Dolor al masticar Dientes flojos Dientes sensibles Encías retraídas o dientes que se ven más largos de lo normal. Cualquiera de estos síntomas puede ser una señal de un problema grave que debe ser examinado por tu dentisa, la Dra. Sánchez. Cuando vaya al dentista, el dentista deberá: Uso de la sonda para medir la bolsa periodontal Hacerle preguntas sobre su historia médica para determinar si hay otros problemas o factores de riesgo, tales como el hábito de fumar, que quizás influyan en la enfermedad de las encías. Examinarle las encías para ver si hay alguna señal de inflamación. Usar una “sonda”, que es una especie de regla muy pequeña, para determinar si hay bolsas periodontales y medirlas. En una boca sana, la profundidad de estas bolsas es de entre 1 y 3 milímetros. Normalmente esta prueba no causa dolor. El dentista también puede: Hacerle una radiografía para saber si hay pérdida o desgaste de hueso. Recomendarle un tratamiento periodontal, la Dra. Sánchez, es especialista en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de las encías y le puede dar opciones de tratamiento. ¿Cómo se trata la enfermedad de las encías? El objetivo principal del tratamiento es controlar la infección. La cantidad y los tipos de tratamientos pueden variar dependiendo de hasta dónde se ha extendido la enfermedad de las encías. Cualquier tipo de tratamiento requiere que el paciente continúe con un buen cuidado diario de los dientes en su casa.

Buenos hábitos

Enfermedades orales relacionadas con el estrés

Tanto el estrés como la ansiedad se han convertido en trastornos muy habituales y es que son muchas las personas que padecen estas enfermedades de carácter psicológico y que pueden afectar a nuestra salud física. En este artículo hablaremos acerca de las enfermedades orales relacionadas con el estrés, y es que solo de esta forma tomaremos conciencia de hasta que punto influye la psicología en nuestra salud. Ansiedad | Enfermedades orales relacionadas con el estrés Para tomar las medidas apropiadas para mejorar esto, es necesario conocer cómo es que el estrés afecta la salud de la boca, cuáles son las potenciales consecuencias que el estrés puede provocar en ella. Entre estas que se incluyen: Aftas, llagas, úlceras bucales Una de las enfermedades orales que tienen mayor incidencia en las personas con estrés son las llagas, también conocido como herpes labial.  Estamos ante un virus que se caracteriza por ser muy contagioso y se manifiesta a través de ampollas que se localizan alrededor de los labios, aunque también es posible que se hallen alrededor de la barbilla o cerca de la nariz. Las aftas son pequeñas úlceras muy incomodas de color blancuzco o gris con un reborde rojo que suelen aparecer dentro de la boca y duran, aproximadamente, 1 semana o 10 días. Si bien se desconoce cual es la causa que las produce (algunos expertos sugieren que pueden deberse a virus, bacterias, problemas inmunológicos), el estrés es un factor de riesgo ya que al bajar las defensas, incrementa las probabilidades de que aparezcan. Las aftas no son contagiosas y para aliviar la molestia, los anestésicos tópicos pueden ser de utilidad. También conviene evitar los alimentos calientes, picantes y con contenido ácido (como cítricos) mientras permanecen para disminuir la irritación. Uno de los factores que hace posible la aparición de las llagas es el estrés, aunque no debemos olvidar otras causas como, por ejemplo, la fiebre o las quemaduras provocadas por el sol. Herpes labial El herpes labial es una o varias pequeñas ampollitas con líquido amarillento clarito dentro, que suelen aparecer en alguna de las comisuras de los labios o alrededor de ellos, producidas por el virus del herpes simple. Suelen ser muy molestas, producen picazón y ardor. El herpes labial no es una enfermedad grave pero si causa bastantes molestias, mientras que la infección remitirá de forma natural pasados unos días (espontáneamente a los 10 o 14 días), aunque existen medicamentos antivirales para acelerar el proceso de curación y aliviar los síntomas. Bruxismo El bruximo denominado popularmente rechinar los dientes, es el hábito que tienen algunas personas de apretar y rechinar los dientes de arriba y de abajo sobre todo mientras duermen. Es una de las principales consecuencias del estrés ya que al estar estresado el individuo duerme tensionado. Puede derivar en dolores de cabeza, contracturas, molestias en la columna y dolores en las articulaciones de la mandíbula, además del desgaste de las piezas dentales. El tratamiento del bruxismo consiste en la colocación de un aparato para evitar el contacto la fricción entre de los dientes durante la noche. Para evitar que el estrés produzca problemas en la salud bucal, se recomienda tener buenos hábitos de higiene bucal, mantener una dieta saludable y visitar regularmente al odontólogo. Enfermedad de las encías El estrés puede traer como consecuencia un incremento de la placa y mayor riesgo de gingivitis y sangrado de encías. Caries y mal aliento El estrés es una de las causas de caries luego de la mala higiene bucal, ya que éste incrementa la acidez de la saliva y disminuye la cantidad de ella, lo que afecta directamente al esmalte que protege a los dientes. Además es frecuente que a causa del estrés y del malestar que este produce, uno descuide sus hábitos de higiene, no se cepille con tanta asiduidad, no use hilo dental, no visite al dentista con regularidad y tenga una alimentación menos saludable todo lo cual finalmente desemboca en problemas bucales, mal aliento, placa y caries. Toca hablar de las enfermedades periodontales como otra de las consecuencias de padecer estrés y es que tanto las encías como el resto de tejidos periodontales se verán afectados por esta situación emocional.  En este sentido hay que destacar que el tratamiento para frenar esta enfermedad no será tan efectivo en personas que padecen estrés o depresión si lo comparamos con el resto de pacientes. ¿Por qué razón? Se cree que el manejo de recursos para controlar la ansiedad repercute directamente en la salud de nuestras encías así como también no debemos obviar que las personas que padecen un cuadro ansioso o depresivo tienden a descuidar la rutina relacionada con la higiene bucodental, que supone la principal técnica para evitar y solucionar problemas de carácter periodontal. Es evidente que la ansiedad tiene una incidencia destacada en la salud de nuestra boca y si a ello le unimos que este cuadro no afectará en numerosos campos queda clara la importancia de solucionar esta situación. Aprender a manejar el estrés es clave, en algunas ocasiones es posible que uno se sienta incapacitado para ello y, en estos casos, hay que destacar la figura del psicólogo para conseguir encauzar esta situación. Una vez más hemos demostrado que la salud física o general está directamente relacionada con el estado de nuestra boca, siendo este un factor que debemos tener muy en cuenta a la hora de cuidar nuestros dientes.

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Los 10 problemas dentales más frecuentes

Para un espacio relativamente pequeño, la boca tiene un mucho que hacer, la salud-sabio. Como la Clínica dental SanCal algo encantadoramente lo pone, el besador está lleno de bacterias, la mayoría inofensivas, pero quedó solo ellos son capaces de causar problemas reales en su bienestar bucal general. La mayoría de nosotros sabemos que la Asociación Dental Americana recomienda cepillarse los dientes dos veces al día a fondo, y muchos de nosotros han rogado por nuestros higienistas dentales utilizar el hilo dental en realidad. Sin embargo, no mucha gente sabe que un raspado de la lengua por la mañana es una gran parte de la salud oral en general también. ¿Qué más se puede hacer y lo que debe ser en la búsqueda de? A continuación se muestra una lista de 10 de los problemas dentales más comunes y (cuando sea posible) la forma de evitarlos. 1 – Probablemente el más obvio: el mal aliento. La fuente principal del mal aliento (o halitosis) es la lengua. ¿Por qué? Las capas de bacterias pueden quedar incrustado en él, dando lugar a compuestos volátiles de azufre malolientes. Enumeramos las posibles causas de mal aliento: sequedad en la boca (que se produce de forma natural durante el sueño, pero también puede ser causada por una afección glandular) ciertos alimentos, como cebolla o ajo goteo post nasal, que causa el mal aliento porque las bacterias se sienten atraídos por el moco y la flema resultante. 2 – Algo menos frecuente, pero sigue siendo una enfermedad frecuente: llagas en la boca. por lo general hay dos tipos de ellos: Las aftas y herpes. Las aftas no son virus, basan y deben a todo, desde el estrés a un viejo y simple predilección hereditaria. La mayoría de la gente deja que sigan su curso, que tiene normalmente unos 12 días, pero los enfermos crónicos pueden tener ellos tratados con un láser, que todavía es un tratamiento relativamente nuevo, y tarda unos 15 minutos. Otro tratamiento para tales úlceras es una dosis dos veces al día de L-Lisina cuando hay llagas presentes y reduciéndolo a una vez al día cuando están en estado latente. El segundo tipo de dolor, herpes, es contagiosa y basados ​​en virus (a través del contacto directo, como besar o compartir cosas como recipientes para beber). Un brote suele implicar lesiones de la piel alrededor de la boca y los labios y pequeñas ampollas y si bien no hay cura, el herpes oral puede tratarse con cremas y pastillas antivirales. 3 – Las caries. Otra causada por bacterias en la boca que se quedan solas y le da tiempo a causar daño. Dicha fiesta de bacterias son azúcar y almidón remanente dejado en y entre los dientes. Después de comer estos carbohidratos, segregan un producto de desecho de ácido. Este ácido se disuelve el esmalte de los dientes. Las bacterias entonces entran y viven en los espacios abandonados en los dientes, y son más difíciles de alcanzar a través de cepillado y uso de hilo dental. La clave para la prevención? La buena higiene oral es la mejor opción. 4 – Enfermedad de las encías, generalmente causada por tres factores: la higiene mala oral fumar susceptibilidad genética. De acuerdo con el National Institutes of Health ( NIH), quien sufre la enfermedad de las encías no suele mostrar síntomas hasta los 30-40 años, aunque los adolescentes pueden tener gingivitis, que es la forma más leve de la enfermedad. La periodontitis es la forma más grave de la enfermedad de las encías y, puede suponer un mayor riesgo, ataque al corazón o un derrame cerebral. ¿Cómo? Las bacterias pueden ser inhaladas o entran en la sangre a través de las encías, con el tiempo afecta al corazón y a los pulmones. Los síntomas de la enfermedad de las encías incluyen cosas como el mal aliento constante, encías inflamadas o sangrantes y dientes flojos o sensibles. El NIH informa que el tratamiento a menudo incluye una limpieza profunda o curetaje y raspado del sarro de debajo la línea de las encías, los antibióticos recetados, enjuagues bucales o geles, y cirugía. Atención a partir de ahora. 5 – La sensibilidad dental puede ser un verdadero problema. La principal causa es la se exposición de las superficies radiculares. Si las encías se retraen un poco – 1 o 2 milímetros – la raíz del diente puede estar expuesta de forma permanente. La superficie de la raíz es muy porosa y permitir pasar fluidos y aire, que estimulan indirectamente el nervio del interior del diente. Otras posibles causas son la exposición a calor o frío, la sensibilidad a la acidez o dientes fracturados. Si sus dientes le están causando dolor real, debe acudir a consultarselo a la Dra. Sánchez, para averiguar lo que está pasando. Pida su cita!!

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