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Mal sabor de boca: ¿qué solución tiene?

Alguna vez te has despertado y has sentido un sabor extraño en tu boca? ¿O has tenido esta sensación tras comer un determinado alimento?Si éste ha sido tu caso, no debes preocuparte. El mal sabor de boca ocasional es un episodio de lo más común entre la población, y no reviste gravedad alguna. De hecho, su incidencia remite tras un cepillado dental. Sin embargo, la situación es distinta cuando este mal regusto se convierte en un episodio recurrente. En el presente artículo te contaremos cuáles pueden ser sus posibles causas y qué solución puedes poner ante esta situación.   ¿Por qué tengo mal sabor de boca? Diversos estudios han demostrado que el 30% de la población se queja de padecer mal sabor de boca. Y es que, como ya hemos comentado, tener esta sensación de manera puntual es perfectamente normal -especialmente al despertar, por ejemplo-. Sin embargo, estaremos ante un caso diferente cuando la persona perciba un sabor amargo en la boca -otras personas pueden describirlo como metálico- de manera continua. El mal sabor de boca tiene un origen muy diverso: bien puede ser un síntoma de una higiene oral deficiente o, por el contrario, un indicador de una enfermedad gástrica o sistémica que todavía no ha sido diagnosticada debidamente. A continuación, te contamos cuáles son las causas más comunes del mal sabor de boca. Malas rutinas de higiene bucodental Los especialistas inciden en la importancia de mantener unas rutinas rigurosas de higiene bucodental. Sólo mediante un buen cepillado y el uso de otros elementos de higiene complementaria –hilo dental, cepillos interproximales o irrigador bucal- seremos capaces de eliminar de manera eficaz los restos de comida y la placa bacteriana. Si, por el contrario, no prestamos atención a estas rutinas de higiene oral, las bacterias presentes en la cavidad oral tienden a acumularse entre los dientes y a lo largo de la línea de la encía. La acumulación de placa bacteriana tiene dos consecuencias fundamentales: Supone una inflamación de las encías, provocando la afección de enfermedades periodontales -gingivitis o periodontitis-. En caso de no ser retirada de manera debida, el cúmulo de placa da lugar a la formación de sarro y daña el esmalte dental. Por este motivo, favorece la aparición de caries   CARIES DENTAL Estas dos consecuencias pueden entenderse también como causas de un mal sabor de boca: aquellas personas que padecen enfermedades periodontales o sufren la incidencia de una caries extensa sin tratar -que ha podido derivar en un proceso infeccioso- suelen aquejar regusto desagradable. La xerostomía: una de las causas de la halitosis La saliva juega un papel fundamental en nuestra cavidad oral: nos ayuda a mantener nuestra boca hidratada, y colabora en la eliminación de bacterias y restos de comida. El conocido como Síndrome de la boca seca -o xerostomía- es otra de las causas de la halitosis. Aquellas personas que padecen xerostomía -es decir, que segregan niveles de saliva inferiores a los habituales- presentan un mayor cúmulo de bacterias en la cavidad oral. Esta acumulación puede derivar en un mal sabor de boca constante. ¿Los alimentos influyen en el mal aliento? Nuestra dieta también tiene cierta influencia en nuestra percepción de un mal sabor de boca. Aspectos como una dieta poco equilibrada, así como ciertos déficits nutricionales -falta de zinc o de vitamina B12.- pueden influir de igual manera en tu aliento. ¿Qué otras patologías bucales pueden influir en el mal sabor de boca? Además de las citadas anteriormente -enfermedades periodontales, procesos infecciosos derivados de lesiones cariosas-, debes tener en cuenta otras afecciones bucales que pueden tener repercusión en tu percepción un regusto desagradable. En primer lugar, las úlceras en la cavidad oral pueden ser las responsables de tu mal sabor de boca. Por otro lado, la candidiasis oral también puede incidir en el mismo. La candidiasis es un proceso infeccioso provocado por la presencia descontrolada del hongo candida en la boca. Se manifiesta en forma de manchas blancas, generalmente en la superficie de la lengua y en las encías. CANDIDIASIS ORAL   Su incidencia es especialmente notable en bebés y en adultos de edad más avanzada. Sin embargo, es susceptible de afectar a cualquier persona que presente una debilitación del sistema inmunitario. La candidiasis oral es otra de las posibles causas del mal sabor de boca. Pero, además, otras afecciones extrabucales pueden influir en tu percepción de un mal regusto. Mal sabor de boca durante el embarazo En las mujeres, es frecuente sentir un sabor de boca desagradable debido a fuertes cambios hormonales asociados a un incremento de la segregación de estrógenos. Éstos se hacen especialmente notables durante la menstruación o el embarazo. Además, a estos cambios hormonales se le debe unir los episodios de náuseas y vómitos, lo cual también colabora notablemente a tener un regusto desagradable en la boca. ¿La digestión influye en el sabor de boca? Una correcta digestión también influye de manera positiva en nuestro sabor de boca. Una persona que no la realiza de la manera debida puede aquejar distintas molestias tales como náuseas, acidez o reflujos gástricos. Todos estos síntomas provocan, a su vez, un regusto poco agradable en la persona que los padecen. Los problemas de digestión son especialmente comunes en personas con sobrepeso o que no mantienen una dieta equilibrada. El mal sabor de boca como indicador de otras patologías En muchas ocasiones, el mal sabor de boca es un síntoma de otras patologías que no afectan directamente a la cavidad oral: La sinusitis consiste en la inflamación de los senos paranasales que provoca, a su vez, molestias y dificultades para respirar. El cúmulo de mucosidad en la garganta a causa de este proceso infeccioso provoca un desagradable sabor amargo en la boca. Las enfermedades hepáticas -hepatitis o cirrosis, por ejemplo- tienen numerosos síntomas, tales como dolores estomacales, sensación de fatiga constante, mareos o mal sabor de boca entre otros. Otras enfermedades sistémicas tales como los procesos gripales, la diabetes o el cáncer se encuentran entre las patologías más comunes que influyen en nuestra percepción de un regusto desagradable. En episodios de ansiedad, es habitual que las personas segreguen menos cantidad de saliva. Esta sequedad bucal provoca, a su vez, un sabor amargo. Los medicamentos: ¿un mal aliado para nuestro aliento? En muchas ocasiones, el mal

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Mal aliento: ¿cuáles son sus causas y cómo combatirlo?

El aliento o aire que expulsamos por la boca al respirar varía de una persona a otra. Aunque cada uno de nosotros puede padecer cierto grado de halitosis de manera ocasional, hay quienes lo sufren durante todo el tiempo. A pesar de que hay personas que no son conscientes de tener mal aliento, la mayoría de las veces somos nosotros mismos los que nos damos cuenta de que padecemos halitosis. Sin embargo, es frecuente que los adultos que lo sufren crean estar únicamente ante un problema social, que disminuye la autoestima y genera dificultades en las relaciones sociales. Por ese motivo, no se atreven a hablar de él y les cuesta incluso pedir ayuda profesional, lo que dificulta la manera de combatirlo. Si bien es cierto que este olor desagradable puede estar motivado por razones muy diversas, lo más habitual es que tenga su origen en una mala higiene de la zona de la boca o en determinadas enfermedades de dientes o encías. Causas de la halitosis En este punto, podemos distinguir dos tipos de halitosis: oral (tiene su origen en la cavidad oral) y extraoral (nace en otro punto de nuestro cuerpo). La primera, que está relacionada con una mala higiene o con problemas bucodentales, es la causante del 90% de los casos de mal aliento. La segunda corresponde únicamente al 10% de los casos y en algunas ocasiones puede ser incluso una manifestación de una determinada patología.   En el 90% de los casos, el mal aliento se origina en la cavidad oral. Solamente en el 10% de los casos, la halitosis procede de otras partes del organismo Causas orales Las causas orales del mal aliento son las siguientes: Acumulación de restos de comida Si no nos cepillamos los dientes después de la comida, se acumulan los restos de comida en la cavidad oral y, con ello, aparecen bacterias en la boca, lengua o dientes Enfermedades periodontales Tanto la gingivitis como la periodontitis pueden causar mal aliento, además de otras complicaciones como retracción de encías, inflamación gingival, sangrado, pérdida de hueso y, por tanto, caída de la pieza dental afectada Absceso dental Es la acumulación de pus debido a una infección Caries Se considera el segundo trastorno de salud más común después del resfriado Uso de prótesis o aparatos de ortodoncia Tanto la placa como los residuos de alimentos se pueden acumular en todo tipo de dentaduras o aparatos que llevemos en la boca. Por esta razón, es imprescindiblelimpiarlos y cepillarse bien los dientes después de cada comida LAVAR LAS PRÓTESIS Y APARATOS DE ORTODONCIA Boca seca (xerostomía) La escasa salivación provocada por la xerostomía fomenta el crecimiento incontrolado de bacterias. Dado que la saliva favorece la limpieza y ayuda a eliminar los malos olores, hay que tener en cuenta que algunas circunstancias o situaciones provocan una menor salivación Ejemplos de esto pueden ser la respiración bucal, el consumo de determinados medicamentos –como antidepresivos-, enfermedades de las glándulas salivales, etc. Para estimular la producción de saliva se recomienda mascar chicle, beber mucho líquido (agua preferiblemente) o masticar bien la comida Faringitis Es la inflamación de la faringe, en la parte posterior de la garganta Consumo elevado de café, alcohol y tabaco Además de estas razones, se pueden subrayar otras situaciones en las que todas las personas podemos producir mal aliento ocasional o repentino. Esto puede ocurrir, entre otros momentos, cuando comemos determinados alimentos como ajo o cebolla crudos, por las mañanas al levantarnos de la cama, después de hacer deporte o de haber hablado durante horas. Sin embargo, este olor desagradable es puntual y desaparece en cuanto nos enjuagamos o después del cepillado.   ALCOHOL, CAFÉ Y TABACO PROVOCAN MAL ALIENTO Causas no orales o extraorales Las causas extraorales del mal aliento son las siguientes: Problemas en el tracto digestivo Puede ser por obstrucción intestinal –en este tipo de casos es característico que el aliento huela a heces- o infecciones en el estómago, por ejemplo Enfermedades sistémicas La halitosis puede manifestar la existencia de determinadas afecciones más o menos graves como pueden ser la diabetes mellitus, las enfermedades pulmonares, renales o hepáticas así como los problemas gastrointestinales Infecciones en la zona de la nariz como consecuencia de un virus o bacteria Ejemplos de estas infecciones pueden ser la sinusitis -inflamación de los senos paranasales- o la rinitis -inflamación de la mucosa nasal- Extrema tu higiene Si después de haber extremado tu higiene bucodental, no has eliminado el mal aliento acude a tu dentista Remedios para quitar la halitosis En función del motivo que provoque el mal olor, será necesario consultar con un especialista médico u otro. Por ejemplo, si nos encontramos ante una causa de origen oral, como sucede en el 90% de los casos, debemos buscar la solución en nuestro dentista de confianza. Debido a que muchas personas padecen halitosis debido a una falta de higiene bucodental, te damos una serie de remedios para combatir la halitosis. Cepíllate los dientes después de cada comida Una vez que nos hemos cepillado los dientes, debemos utilizar seda dental -para los espacios interdentales pequeños- o cepillos interproximales -para los espacios más grandes-, un limpiador lingual y enjuague bucal. Existe mucha variedad de productos y marcas comerciales, por lo que lo ideal es probar cuál te gusta más, así como pedir consejo a la Dra. Sánchez.   CEPILLADO DEBE INCLUIR SEDA, RASCADOR LINGUAL Y ENJUAGUE Acude periódicamente a la consulta del dentista Lo ideal es que visitemos la consulta del dentista dos veces al año, es decir, cada seis meses. De esta manera, el odontólogo podría advertir la existencia de una enfermedad periodontal, o cualquier otro tipo de afección oral, de manera temprana. Y, con ello, podría establecer, en el caso de que fuera necesario, un tratamiento lo antes posible para que el pronóstico fuera más favorable. Visita regularmente al higienista Nuestra recomendación es que acudas a realizarte una limpieza bucodental una o dos veces al año. Dado que la periodicidad depende de cada caso concreto, el higienista es el profesional que podrá determinar la frecuencia con la que debes someterte a la limpieza. Dicho profesional eliminará la placa que haya en tu boca y, de esta manera, evitará el desarrollo de bacterias que provocan caries o enfermedad periodontal. Si te han parecido demasiadas las veces que te hemos recomendado acudir al dentista e higienista, puedes intentar que ambas visitas coincidan. Por ejemplo, en nuestra clínica dental, la higiene es muy completa. Tiene una duración de 50 minutos e incluye una revisión en la que el odontólogo revisa el

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Los tres peores efectos del tabaco en tu salud bucodental

Los daños que provoca el tabaco en nuestra salud bucodental van mucho más allá de la halitosis -mal aliento-, el color amarillo o las características manchas que aparecen en los dientes de las personas fumadoras. De hecho, los mayores peligros derivados tabaquismo no se pueden apreciar a simple vista. El consumo de tabaco complica la respuesta de nuestro cuerpo a las enfermedades periodontales, puede intervenir en el fracaso de los implantes dentales y aumenta la predisposición a padecer cáncer de boca. No hay que olvidar que la boca funciona como puerta de entrada del humo del tabaco–y de todos sus nocivos componentes- a nuestro organismo. Por ello, muchos de sus efectos negativos se concentran en esta parte del cuerpo. El cáncer de boca es probablemente el peor de los efectos asociados al tabaco. Peor respuesta ante enfermedades periodontales Las enfermedades periodontales (gingivitis y periodontitis) son aquellas patologías que afectan a los tejidos que sirven de soporte del diente –encías, hueso…- y están causadas por bacterias. Es decir, son infecciones que se producen por la acumulación progresiva de sarro debajo de las encías. Mientras que la gingivitis es la versión más moderada de la enfermedad, la periodontitis es la más agresiva y se produce cuando no se ha tratado correctamente la gingivitis. Por ello, lo que primero empieza manifestándose como inflamación y/o sangrado de encías deriva en una pérdida progresiva de hueso. Esto conlleva, irremediablemente, la pérdida de dientes, ya que éstos pierden el soporte en el que se sustentaban.   ESTADOS DE LA ENFERMEDAD PERIODONTAL Una vez clarificado qué son las enfermedades periodontales, debemos tener en cuenta que el tabaco disminuye el riego sanguíneo y contribuye a la disminución de las defensas en las encías. Esto dificulta nuestra respuesta al ataque de las bacterias causantes de la gingivitis y la periodontitis que se acumulan en la zona. Una vez alojadas en la encía, apenas encuentran resistencia para empezar a destruir los tejidos de soporte del diente. Sin embargo, el tabaquismo no solamente permite a la enfermedad periodontal avanzar más rápido, sino que además complica el diagnóstico ya que enmascara las señales de alarma. Esto se debe a que los las personas fumadoras presentan menor sangrado de encías e inflamación que las no fumadoras. Al ser la periodontitis una enfermedad crónica que no se detiene sin un tratamiento adecuado, el retraso en el diagnóstico conlleva una respuesta tardía al problema. Una vez que a la persona se le ha detectado el problema y comienza con el tratamiento, lo más adecuado es dejar de fumar, ya que la respuesta a dicho tratamiento también es peor en fumadores.   FUMAR PERJUDICA LA SALUD DE LA BOCA Fracaso de implantes dentales Dado que hay una gran cantidad de pacientes fumadores que se someten a una cirugía de implantes dentales con éxito, no se puede afirmar que el hábito de fumar conlleve necesariamente el fracaso en el tratamiento. Sin embargo, este factor aumenta el riesgo de experimentar complicaciones a lo largo del tratamiento. De hecho, hay diversos estudios que indican unas tasas de éxito más bajas en pacientes fumadores. En primer lugar, es necesario considerar que por sencilla y poco invasiva que sea la colocación de implantes, toda cirugía requiere una mínima incisión. Esta herida producida durante la intervención necesita, a su vez, un periodo de cicatrización que tiende a alargarse en pacientes fumadores debido a la disminución de sus defensas y riego sanguíneo. Por otro lado, la disminución de las defensas también aumenta el riesgo de padecer infecciones en la herida que compliquen el postoperatorio.   TABAQUISMO DIFICULTA LA OSTEOINTEGRACIÓN Dicho esto, debemos señalar que el tabaquismo no solamente reduce las posibilidades de éxito de los implantes en las fases iniciales, sino también a medio y largo plazo. Los nocivos componentes que se encuentran en el humo dañan directamente los huesos maxilares, lo que dificulta la osteointegración –proceso mediante el cual el implante se une al hueso- y disminuye la vida media de los implantes. Dados los efectos del tabaquismo en los implantes dentales, lo más recomendable es dejar de fumar unas semanas antes de comenzar el tratamiento. Mayor predisposición al cáncer de boca El cáncer de boca es probablemente el peor de los peligros asociados al tabaquismo. Aunque en la aparición de esta enfermedad hay una serie de factores de riesgo -sexo o edad- que no podemos controlar hay otros que sí están en nuestra mano. Por ejemplo, el tabaco juega un papel especialmente importante en el desarrollo del cáncer oral. Tal y como apunta la Asociación Española contra el Cáncer, el humo está compuesto por 4.000 sustancias diferentes, 69 de las cuales son cancerígenas.   SUSTANCIAS CANCERÍGENAS EN EL HUMO En lo que respecta a personas fumadoras, el riesgo de padecer cáncer de boca está relacionado con la cantidad de tabaco que se consuma y durante cuánto tiempo. Dado que hay otras muchas circunstancias sobre las que no tenemos control y que nos predisponen a padecer la enfermedad, una de las mejores medidas que están a nuestro alcance para prevenir el cáncer de boca es directamente no fumar. Cada año mueren en España alrededor de 50.000 personas por causas atribuibles al consumo de tabaco. A las muertes por cáncer hay que añadir las producidas por enfermedades cardiovasculares y pulmonares, por lo que dejar de fumar es la mejor elección para quienes quieren tener una mayor calidad y cantidad de vida.

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Sarro dental: ¿por qué se forma y cómo podemos eliminarlo?

El sarro dental no sólo amenaza la estética de nuestra boca, si no que su acumulación puede ser la causante de distintas afecciones bucales.En el presente artículo te informaremos de cuáles son las causas de su formación, de las consecuencias que puede tener para la salud oral y, por último, de los métodos permiten eliminarlo de forma eficaz de nuestros dientes y encías. ¿Qué es el sarro dental? El sarro dental -también conocido como cálculo o tártaro dental- es el resultado de la calcificación de la placa bacteriana en nuestros dientes y encías. Pero, ¿qué es la placa bacteriana y qué consecuencias tiene en nuestra salud dental? ¿Cómo se forma el sarro dental? La placa bacteriana -también conocida como biofilm dental- es una película transparente de un grosor muy fino sobre la cual se depositan las bacterias presentes en nuestra boca. Su presencia en nuestra cavidad oral se remite a edades muy tempranas, y su formación es inevitable cada vez que realizamos la ingesta de algún alimento o bebida. Para eliminar la placa bacteriana, los especialistas insisten en la importancia de tener unas buenas rutinas de higiene oral. En caso de no erradicar el cúmulo de placa de nuestros dientes y encías de una manera efectiva, ésta se calcifica y se produce la formación de sarro. De color amarillento y, en casos de acumulación más severos, marrón, el sarro es una sustancia más dura y difícil de eliminar que la placa bacteriana. Además, su superficie es más rugosa que la de los dientes. Por este motivo, su formación favorece la adhesión de placa y acelera, por tanto, el proceso de acumulación de la misma en nuestros dientes y encías.   SARRO DENTAL Podemos distinguir dos tipos de sarro en función de la zona en la que se ha acumulado: Hablaremos de sarro supragingival cuando su presencia se limite a la superficie de los dientes y de las encías de nuestra cavidad bucal. Por el contrario, nos referiremos a sarro subgingival cuando éste se acumule por debajo de la línea de la encía, formando bolsas periodontales. El sarro subgingival no es tan fácil de percibir como el primero, y su acumulación tiene un riesgo elevado para la salud de nuestra boca. ¿Qué consecuencias tiene el sarro dental en nuestra salud dental? En primer lugar, la existencia de sarro en nuestra boca tiene una evidente consecuencia estética: su presencia en nuestros dientes y encías afecta negativamente al blanco de nuestra sonrisa. Pero, además, la acumulación de sarro es la responsable de dos de las afecciones dentales más comunes: las enfermedades periodontales y la formación de caries. Las enfermedades pgingivitis, periodontitiseriodontales son un conjunto de enfermedades infecciosas provocadas por bacterias presentes en nuestra boca -las bacterias periodontales-. Las enfermedades periodontales se pueden dividir en dos grandes grupos: gingivitis y periodontitis. La diferencia fundamental es que la gingivitis es una enfermedad que afecta principalmente a los tejidos blandos -a la encía, provocando inflamación de la misma-. Sin embargo, la periodontitis cursa con una inflamación y sangrado de la encía y culmina con una pérdida de inserción. Es decir, la pérdida del hueso que soporta nuestros dientes. Por otra parte, la caries es una afección que supone el daño del esmalte de nuestros dientes provocada por la acción de las bacterias que se acumulan en la placa.     CARIES En un estado inicial, la caries afecta exclusivamente al esmalte dental. En caso de no ser tratada a tiempo, puede llegar a dañar el nervio dental e incluso provocar la pérdida de la pieza dental en caso de caries muy avanzadas. Por último, el sarro tiene una última consecuencia en nuestra salud oral: el mal aliento-también conocido como halitosis-. ¿Cómo se puede eliminar el sarro? A diferencia de la placa bacteriana, el sarro no se puede eliminar con el cepillado dental. Para ello, deberemos acudir a una clínica dental dental para que lleve a cabo una profilaxis un profesional cualificado. ¿Qué es una profilaxis? Por muy bien que nos cepillemos los dientes tras cada comida y hagamos uso de la seda dental, siempre quedan pequeños restos de placa que, de manera paulatina, se van acumulando y evolucionan en la formación de sarro. También conocida como higiene dental profesional, la profilaxis es un tratamiento que consiste en la eliminación de las bacterias que se acumulan en nuestros dientes y encías. El procedimiento de la profilaxis es muy sencillo: En primer lugar, hacemos uso de la punta de ultrasonidos para eliminar los depósitos de cálculo. Gracias a la emisión de una vibración y al uso del agua a presión, vamos eliminando el sarro acumulado en nuestros dientes y encías. Posteriormente, emplearemos la seda dental. Pasándola por todas las superficies de los dientes, nos aseguramos de que no quedan restos de sarro en nuestra boca.   PUNTA DE ULTRASONIDOS Se trata de un proceso indoloro para el paciente. Su única contraindicación es la aparición de cierta sensibilidad dental tras la cita, que remitirá en unos días. En el caso de que el sarro se acumule también debajo de la línea de la encía -sarro subgingival- y el paciente padezca periodontitis, tendremos que llevar a cabo un raspado y alisado radicular. ¿Qué es un curetaje dental? El curetaje -también conocido como raspado y alisado radicular-, es un procedimiento que se realiza en clínica para el tratamiento de la periodontitis. Te interesará »  Dientes incluidos, retenidos o impactados y su tratamiento Consiste en el desbridamiento de todas las bacterias causantes de la enfermedad periodontal, el acúmulo de sarro y placa que se encuentra tanto por encima como por debajo de la línea de la encía. Se realiza mediante un procedimiento de limpieza con ultrasonidos y, a continuación, con el uso de unas curetas -instrumentos manuales que nos permiten desbridar por debajo de las encías de una manera más detallada y en profundidad-. El curetaje dental está indicado en aquellos pacientes que presentan periodontitis. Durante el procedimiento el paciente no sufre ningún tipo de molestia: se encuentra completamente anestesiado. Tras el tratamiento puede sentir algún dolor leve o moderado que podrá solventar mediante la ingesta de antiinflamatorios. Además, es habitual sentir cierto aumento de la sensibilidad dental -al igual que en los procedimientos de profilaxis- que remitirán de forma progresiva. Mientras tanto,

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¿Qué es la pericoronaritis?

La erupción de los dientes viene acompañada generalmente de molestias bucales que, en algunos casos, pueden derivar en procesos infecciosos tales como la pericoronaritis.En el presente artículo te contaremos en qué consiste esta afección, cuáles son sus causas y qué tratamiento es el idóneo para atajar sus molestias.   ¿Qué es la pericoronaritis? También conocida como pericoronitis, la pericoronaritis es la infección de los tejidos blandos que rodean un diente cuando éste, en su proceso eruptivo, queda parcialmente cubierto por los mismos. Este proceso infeccioso suele desarrollarse generalmente durante la erupción de las muelas del juicio –cordales-, aunque también puede ser habitual también en niños de edad temprana con la erupción del primer molar. Por este motivo podemos afirmar que es más común entre personas, sin distinción de sexo –afecta por igual a hombres y mujeres- con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años. ¿A qué se debe la pericoronaritis? La pericoronaritis es una inflamación aguda de parte de la encía que se supone especialmente común si se reúnen una serie de circunstancias: Es más frecuente en aquellos casos en los que la erupción no se puede dar de manera habitual. Es decir, cuando la misma se ve dificultada por la falta de espacio en las arcadas dentales y la pieza dental queda parcialmente cubierta por el tejido periodontal. En este caso, el proceso infeccioso se ve favorecido por la inserción de bacterias entre la corona del molar y la encía que lo recubre de manera parcial. Las condiciones de calor y humedad suponen que sea el hábitat más favorable para la proliferación de colonias de las mismas.   PERICORONARITIS EN EL TERCER MOLAR Síntomas de la pericoronaritis La pericoronaritis presenta una serie de síntomas que se van manifestando de manera gradual. Generalmente, se inicia con cierto dolor en la mandíbula que, progresivamente, puede ir irradiando a otras partes del cuerpo. Sin embargo, este proceso infeccioso no se manifiesta únicamente en forma de molestias, sino que presenta un amplio abanico de signos: Inflamación y rojez del tejido blando –encía- que cubre la parte no visible de la corona del molar. Infección de la zona adyacente al diente que está erupcionando. Una de las manifestaciones más claras de la existencia de una infección en la cavidad oral es el mal olor del aliento –halitosis-. Dolor, en un inicio localizado en la articulación temporomandibular que puede irradiar, posteriormente, a otros órganos como, por ejemplo, el oído.  Este dolor puede generar molestias tanto en el habla como a la hora de masticar, tragar o abrir la boca con normalidad. En algunos casos, estos episodios de dolor pueden venir acompañados de una sensación de malestar general, siendo comunes los estados febriles –propios de una infección-.   ESTADO FEBRIL CAUSADO POR PERICORONITIS En algunas ocasiones, la pericoronaritis puede generar complicaciones mayores tales como: Extensión de la inflamación a los ganglios localizados en la parte inferior de la mandíbula. En los casos más severos, resulta posible la formación de un absceso, tanto en la zona próxima al diente en erupción como en el área superior de la garganta –faringe-. A largo plazo, la pericoronaritis puede derivar en diversas problemáticas tales como enfermedades periodontales –gingivitis y periodontitis-, problemas de garganta –faringitis, amigdalitis- o problemas digestivos. Tratamiento de la pericoronaritis Ante la sospecha de estar padeciendo los síntomas típicos –anteriormente descritos- de esta afección, lo ideal es realizar una visita a la consulta del especialista. El odontólogo valorará el caso y determinará el grado de inflamación de las encías y la gravedad de la infección. De esta manera, establecerá un tratamiento idóneo para el caso. Generalmente, esta valoración irá acompañada de una limpieza profesional y drenaje de la zona afectada. De esta forma, nos aseguraremos de que esta parte de la boca queda limpia de restos de comida que, en un futuro, puedan empeorar el diagnóstico o generar nuevas infecciones. Por su parte, el paciente deberá extremar las precauciones de higiene oral: un cepillado exhaustivo pero cuidadoso después de cada comida así como la realización de enjuagues con colutorios que contengan clorhexidina o soluciones salinas, son esenciales para bajar la inflamación de la zona. En casos más agudos, el especialista podrá pautar la ingesta de antibióticos o antiinflamatorios, así como de analgésicos para paliar las molestias derivadas de la pericoronaritis. Una vez ha mejorado la inflamación o ha remitido la infección de la zona, el odontólogo valorará la necesidad de eliminar el tejido que cubre de forma parcial la muela en erupción. Se trata de una cirugía menor, muy sencilla, que previene de futuras infecciones y erradica el riesgo de padecer traumatismos en las encías con otras piezas dentales. Por último, en aquellos casos en los que los molares no pueden erupcionar sin complicaciones debidas a la falta de espacio, estará recomendada su extracción. EXODONCIA DEL TERCER MOLAR De esta manera, se evitarán futuras complicaciones de tales como infecciones o problemas de maloclusión derivados de su erupción. ¿Se puede prevenir la pericoronaritis? Aquellas personas que posean un alto índice de placa bacteriana son más susceptibles de sufrir este tipo de proceso infeccioso. Por ello, los especialistas insisten en la importancia de la minuciosidad de nuestras rutinas de higiene oral. De esta manera, eliminaremos de manera eficaz los restos de comida que se alojan en nuestros dientes y encías y evitaremos la afección de la pericoronaritis. La pericoronaritis es un proceso infeccioso que, en caso de no ser tratado, puede derivar en abscesos u otras afecciones tales como enfermedades periodontales. Además, el dolor inicialmente localizado en la boca puede irradiar en otras partes del cuerpo como, por ejemplo, el oído. Por ello, te recomendamos que, ante la presencia de los síntomas anteriormente descritos en el momento de erupción de un molar, acudas al especialista para que sea éste quien valore tu caso y determine si existe o no un proceso de infección. En caso de que tengas alguna duda al respecto o quieras concertar una cita con nuestros especialistas, te invitamos a ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra página web, o bien llamando al 91 599 64 39.

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Beneficios de la irrigación bucal

La irrigación bucal es una técnica poco usada pero muy recomendada para conseguir una higiene bucodental completa. Pero, ¿En qué consiste? ¿Qué beneficios aporta a mi sonrisa? El irrigador bucal puede ser un gran aliado para mantener una buena salud bucodental. Se trata de un aparato que aplica un chorro de agua a presión. Su uso es como complemento del cepillado. ¿En qué casos es más recomendado el uso de un irrigador? Enfermedades periodontales. La irrigación puede ser clave para prevenir el desarrollo de la gingivitis y la periodontitis. Pacientes portadores de ortodoncia. Esta técnica es especialmente recomendada en pacientes con brackets, ya que consigue eliminar los restos de estos espacios difíciles. Pacientes con los dientes sensibles. En pacientes con sensibilidad dental, el uso de otros productos como el hilo dental puede ser doloroso. El irrigador evita el roce y el sangrado de las encías. Así, permite una limpieza eficaz sin dolor. El irrigador bucal permite eliminar los restos de comida y bacterias de los aparatos fijos, que tienden a crear zonas de retención de placa bacteriana. También puede llegar a aquellas zonas donde no alcanzan los filamentos de los cepillos. Hay diferentes tipos y modelos de irrigador bucal. En general la presión del agua se puede controlar, y muchos irrigadores son portátiles. También se puede regular el tipo de chorro para que sea recto o giratorio, en función del tipo de zona que nos interese limpiar. Los beneficios de la irrigación bucal Son muchos los beneficios de la irrigación bucal. Uno de los más inmediatos es que aporta frescor a la sonrisa. Esto nos ayuda a combatir el mal aliento o halitosis. Al llegar a partes mas profundas de la boca y limpiar parte de la lengua, removemos las bacterias relacionadas con la halitosis. La irrigación bucal también ayuda a eliminar las manchas de la superficie de los dientes. Esto permite recuperar un color más radiante y tener una sonrisa más bonita. Otra clave es la prevención de patologías bucodentales. La eliminación de placa bacteriana en espacios entre dientes y encías evita el sarro. Además, ayuda a prevenir el desarrollo de patologías como la gingivitis, así como infecciones e irritaciones en las encías. La gran ventaja de la irrigación bucal en comparación con otras técnicas es que permite una limpieza no invasiva en dientes que han sido sometidos a otros tratamientos. Por ejemplo, dientes con carillas y coronas dentales. El paciente puede realizar una limpieza en profundidad sin alterar los resultados de estos tratamientos. Para que la irrigación bucal tenga los efectos de prevención deseados, es importante realizar otros pasos previos como el cepillado. Lo más importante es cepillarse los dientes después de cada comida, con un cepillo de cerdas suaves y sin ejercer demasiada presión. Además del irrigador bucal, el enjuague también es un buen aliado para eliminar los restos de placa bacteriana entre dientes y encías.

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¿Cuál es el tratamiento para un flemón dental?

 El flemón o absceso dental es uno de los problemas bucales más comunes entre la población. De hecho, si has tenido la suerte de no padecerlo seguro que conoces a alguien que sí que lo ha sufrido. A pesar de la relativa frecuencia con la que se presenta, no deja de ser una de las afecciones más molestas y dolorosas para cualquier paciente. Dicho esto, ¿sabes cuáles son sus causas y qué debes hacer para evitar  que aparezca? ¿Qué es un flemón dental? Un flemón dental es una inflamación localizada en la encía producida por una infección bacteriana que se origina en un diente, accede a la pulpa y llega hasta su raíz. Cuando esto sucede, se forma un depósito de pus y se inflama el tejido blando de la zona. La importancia de eliminar la infección con un tratamiento odontológico adecuado reside en la capacidad de las bacterias de llegar hasta los huesos que soportan el diente. Lo más habitual es que el flemón tenga su origen en una caries no tratada, una periodontitis o un traumatismo. ¿Cuáles son sus causas? Las principales causas por las que puede aparecer un flemón son las siguientes: Caries no tratadas Enfermedad periodontal (periodontitis) Traumatismos que provocan la fractura del diente Para evitar la aparición de un absceso lo primero que debemos hacer es extremar nuestra higiene bucodental, lo que incluye el cepillado después de cada comida así como el uso de seda dental y enjuague. Además, es importante realizar visitas periódicas al dentista (una o dos veces al año) y estar atentos a cada señal que nos dé nuestra boca en forma de molestia o dolor. Ante cualquier indicio que tengamos, lo mejor es ser revisados por un profesional lo antes posible. Por ejemplo, es más sencillo y económico realizar un empaste que eliminar un flemón, ya que además de ser muy doloroso, suele conllevar un tratamiento farmacológico y una endodoncia.   COMO ES FLEMON DENTAL ¿Qué síntomas presenta un flemón? Aunque los síntomas pueden variar según la gravedad y el caso de cada persona, los más habituales son: Dolor intenso y punzante: normalmente aparece de forma repentina y puede manifestarse tanto en reposo como al morder o tocar la zona afectada Sensibilidad al ingerir bebidas o alimentos fríos o calientes Mal sabor de boca o halitosis Inflamación en la cara o las mejillas Malestar general Fiebre Dificultades al comer o abrir la boca ¿Qué tratamiento debo seguir? Si crees que tienes un flemón y padeces alguno de los síntomas anteriormente mencionados, lo más recomendable es que acudas a la consulta del odontólogo general lo antes posible. Te interesará »  Tengo infección de muela: ¿cómo la curo y qué complicaciones puede dar? Solamente de esta manera el profesional podrá determinar cuál es el origen del absceso y curar la infección mediante un tratamiento específico. De cualquier otra manera, no se eliminará definitivamente y volverá a aparecer reiteradamente. Lo más habitual es que el dentista actúe en dos fases para tratar el flemón: 1. En una primera consulta, el odontólogo receta antibióticos (para eliminar la infección) y antiinflamatorios (para quitar el dolor y la hinchazón) 2. En una segunda consulta, el dentista valora el efecto conseguido con el tratamiento pautado y determina si es necesario llevar a cabo un procedimiento adicional para tratar la causa que originó el flemón. En muchas ocasiones, es necesario realizar una endodoncia. Como puedes ver, el tratamiento para eliminar un flemón dental no es únicamente farmacológico sino que complementariamente se debe atacar la causa directa que provocó su aparición. Sin embargo, también es importante señalar que la infección debe haber remitido para cuando se realice dicho procedimiento adicional. Tratamiento para un flemón en la Clínica Dental SanCal Si necesitas tratamiento para un flemón dental puedes acudir a nuestra consulta para que valoremos tu caso. La Dra. Sánchez,  profesional especializada en Odontología General estudiará tu estado de salud bucodental y podrá poner solución al problema. Pide tu cita

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¿Sabes cuál es la enfermedad bucodental más común y cómo prevenirla?

Al igual que ocurre con otras partes de nuestro cuerpo, debemos proporcionar a la boca unos cuidados específicos con el objetivo de mantener unos dientes y encías sanos de por vida. Sin embargo, también es verdad que hay determinadas enfermedades que tienen una gran prevalencia entre la población y tienen más posibilidades que otras de aparecer en algún momento de nuestra vida. Este es el caso de la caries: no solamente es el problema bucodental más común, sino que además es la segunda enfermedad más habitual en España, por detrás del resfriado.   ¿Cuáles son las enfermedades bucodentales más comunes? 1. Caries Como acabamos de mencionar, de todas las enfermedades que comprometen nuestra salud en general, la caries es la segunda más común.  Se estima que afecta al 90% de la población mundial, por lo que es probable que la padezcas o hayas padecido. En la mayoría de ocasiones, la caries aparece en niños y adultos jóvenes, aunque puede desarrollarse a cualquier edad. El origen de la caries está en la destrucción de tejidos del diente, que tiene lugar como consecuencia de diferentes factores. Estos desencadenantes están relacionados fundamentalmente con los hábitos de higiene y nutrición: acumulación de placa bacteriana, consumo de azúcares y ácidos presentes en muchos alimentos y bebidas, higiene bucodental deficiente… Además, hay algunas personas que tienen mayor predisposición genética a padecer caries. Sin embargo, éste es un factor que influye en menor medida. De la misma manera que la enfermedad aparece de manera muy frecuente, el tratamiento para combatirla es sencillo: el empaste u obturación. Este procedimiento consiste en limpiar la cavidad del diente en el que se encuentra la caries para posteriormente rellenarla con composite. Dicho esto, es muy importante tratar la caries cuando muestra sus primeros síntomas: dolor o molestias en los dientes, especialmente al ingerir alimentos y bebidas dulces así como muy calientes o frías. Si la caries se deja avanzar, dañará más el diente y requerirá una endodoncia, que es un tratamiento más complejo que el empaste u obturación. Y, si no se trata, a la larga provoca la pérdida de dientes. No hay que olvidar que la caries es la primera causa de pérdida prematura de dientes en personas jóvenes. La caries es la enfermedad bucodental más común y la primera causa de pérdida prematura de dientes. 2. Gingivitis Al igual que en el caso de la caries, la higiene juega un papel fundamental en la aparición de la gingivitis. La gingivitis se caracteriza por la inflamación y el sangrado de las encías provocados por las bacterias que se desarrollan debido a la acumulación de placa bacteriana.     INFLAMACIÓN Y SANGRADO DE ENCÍAS Los síntomas que provoca esta enfermedad son, por tanto, muy claros. El sangrado que aparece durante el cepillado es la primera señal de alarma. Si te sucede, visita a tu dentista lo antes posible, ya que si la gingivitis es tratada a tiempo, es muy fácil de combatir. Su tratamiento consiste fundamentalmente en una limpieza bucodental profesional y en extremar las técnicas de higiene en casa. Sin embargo, si no se trata a tiempo, a la larga comienza a afectar al hueso y deriva en una periodontitis. Tal y como explicaremos en el punto siguiente, esta enfermedad bucodental es mucho más compleja. Como muestra de la prevalencia de la gingivitis entre la población, se estima que en España solamente el 14.8% de los adultos de entre 35 y 44 años tiene las encías sanas. Por su parte, el 59,8% tendría gingivitis y el 25,4% periodontitis. En individuos mayores de 65 años, el porcentaje de encías sanas es aún menor: 10,3%. El resto tiene una enfermedad periodontal: 51,6% tendría gingivitis y el 38% tendría periodontitis.   3. Periodontitis Tanto a la gingivitis como a la periodontitis se les conoce con el nombre de enfermedades periodontales. Como ya hemos mencionado en el punto anterior, la periodontitis es la consecuencia de una gingivitis que no ha sido tratada correctamente.     GINGIVITIS VS PERIODONTITIS Aunque la periodontitis también se puede curar, su tratamiento es más complejo que el de la gingivitis. Éste requiere, entre otros, mediciones para comprobar la profundidad del sarro acumulado en las encías, análisis microbiológico, raspado y alisado radicular, etc. Es precisamente por la mayor complejidad del tratamiento por lo que se recomienda acudir a un periodoncista nada más advertir los primeros síntomas de la gingivitis (inflamación y sangrado de las encías). Si se deja progresar la enfermedad, las bacterias causarán cada vez un daño más profundo y llegarán al hueso, que no hay que olvidar que actúa como soporte del diente. De esta manera, aparecerán otras señales de alarma: mal aliento, recesión de encías, aparición de triángulos negros entre los dientes, movilidad de piezas dentales… Todo esto llevará a consecuencias irreversibles: si se causa un daño progresivo en el hueso que soporta el diente, a la larga se producirá la pérdida de dientes.   4. Cáncer bucal El cáncer oral o bucal se produce con mayor frecuencia en los labios y la lengua. Sin embargo, también desarrollarse dentro de la boca y comprometer las encías, el paladar y la garganta. Aunque cualquier persona (de cualquier edad y sexo) puede padecer cáncer oral, éste afecta en mayor medida a los hombres mayores de 40 años. Bien es cierto que la genética juega un papel esencial en el desarrollo del cáncer. Sin embargo, existen otros factores de riesgo muy importantes. Estos son el tabaquismo y el alcohol. Como en cualquier otra enfermedad, la detección temprana es fundamental en el éxito del tratamiento. Por eso, es importante saber identificar los primeros síntomas y acudir a revisiones regulares con el dentista. Dichos síntomas pueden ser: Úlceras o llagas en la lengua, los labios o cualquier otra parte de la boca Manchas blancas o rojas en la lengua, en las encías o cualquier otra parte de la boca Problemas o dolor al masticar o deglutir Dificultades en el habla Dolor en alguna parte de la boca, sin explicación aparente No hay que olvidar que a pesar de que conozcamos determinados síntomas, el odontólogo es el profesional que cuenta con mayor experiencia y conocimientos para advertirlos.   5. Halitosis El mal aliento o la halitosis comprenden el conjunto de olores desagradables que se emiten a través de la boca. Existen dos tipos de halitosis: oral y extraoral. En el 90% de los casos, el mal aliento tiene su origen en la propia boca. En estos casos, el olor desagradable se debe fundamentalmente a una higiene deficiente, el tabaco o enfermedades periodontales (gingivitis y periodontitis).

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Tengo infección de muela: ¿cómo la curo y qué complicaciones puede dar?

Quienes lo han padecido, dicen que el dolor de muelas es uno de los peores dolores que se pueden padecer. Se caracteriza por ser especialmente intenso, persistente y punzante. Y, hasta que se cura, tiene un gran protagonismo en la vida de la persona que lo sufre. El dolor de muelas puede responder a diferentes motivos. Lo más frecuente es que se deba a la aparición de las muelas del juicio -también llamadas cordales- o a la existencia de una infección. En este artículo, vamos a centrarnos en el dolor de muelas a causa de una infección.  A su vez, las infecciones a las que hacemos referencia pueden producirse en cualquier molar, incluidas las muelas del juicio. ¿Por qué se infecta una muela? La infección de cualquiera de nuestras piezas dentales se debe a un problema bacterianoque puede tener, a su vez, diferentes causas: Caries Si la caries no se trata, avanza y se complica su pronóstico. Es decir, las bacterias penetran en el interior del diente (pulpa) y llegan, incluso, a afectar al nervio. En el caso de que se produzca la afectación del nervio, la solución para tratar una caries ya no es un empaste dental -que sería lo habitual- sino una endodoncia o tratamiento de conducto. Enfermedad periodontal (gingivitis y periodontitis) Cuando la gingivitis no se trata, se transforma en una periodontitis, que es una patología que requiere un tratamiento más complejo. Si, a su vez, no nos ponemos en manos de un odontólogo especializado en Periodoncia, la periodontitis avanzará. Dicha enfermedad dará lugar a la destrucción del hueso mandibular -que causa la pérdida de dientes- y a lo que conocemos como bolsas periodontales. Éstas son depósitos que se forman en las encías y se hacen cada vez más grandes para acumular mayor cantidad de bacterias. Traumatismo Cuando un diente se rompe o se astilla por un golpe, también se vuelve vulnerable ante las bacterias. Esto sucede porque en la pieza dental se crea una grieta o un orificio que permite la contaminación de agentes externos. Es decir, esta abertura facilita la entrada de bacterias.   Lesión con objeto punzante En ocasiones, se tiene la costumbre de utilizar palillos o de mordisquear bolígrafos. Sin embargo, este tipo de hábitos -a menudo inconscientes- pueden dañar la salud de la boca. Si nos hacemos una herida, la zona queda expuesta y las bacterias pueden entrar en contacto con nuestra cavidad oral. El tratamiento para curar una muela infectada suele pasar por eliminar la infección mediante antibióticos, realizar una endodoncia o recurrir a una extracción (si es una muela del juicio) ¿Cuáles son los síntomas una infección? La infección de una muela se manifiesta con un absceso (inflamación y acumulación de pus) en la zona donde se encuentra dicha pieza dental.   Unido a ello, la persona experimenta un dolor agudo, persistente y punzante. Pero, además de estas consecuencias, que son compartidas en todos los casos, las muelas infectadas dan lugar a los siguientes síntomas: Dolor al masticar Sangrado de encía Dolor de oído Sabor amargo en la boca Halitosis o mal aliento Fiebre Sensibilidad de los dientes al calor y/o al frío Dolor de garganta Inflamación de los ganglios del cuello Mandíbula inflamada (si es una muela de la arcada inferior) Mejilla inflamada (si es una muela de la arcada superior)   Tratamiento: ¿cómo curar la infección de muela? Los tratamientos para curar las infecciones pueden variar en función de cuál sea el origen de ésta. Sin embargo, el primer paso -una vez contamos con un diagnóstico- es siempre controlar la infección para evitar mayores complicaciones. Y, de esta manera, calmar el dolor ybajar la hinchazón. Para eliminar la infección es necesario el uso de antibióticos recetados por el dentista. En este punto, es necesario recordar que no se debe tomar un antibiótico, o ningún otro tipo de medicamento, sin que haya sido prescrito por un médico u odontólogo. Además de antibióticos, nuestro dentista nos puede pautar medicación analgésica y recomendar enjuagues bucales para calmar el dolor. Una vez que tenemos la infección controlada, en la mayoría de los casos será prioritario tratar de conservar el diente. Para ello, se puede recurrir a una endodoncia o tratamiento de conducto. En cambio, habrá otras ocasiones en las que recurramos a la extracción. Esto puede suceder porque el dentista determina que la muela no se puede salvar o porque la infección afecta a una muela del juicio. Dado que las muelas del juicio no desempeñan un papel relevante en nuestra boca, lo habitual cuando causan problemas es extraerlas. Remedios caseros: ¿qué es bueno utilizar? En algunas ocasiones, nos sentimos tentados de buscar a través de Internet remedios caseros para nuestras dolencias. Sin embargo, es importante saber que no es recomendable intentar solucionar la infección de muelas sin un tratamiento supervisado por un odontólogo. Algunos de los remedios naturales que puedes encontrar en Internet pueden ser colocar sobre la zona algo de lo siguiente: aspirina, clavo en especia, bolsas de té, agua oxigenada, bicarbonato o alcohol.   Si embargo, muchos de estos remedios caseros pueden quemar los tejidos blandos de la boca (encía, parte interna de la mejilla, interior del labio y zona del paladar) si se colocan directamente en el área donde se encuentra la muela infectada. La aspirina es, probablemente, uno de los remedios más conocidos. Sin embargo, es importante saber que este medicamento es ácido acetilsalicílico, por lo que su componente ácido es especialmente peligroso para dichos tejidos blandos. Por su parte, hay otros remedios naturales como las bolsas de té o el clavo que pueden aliviar el dolor momentáneamente pero no sirven para curar la muela infectada. Por tanto, el tratamiento debe ser siempre profesional. Y, en el caso de que recibas alguna recomendación sobre un remedio casero, nuestro consejo es que consultes su uso con tu dentista antes de probarlo.   Complicaciones: ¿qué puede desencadenar una muela infectada? Una vez mencionados los tratamientos con los que se cura la infección de muela, es importante saber que sea cual sea el procedimiento adecuado, éste debe llevarse a cabo cuanto antes. De esta manera, estaremos tratando de evitar peligros y futuras complicaciones. Y es que, las consecuencias más habituales que conlleva la infección de una pieza dental son las siguientes: Pérdida de la muela La pérdida de la pieza dental se produce debido a la destrucción que causan las bacterias en las encías y el hueso maxilar.

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