Claves sobre los brackets metálicos
Los brackets metálicos han sido durante mucho tiempo la única opción para corregir la alineación de la sonrisa. Son el tratamiento más tradicional en ortodoncia y permiten corregir problemas severos de posición y mordida. ¿En qué consiste el proceso de ortodoncia con brackets? La ortodoncia es una especialidad de la odontología que se centra en corregir la posición defectuosa de los dientes, con fines tanto estéticos como funcionales. Así, puede conseguir una sonrisa perfectamente alineada, corregir problemas de mordida, apiñamiento dental, falta de espacio… Unos dientes mal alineados pueden alterar la calidad de vida del paciente. Sobre todo en procesos como la masticación o la mordida, incluso el habla. Además una sonrisa mal alineada puede generar complejos a nivel estético. Una forma de corregir la posición de las piezas dentales es mediante los brackets metálicos. Este tratamiento consiste en elementos adheridos a los dientes y unidos con arcos elásticos que mueven de forma progresiva los dientes hasta que adquieren la posición deseada. Generalmente son metálicos, aunque también hay brackets de porcelana si queremos preservar la estética durante el tratamiento. En ambos casos son aparatos fijos y sólo pueden ser manipulados por el odontólogo. Brackets metálicos tradicionales: las claves ¿Cuánto dura el tratamiento? La duración del tratamiento puede variar en función de las necesidades de cada paciente. Normalmente se prolonga de 12 a 24 meses, pero la duración es variable en función de los problemas de cada sonrisa. En general estos tratamientos con ortodoncia suelen iniciarse durante la adolescencia. No obstante, los brackets también son habituales en adultos, quienes suelen utilizar los de porcelana, buscando procesos más estéticos. La higiene con brackets metálicos La limpieza diaria es fundamental, ya que los aparatos pueden generar zonas de retención de placa bacteriana. Por ello debe ser muy constante, para evitar complicaciones durante el tratamiento. Se recomienda cepillarse los dientes después de cada comida. Conviene hacerlo con un cepillo de cerdas suaves y cepillando desde las encías hacia los bordes. También es aconsejable enjuagarse los dientes con un colutorio que contenga flúor. Además es fundamental realizar una serie de cuidados para mantener los brackets en buen estado. En este sentido se deben evitar los alimentos duros y pegajosos, ya que pueden dañar los brackets metálicos. También es recomendable acudir al odontólogo con regularidad, para realizar un seguimiento de la ortodoncia. ¿Y después de los brackets qué? Después de retirar los brackets, el tratamiento no ha terminado. De hecho se pasa a una parte muy importante: la fase de retención. Esta fase puede determinar el éxito o el fracaso de los brackets. El paciente lleva unos retenedores hechos a la medida de su boca, que ayudan a mantener los buenos resultados conseguidos con la ortodoncia. En general, los retenedores suelen llevarse por las noches. Lo más común es llevar una funda transparente en la arcada superior y unos retenedores metálicos apenas perceptibles en los incisivos.