Clínica Sancal

Nombre del autor:LAURA SANCHEZ CALVO

Buenos hábitos

Mordedores de uñas, atención: lo próximo en caer serán los dientes

Este mal hábito puede afectar al intestino, las encías o la mandíbula. La estética es lo de menos Antes de volver a morderse las uñas, piense que todos los gérmenes que se han ido acumulando bajo las mismas irán a parar a su boca: un análisis de las uñas de trabajadores de hospital desveló que los más frecuentes son Staphylococcus y Cándida, y ambos pueden producir infecciones. Más allá del problema estético, la onicofagia (como se denomina en medicina a este hábito mordedor de la estructura de los dedos) produce daños colaterales en otras partes del organismo, como la boca y el intestino. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Medicina de Breslavia (Polonia), con 339 estudiantes, detectó peor calidad de vida entre quienes dentelleaban sus uñas. Según explica la doctora Rosa Ortega del Olmo, dermatóloga y profesora en la Universidad de Medicina de Granada, esta parte del cuerpo no es tóxica en sí misma, «lo que sí es dañino son los gérmenes o sustancias tóxicas que se hayan tocado y que pueden acumularse en esa zona». El problema más frecuente de la onicofagia, según dice, es la alteración que produce en la anatomía de la uña (suele volverse más ancha y más corta), además de originar pequeñas heridas alrededor de ellas que, en ocasiones, llegan a infectarse. La deformidad en las mismas puede incluso confundirse con problemas más serios, como la artritis psoriásica, lo que dificulta el trabajo de diagnóstico de los médicos. Pero, además, el hábito de morderse las uñas es el culpable de otras alteraciones que ni se le habían pasado por la cabeza. No regañe a los niños La onicofagia se considera un trastorno nervioso que puede ser tratado por el psicólogo o psiquiatra. Lo recomendable es realizar un tratamiento multidisciplinar, con odontólogo y psicólogo, para obtener mejores resultados, es esencial que el sujeto esté dispuesto a abandonar el mordisqueo para tener éxito. También aconseja que, en momentos de estrés o ansiedad que inciten a morderse las uñas, se utilicen sustitutos, como masticar chicle sin azúcar o mantener las manos ocupadas con cualquier objeto. Otra de las sugerencias es poner atención en el cuidado de las manos y de las uñas (manicura) y llevar siempre una lima de cristal, para eliminar pequeñas roturas en las mismas y no caer en la tentación de morderlas. Además, existen productos que se aplican sobre las uñas varias veces al día y cuyo sabor amargo puede ayudar a eliminar el hábito. No regañar a los niños, porque, al ser un problema de origen psicológico, puede haber un efecto rebote, es decir, al provocarles angustia, se las muerden más. Lo ideal es utilizar refuerzos positivos: premiar al niño cuando no se las muerda. 1. Heridas en dedos Las personas que se muerden las uñas de forma constante llegan a lesionar el lecho ungueal (tejido sobre el que asientan las mismas) , quienes presentan el hábito más agresivo pueden provocar hemorragias subungueales que llevan a la pérdida de toda la uña, aunque también matiza que, por lo general, vuelve a crecer. Esta manía suele producir heridas en los dedos, que en ocasiones se infectan. En función del aspecto, se sabe qué tipo de germen ha causado el brote: en general, si es por bacterias, aparecerá pus (líquido amarillento) y, si es por virus, se formará una verruga (elevación de la piel); también se puede contagiar con herpes, y en este caso aparece una herida redonda y roja, o incluso con hongos (Cándida), que producen inflamación y secreción blanquecina. Y alerta de que todos estos gérmenes pueden pasar a los labios y a la mucosa labial. 2. Infecciones intestinales La onicofagia favorece el contagio de parásitos intestinales, sobre todo en los niños, población en la que es muy frecuente. Existen hasta once tipos de parásitos. Uno de los más conocidos es el oxiuro, popularmente conocido como lombriz, un parásito blanco y muy delgado que vive en nuestro cuerpo: sus huevos, que no son visibles al ojo humano, pueden estar bajo las uñas; y, al morderlas, pasan al aparato digestivo y lo colonizan. El principal síntoma es el picor que producen en la zona anal. Si el niño se rasca, vuelve a infectarse y lo contagia a otras personas. Hay que tener en cuenta que, según los datos que manejan los especialistas, el hábito de morderse las uñas es mayor entre la población infantil: afecta al 45% de los niños y al 10% de los adultos, suele comenzar a los 4–6 años y aumenta hasta los 11 años, momento en que inicia el descenso. 2. Desgaste de dientes Otra consecuencia de morderse las uñas es el desgaste de los dientes, en concreto, de los incisivos superiores e inferiores: provoca microtraumatismos que desprenden partículas de esmalte, lo cual hace que las piezas se vayan recortando. En casos severos, puede haber microfracturas del borde incisal (borde de los incisivos) u otros problemas: el apiñamiento de las piezas dentales, originado por la presión que se ejerce sobre los dientes al morderse las uñas de forma continua y cuya solución pasa por colocar un aparato de ortodoncia para que vuelvan a su lugar; y el desprendimiento de los empastes: si existen reconstrucciones en los incisivos superiores e inferiores, pueden romperse por la presión de los dedos y por el mordisqueo continuo que hacen que los dientes choquen entre sie. 3. Alteración en la mandíbula Un estudio realizado en la India con 240 adolescentes encontró asociación entre el hábito de morderse las uñas y trastornos en la mandíbula que suelen producir dolor y problemas al masticar. Es un problema que sí vemos en la consulta: la posición forzada de la mandíbula al morderse las uñas puede provocar alteraciones en la articulación temporomandibular, ocasionando ruidos al morder y dolor, existen férulas transparentes que cubren todos los dientes para evitar que el paciente se las muerda. 4. Lesión en encías Al mordisquear la uña pueden clavarse pequeños trozos de las mismas entre la encía y el diente, produciendo lesiones

Buenos hábitos, Cultura y curiosidades

¿Cuándo es mejor lavarse los dientes: después de cenar o justo antes de dormir?

Cepillarse los dientes es una forma de mantener a raya las caries, así como de lucir una sonrisa brillante y tener un aliento fresco. Pero todos nos hemos saltado alguna vez este gesto, especialmente a última hora del día, ya sea por olvido o por pereza. ¿Sabe las consecuencias que tiene semejante descuido?. La ausencia de saliva antibacteriana durante la noche significa que estamos especialmente vulnerables a los agentes causantes de las caries y enfermedades de las encías. Al dormir, salivamos muy poco, el movimiento de lengua, mejillas y labios es menor, y teniendo en cuenta que la saliva es la encargada de limpiar nuestra boca naturalmente, el cepillado nocturno es el más importante para evitar que los alimentos estén en contacto con nuestros dientes durante muchas horas, lo que conduciría a un aumento de las enfermedades dentales. Al disminuir la capacidad reguladora del pH de la saliva para evitar la agresión ácida sobre el esmalte y la consecuente desmineralización, es importante el cepillado después de cenar.  Más de 500 tipos de bacterias En nuestra boca se encuentran unos 600 tipos de bacterias, y aunque algunas son ‘buenas’ y ayudan a mantener el equilibrio de la flora, otras predisponen a enfermedades como la caries, la gingivitis y la periodontitis, el Streptoccocus Muttans, uno de los más involucrados en la formación de caries dental, obtiene su energía del alimento que ingerimos, su flexibilidad genética le permite romper toda una amplia gama de hidratos de carbono. Entre las sustancias que aprovecha, figuran la glucosa, fructosa, sacarosa, galactosa, maltosa, rafinosa, ribulosa, melibiosa e incluso el almidón. Las bacterias intentan fijarse continuamente a nuestros dientes, pero ese proceso es frenado por la acción de la saliva, la lengua y el cepillado. Las bacterias producen ácido durante todo el día, más cuando está comiendo, por lo que la única forma de deshacerse de esa película de placa es cepillándose al menos dos veces diarias, mejor tres, para eliminar subproductos ácidos que pueden dañar su esmalte y causar caries. La cantidad de bacterias que tenemos en la boca es altísima incluso después del cepillado y en estado de buena salud. Lo verdaderamente importante es mantener a raya ese crecimiento bacteriano para que no pueda convertirse en patológico. Pues bien: el modo más rápido para multiplicar la proliferación de microorganismos entre su boca es olvidar el cepillado nocturno. Pero hay más consecuencias. Si se acuesta sin lavarse los dientes, su aliento amanecerá con un olor insoportable. La persistencia de alimentos en descomposición en la boca y la menor secreción salival nocturna son una mezcla explosiva para el desarrollo de halitosis. Aunque hay que saber que el cepillado elimina gran parte de los anillos aromáticos desagradables por metabolismo bacteriano, pero si el origen de la halitosis no es solamente la boca, este no será tan efectivo como desearíamos. 20 o 30 minutos después del último bocado Normalmente, hay un espacio de tiempo entre la cena y el sueño de unas 2-3 horas. Hay quien tiene la costumbre de cepillarse después de comer y quien lo hace inmediatamente antes de irse a la cama. La mayoría de los expertos se inclina por la primera opción, aunque con matices. «El cepillado después de la cena es técnicamente mejor para los dientes que el de antes acostarse, porque se aporta fluoruro, en la pasta de dientes, que actúa durante más tiempo para fortalecer la dentadura», aclaró en sus investigaciones Denis Kinane, decano de la Universidad de la Escuela de Medicina Dental de Pennsylvania. Aunque hay una excepción: una cena a base de alimentos ácidos (cítricos, lácteos fermentados, vinagre o tomate guisado). «En esos casos, es mejor cepillarse una media hora después, cuando el pH haya vuelto a la normalidad”, aconseja la doctora Alicia Matas. El odontólogo del centro médico de la Universidad de Rochester (EE UU) Yanfang Ren lo documentó con el siguiente argumento: el ácido suaviza la parte superior del esmalte, por lo que un cepillado inmediato podría ablandarlo y provocar desgaste. Otros médicos apuestan por esperar siempre esos 20 o 30 minuto, así damos tiempo a los nutrientes de enriquecer la microbiota oral. Lo mejor es cepillarse en los primeros 20 minutos después de cada comida, ya que es el momento de mayor actividad bacteriana. Pero como avanzamos, no hay unanimidad. Tras la cena se produce la autoclisis, que es un proceso de limpieza natural por el movimiento de labios, lengua y demás tejidos blandos de la boca que ayuda a mantener la limpieza en cierta medida (este proceso se produce continuamente mientras está despierto). Si el cepillado se hace justo antes de acostarse la limpieza será más fácil, porque la autoclisis ya ha hecho parte del trabajo. Cómo reaccionar ante un olvido Si una noche no cepillamos los dientes, no hay gran peligro, mas no debe tomarse como costumbre. Durante esa jornada, bajaría el pH de la boca y se acumularía más placa en las zonas de retención, pero no habría una consecuencia relevante más que la maduración de la placa, que será más difícil de eliminar posteriormente. Así, si confiesa que ha pecado, asegúrese de cepillar bien por la mañana, y no olvide aplicar el hilo dental para eliminar las bacterias acumuladas.

Buenos hábitos, Cultura y curiosidades

Muchos padres y madres se despiertan durante la noche alertados por el ruido que produce el rechinar de los dientes de sus hijos durante el sueño. Se trata de bruxismo, conocido coloquialmente como “chirriar de dientes”, y se produce por la contracción excesiva de los maxilares que generan un ruido característico, que en raras ocasiones despierta al niño. A pesar de que es un trastorno que puede aparecer a cualquier edad, suele ser un fenómeno frecuente en la infancia, y que afecta a entre el 20% y el 30% de los niños españoles. Las causas asociadas al mismo apuntan a factores de carácter físico, psicológico o neurofisiológico. Actualmente, existen estudios que apuntan un incremento de este trastorno en edad infantil y adolescente, asociado a estados de ansiedad y estrés. La Dra. Sánchez comenta que hay que diferenciar dos grupos dependiendo de la edad a la que se presenta el trastorno. Por un lado, los pacientes en edad infantil (antes de la adolescencia), con dientes de leche presentes, en los que el bruxismo puede llegar a ser funcional, no una patología, a pesar de tener desgaste de los mismos. Y por otro lado, el paciente adolescente, que muestra ya cambios hormonales y que tiene la mayoría de los dientes definitivos presentes. En esta etapa, el bruxismo se expresa ya con dolores musculares, dolores de cabeza y alteraciones de la articulación mandibular en forma de chasquidos e incluso de bloqueos o dificultad de apertura de la mandíbula. En el primer grupo no hay diferencias de afectación entre sexos, en el segundo es claramente más frecuente en niñas. El bruxismo afecta a entre el 20% y el 30% de los niños españoles El bruxismo es una actividad involuntaria de la musculatura de la mandíbula. Durante la infancia se considera una forma natural de desarrollar la dentición y estimular la formación muscular y ósea de los huesos de la cara; un hábito de desarrollo que disminuye progresivamente al salir las muelas permanentes y dientes incisivos. Existe el bruxismo diurno que puede ser consciente o inconsciente; y el bruxismo nocturno, que es inconsciente y producido por la contracción rítmica, repetitiva y violenta de los maseteros. Normalmente, sucede en los primeros momentos del sueño y cesa cuando este es más profundo. El bruxismo puede detectarse a partir de los 4 años, sin apreciarse diferencias de prevalencia según el sexo. Sí varía con la edad del paciente y el tipo de dentición (dientes de leche, dentición mixta o dentición definitiva). En niños menores de 7 años, con dientes de leche, la tasa de bruxismo es del 10%; sin embargo, este porcentaje se eleva entre los 7 y 11 años, estando presente en aproximadamente uno de cada cuatro niños de esta edad. El bruxismo puede estar causado por un componente psicológico o por la situación/condición bucal odontológica del paciente, existe un mayor porcentaje de bruxismo infantil en hijos de padres que en su momento también lo padecieron. En adolescentes, puede venir acompañado de dolores musculares, de cabeza y alteraciones de la articulación mandibular Con relación a la adolescencia, en esta etapa el bruxismo puede permanecer durante la vida adulta. En la mayoría de los casos porque permanecen las causas, sobre todo el estrés y el modo de afrontar el mismo. Aunque hay artículos que señalan la existencia de un componente genético, este no está muy claro. Además, hay que tener en cuenta que la expresión de enfermedades o síntomas en el entorno familiar puede estar influenciado más por cuestiones ambientales o de entorno, que genéticas. ¿Cuáles son las causas que originan este trastorno? En primer lugar hay que descartar una patología asociada, como enfermedades neurológicas o reumatológicas. Una vez descartadas estas causas, hay que identificar las que desencadenan los síntomas en el niño como factores estresantes o hábitos que aumentan los síntomas (ingesta de chicles, algunas chucherías o morderse la uñas). Una vez localizados estos elementos, es importante minimizarlos, evitarlos o disminuir el impacto (a veces es necesario recurrir a otros profesionales sanitarios como psiquiatras o psicólogos). Hay que tratar al paciente con analgésicos y relajantes musculares adecuados durante el tiempo que se considere oportuno (evitando las benzodiacepinas). Además, es conveniente aplicar calor para relajar la musculatura. Si hay alteraciones de la oclusión, la forma de morder, debe colocarse en la edad adecuada el tratamiento ortodóncico necesario. Hay que evitar la colocación precoz de férulas sobre todo cuando quedan aún dientes por salir. Especialmente, es contraindicado colocar una férula sin hacer todo lo que hemos dicho previamente de identificación de factores y tratamiento. Cada vez es más frecuente ver en consulta a niños de corta edad con bruxismo, cuyos síntomas están asociados a la articulación temporomandibular, con dolores musculares o con cefaleas. Son niños que afrontan situaciones que ellos viven como estresantes, en el colegio o por situaciones familiares o personales. Esta sí es una patología de nuestro tiempo, una infancia que vive situaciones como los adultos y que se reflejan por la aparición de síntomas musculares, mandibulares o cefaleas.

Buenos hábitos

Con cada refresco, tus dientes se hacen más pequeños

Y «cada milímetro que pierden nos hace envejecer diez años» «Es el peor enemigo de nuestra sonrisa: silente, invisible, nos acecha día y noche. No vemos el ataque y, sin embargo, cada mañana al despertar nuestro diente desaparece un poco más”, asegura la odontóloga Sara Sánchez. Es el terrorífico guion de lo que el desgaste dental está haciendo ahora mismo en su boca. El estrés tiene bastante que ver: además de fatiga, dolor de cabeza, molestias gástricas, tensión muscular… provoca bruxismo y cambios en el pH de la boca que, como mal menor, hacen que sus dientes cambien de color. Veamos qué es, cómo prevenirlo y qué tratamientos corrigen sus consecuencias. Las alarmas han saltado. “Que los dientes se desgastaran era hasta ahora un achaque de la edad, pero hoy se ve demasiado frecuentemente en jóvenes. Y hay que frenarlo cuanto antes”, advierte la doctora. “La expectativa de vida crece y tenemos que conseguir una dentición sana, bonita y funcional durante más años”. Nadie está a salvo. Tres de cada cinco adultos padecen este desgaste. Aunque vivan relajadamente o se laven los dientes con fruición: además del estrés, afectan la dieta, el estilo de vida y ciertas intolerancias y trastornos alimenticios. ¿Qué ocurre exactamente? la Dra. Sánchez, experta en implantes de la Clínica dental SanCal y profesora de la Universidad Europea de Madrid, explica que primero se come el esmalte hasta que llega a la dentina, produciendo sensibilidad. “Provoca pérdida de altura de los dientes, en longitud y volumen, haciendo que la sonrisa se retraiga marcando arrugas peribucales (la sintomatología de Popeye) y horizontales sobre el labio superior e inferior. Además de limitaciones funcionales por problemas en la oclusión, la relación entre dientes superiores e inferiores puede derivar en molestias musculares en la cara, cuello y espalda”, añade. Una advertencia más: la dificultad de detectarlo e interceptarlo mediante prevención. “En determinados casos se produce de una manera lenta y puede pasar desapercibida tanto para el paciente como para el dentista. Y cada milímetro de longitud de diente que perdemos nos hace envejecer diez años”. Si Hitchcock levantara la cabeza… «Después de tomar un zumo de naranja hay que esperar al menos 20 minutos antes de lavarse los dientes, para no frotar el ácido contra el diente haciendo que se desgaste aún más” De nuevo, el estrés Cuánto puede afectarle el desgaste dental depende de la estructura genética de su diente, del tipo de agresión y de su capacidad de defensa. “Hasta ahora se creía que, sobre todo, era un ataque físico: el que causa el bruxismo [apretar los dientes de manera involuntaria]. Y en ese cajón se metía todo…”. Ese rechinar nocturno, pesadilla casi más para quien le acompaña en sus desvelos, afecta a un 17% de quienes padecen estrés. “En la clínica lo hemos notado muchísimo, porque de alguna manera gran parte de la población ha sufrido la crisis, lo que ha provocado que los pacientes con problemas de bruxismo hayan aumentado muchísimo. Al apretar los dientes, erosionan y desgastan la dentadura, hasta se llegan a romper piezas”, confirma la Dra. Sánchez, quien detalla: provoca microfisuras y aumenta la porosidad, que favorecen que el esmalte se manche más con vino, té o café, o incluso se fracture. Utilizar una férula de descarga (molde de material flexible y blando que se erosiona en lugar de su esmalte mientras aprieta los dientes) o formar parte de ese privilegiado grupo que duerme a pierna suelta (poco más de la mitad de la población) solo evita uno de los problemas. En el desgaste dental es casi más importante cómo afecta el pH de la boca. Hoy sabemos que, sobre todo, lo originan causas químicas. Internas, por los ácidos del reflujo gastroesofágico, que afecta al 60% en algún momento de su vida, y los que provocan ciertos trastornos de la alimentación o intolerancias alimentarias que cursan vómitos. El estrés, no desayunar lo que debemos, abrir latas de bebida en la oficina sin parar o creernos deportistas de élite; así como seguir a pies juntillas todas las tonterías que dicen las celebridades en Internet (como beber agua con limón, en ayunas o no, o hacer del vinagre de manzana el nuevo elixir antigrasa), son algunas de las causas que llaman externas o medioambientales. “¿Quién no toma un zumo de naranja por la mañana? ¿Y cuántos están limitando los lácteos? Bebidas isotónicas, carbonatadas, colas… Todas ellas contienen ácido cítrico que provoca un descenso en el pH de la boca y acelera el desgaste”, apunta la odontóloga. Bebidas que cambian el pH de su boca Algunos líquidos pueden modificar la acidez de su boca. Correr a por su cepillo de dientes mientras apura las últimas gotas del zumo o su refresco favorito es aún peor: “No sabemos por qué nadie dice que después de tomar una bebida ácida, como el jugo de cítricos del desayuno, hay que esperar al menos 20 minutos antes de lavarse los dientes para no frotar el ácido contra el diente haciendo que se desgaste aún más”. La recomendación para contrarrestar los ácidos es: “Si no podemos evitar las bebidas gaseosas, mejor tomar a la vez alimentos. Y si queremos aromatizar la ensalada con limón, poner unas rodajas impregnadas en aceite”. Las bacterias que viven en nuestra boca también atacan. El desgaste por erosión ácida puede provenir de la gran cantidad de bacterias que viven en su interior. Bien por falta de mantenimiento o hábitos hay veces que las bacterias se descontrolan haciendo que los dientes pierdan hueso sin parar. La medicación es otra de las amenazas: no solo hablamos de las tetraciclinas, que sabemos que tiñen los dientes, sino que tomar más de tres medicamentos al día hace que nuestras glándulas salivales pierdan la capacidad de proteger nuestro esmalte. La importancia de la saliva Cada día se produce una sucesión de agresiones que, si superan los mecanismos de defensa del diente, pueden desencadenar un deterioro precoz que conduzca a la destrucción de la dentición. Empezando por el esmalte, responsable de la dureza, la

Buenos hábitos, Cultura y curiosidades, Sin categoría

Escupir no sólo es grosero, también es insano

Los hombres segregan más saliva que las mujeres. ¿Justifica esto que expelerla sea un hábito típicamente masculino? Lo vemos por la calle no sin cierto repelús: en cualquier paseo urbano, se nos cruza algún sujeto despreocupado que escupe sobre la acera. Hasta Titanic tiene una escena romántica con Leo DiCaprio expeliendo saliva desde el célebre barco. Las generalizaciones no son buenas, pero lo cierto es que, en el imaginario colectivo, este acto se asocia con más facilidad al hombre, pese a que no existen datos «que refrenden que ellos escupan más que las mujeres». ¿Pero y si se tratara de una necesidad biológica masculina? ¿Existe alguna razón para hacerlo? Hay una respuesta corta y efectiva: por costumbre. “No existe un motivo médico subyacente, es cultural. Técnicamente, los varones producen más cantidad de saliva porque sus glándulas salivales tienen un mayor tamaño. Pero esto no justifica el hábito”. La Dra. Sánchez, considera que «escupir más o menos no es proporcional a la cantidad de líquido que segreguen las glándulas de cada uno: es una cuestión de educación». Con este hábito, el sistema de defensas en la cavidad bucal se desequilibra, lo que puede llevar a la formación de caries o paradontitis. “El uso de prótesis o aparatos de ortodoncia pueden provocar un aumento de la salivación. El mismo efecto pueden tener algunos medicamentos hipertensivos, problemas digestivos o enfermedades del sistema nervioso, pero expulsarla del organismo no ofrece ningún beneficio», dice la Dra. Sánchez.  «El exceso de producción, denominado hipersalivación o sialorrea, también es un síntoma de diversas causas fisiológicas (erupción dental en los niños, embarazo) y de enfermedades (digestivas, neurológicas, hormonales, por medicamentos e incluso psíquicas) que provocan babeo crónico, descamación de los labios y heridas en torno a la boca». Al margen de estas enfermedades, todos salivamos más en determinadas ocasiones. Tampoco justifican el esputo. “Sucede en episodios de estrés para el organismo. Al comenzar a realizar ejercicio físico intenso, por ejemplo, se producen unos cambios fisiológicos que conllevan una mayor producción de secreciones (ya sea saliva o, generalmente, moco nasal) y eso condiciona que en vez de deglutirlos por ser muy espesos, se tienda a escupirlos”, prosigue el experto. “Otras teorías afirman que el aumento de frecuencia respiratoria unido a la taquicardia hace que la mucosidad presente en la vía aérea del deportista aumente como medida de protección», «Al expulsarla, perdemos líquidos”. La saliva es buena Para Susan Maples, dentista y autora del libro Blabber Mouth: 77 Secrets Only Your Mouth Can Tell You to Live a Healthier, Happier, Sexier Life. (Bocazas: 77secretos que solo su boca le puede contar para vivir una vida más sana, feliz y ‘sexy’), la cuestión cultural no admite dudas: «Hay chicos que crecieron pensando que es una forma de refrescar la boca y nadie les castigó por hacerlo», sentencia. “Este gesto puede ser símbolo de reafirmación o rebeldía”, agrega el doctor González Lagunas. Pero no sirve para nada, ni para limpiar la boca. “Al hacerlo, se expulsan bacterias, pero no es el mecanismo natural de su eliminación», amplía Casqueiro. Según un estudio realizado por Gerbard Meyer, catedrático de odontología de la Universidad de Greifswald (Alemania), con este hábito, el sistema de defensas en la cavidad bucal se desequilibra, lo que puede llevar a la formación de caries o parodontitis. «Es puramente cultural: hay chicos que escupen porque crecieron pensando que es una forma de refrescar la boca y nadie les castigó por hacerlo» (Susan Maples, dentista) Producir saliva es señal de buena salud. “Cada día, generamos entre 1 y 2 litros; y cada minuto, se segregan al menos 0,5 mililitros», explica el doctor Javier González: “Cuanta más saliva tenemos, mejor salud bucal, mayor protección de nuestros dientes, de nuestras mucosas y del aparato digestivo». La Universidad de Aarhus(Dinamarca) relaciona incluso la cantidad de secreción que traga una persona (porque fabrica más cantidad) con su dicha. «Contiene una sustancia que se sintetiza de forma natural por las glándulas salivales, se llama opiorfina, se vincula a la felicidad y es más potente que la morfina», dicen las doctoras Vilavoa. Además, según la revista médica Plos, la saliva protege nuestra boca y estómago si nos damos un atracón de comida mexicana. «Las glándulas salivales se ponen marcha cuandoingerimos alimentos picantes o con ardor para el estómago», sentencia el estudio. Así las cosas, ¿para qué arrojar un líquido tan preciado fuera de nuestro organismo? Definitivamente, no hay excusa.

Estética dental, Ortodoncia

¿Qué es la sobremordida?

La sobremordida es un problema de oclusión que puede alterar la calidad de vida del paciente. Consiste en que los dientes superiores sobrepasan los inferiores. Esto provoca que al morder se produzca un solapamiento. De hecho en algunos casos los dientes superiores pueden llegar a tapar los inferiores. Esta complicación en la oclusión puede tener diversas causas, pero la más importante está relacionada con la genética. La mayoría de pacientes con sobremordida tienen familiares que padecen el mismo problema. Pero también pueden influir otros factores. Especialmente algunos hábitos de la infancia como el uso del chupete o chuparse el dedo. Se recomienda intentar que los más pequeños eviten este tipo de hábitos, ya que provocan diversos problemas a nivel bucodental. Además de la sobremordida, también influyen en otras complicaciones como el apiñamiento dental. Complicaciones por sobremordida La sobremordida conlleva varias complicaciones a nivel bucodental: Estética dental. Este problema de oclusión altera gravemente la estética dental. Algunos pacientes con sobremordida también padecen apiñamiento. El resultado es una sonrisa poco estética que puede generar complejos en el paciente. Tener una sonrisa bonita cada vez es más importante para los pacientes, que incluso se decantan por tratamientos dentales que respeten la estética. Higiene oral. Los dientes con una mala posición tienden a generar más zonas de retención de placa. Además, los dientes apiñados o adelantados suelen ser más difíciles de limpiar con el cepillo. Funcionalidad de la sonrisa. La sobremordida también provoca inconvenientes a nivel funcional. Dificulta la masticación, algo que puede conllevar problemas digestivos. Patologías orales. Las personas con sobremordida son más propensas a desarrollar algunas patologías orales. Las más comunes son la caries dental y las enfermedades peridontales. Especialmente la gingivitis, ya que estos pacientes tienden a morderse las encías. Otra patología habitual es el bruxismo, el hábito inconsciente de apretar y rechinar los dientes. Para corregir la sobremordida es fundamental una buena prevención y detección durante la infancia. En esta etapa los dientes están en desarrollo, por lo que conviene hacer lo posible para que erupcionen correctamente. Por ello es recomendable evitar hábitos como el chupete o chuparse el dedo. También se recomienda rectificar estas complicaciones durante la infancia mediante ortodoncia. De este modo se puede tratar a tiempo para evitar que la sobremordida altere la calidad de vida del paciente más adelante. En el caso de los pacientes adultos con esta complicación, los profesionales de la clínica dental SanCal recomiendan acudir al odontólogo de confianza para lograr una sonrisa bonita y funcional.

cirugía e implantes, Cultura y curiosidades

¿Cómo solucionar la pérdida de dientes?

Después de la infancia y de perder los dientes de leche, se desarrollan las piezas dentales definitivas. Estas piezas pueden durar toda la vida si se cuidan con una buena higiene bucodental y con visitas regulares al odontólogo. Pero en muchos casos hay una falta de una o varias piezas dentales. Solucionar la ausencia de dientes es muy importante para evitar consecuencias sobre el resto de piezas. Pero, ¿cuáles son las causas de la pérdida dental?, en muchos casos se debe a un traumatismo, que de hecho puede provocar la pérdida de varios dientes a la vez. Pero también se pueden perder dientes por patologías bucodentales. Las dos patologías que más causan pérdida dental son la periodontitis y la caries. La periodontitis destruye el tejido que sostiene el diente. Esto provoca una movilidad dental que termina con la pérdida de la pieza. En el caso de la caries, en sus fases más avanzadas no se puede salvar la cavidad mediante un empaste o una endodoncia. Por ello es necesario retirar la pieza. De este modo se evita que la infección se extienda a otros dientes. La falta de uno o varios dientes conlleva varias consecuencias. En primer lugar, a nivel estético. Una sonrisa sin todos los dientes resulta menos atractiva y puede provocar complejos al sonreír. Por otro lado también conlleva problemas a nivel funcional. La ausencia de dientes dificulta la masticación, relacionada con problemas digestivos. Además el espacio vacío favorece el deterioro dental y puede provocar que el resto de piezas se muevan de su posición habitual. Por tanto es muy importante resolver la falta de dientes cuanto antes.  Problemas estéticos, disminución de la eficiencia masticatoria, dificultad para hablar o para pronunciar algunas palabras, pérdida de soporte de los labios o mejillas, lo que podría producir arrugas en los mismos, son algunas de las consecuencias tras la caída de los dientes. Las principales consecuencias de la pérdida de piezas dentarias son el compromiso estético; disminución de la eficiencia masticatoria; sobrecarga masticatoria en los demás dientes; dificultad para hablar o para pronunciar algunos fonemas, pérdida de soporte de los labios o mejillas; lo que podría producir arrugas en los mismos; inclinación de los dientes vecinos a las piezas perdidas; alteraciones en la oclusión (mordida); trastornos articulares y/o musculares en cara y cabeza; baja autoestima; y disminución del soporte óseo por reabsorción ósea. ¿Qué nos lleva a perder nuestros dientes? ¿Qué hacer cuando se cae alguna de nuestras piezas dentales? ¿Hay solución? Sin duda que son preguntas frecuentes a la hora de sufrir la pérdida de estos tan importantes segmentos de nuestro cuerpo. Soluciones Hay diversas alternativas para solucionar la pérdida de una o varias piezas dentales. En algunos casos se opta por las prótesis y los puentes dentales removibles. Se trata de prótesis de resina que se adhieren a la encía, pero tienen limitaciones y pueden provocar muchas complicaciones. Los implantes dentales son la mejor solución para reponer las piezas dentales perdidas. El implante dental actúa como si fuera la raíz del diente, fusionándose con el propio hueso del maxilar del paciente, y evitando con ello la pérdida ósea producida por la caída del diente. Mucha gente piensa que la intervención para colocar un implante es complicada o dolorosa, pero nada más alejado de la realidad, por poner un ejemplo, esta operación es mucho menos molesta que la extracción de una muela. Además, los nuevos avances en implantes dentales permiten colocar el implante y la corona dental estética en la misma consulta con los implantes dentales de carga inmediata. En los últimos años, la técnica de colocación de implantes se ha simplificado considerablemente. El porcentaje de éxito en la actualidad es del 95%. La edad no es un factor determinante a la hora de ser candidato a implantes, pero es recomendable no ponerlos antes de los 15 y 16 años, hasta que el crecimiento maxilar se haya completado. Los pacientes de edad avanzada pueden recibir implantes con el mismo porcentaje de éxito que los jóvenes. Beneficios Usar un implante tiene sus ventajas como «recuperar piezas perdidas sobre una raíz artificial firmemente unida al hueso de soporte, lo que restituye la eficiencia masticatoria otorgando una apariencia facial natural, que se traduce en un aumento de la seguridad y autoestima del paciente», explica la Dra. Sánchez. «Biológicamente, favorecen al hueso permitiendo mantener este en función, previniendo su reabsorción; puede haber una rehabilitación mediante prótesis completas mas estables y seguras, las que incluso pueden ser de menor tamaño en forma más exitosa», especifica. En general, los implantes oseointegrados no tienen contraindicaciones. «Sin embargo, es muy importante un acabado estudio y selección de los pacientes que serán sometidos a este procedimiento, dado que existen algunas condiciones especiales, por lo que una adecuada anamnesis, exámenes de laboratorio y estudio radiológico son indispensables para asegurar un tratamiento exitoso», recomienda. Se reconocen como contraindicaciones los siguientes cuadros: Embarazo Granulocitopenia Uso continuado de corticoides Diabetes Mellitus no controlada Hemofilia Síndrome de Marfan Osteorradionecrósis Insuficiencia renal crónica Terapia anticoagulante Transplante de órgano mayor Displasia fibrosa Factores psíquicos: Drogodependencia; abuso de alcohol; demencia presenil; ezquizofrenia y paranoia.

Prevención, Sin categoría

Consecuencias y manifestaciones orales: diabétes

Consejos bucodentales para diabéticos Mantenga su nivel de glucosa sanguínea en niveles adecuados. Es una de las cosas más importantes que puede hacer para mantener la salud de su boca. Realizar un correcto control glucémico para mantener los niveles de glucemia lo más cercanos posible a la normalidad para disminuir el riesgo de enfermedad periodontal ya que ésta dificultará a su vez el control glucémico. Visite a su dentista cada 6 meses para un examen completo, en caso de ser necesario visítelo con mayor frecuencia. Hable con la Dra. Sánchez sobre cómo mantener una buena salud bucal. Mantener unas correctas medidas de higiene bucodental. Examine regularmente su boca para detectar los problemas a tiempo, pieza por pieza e incluyendo las encías. En caso de usar dentadura postiza, extremar su higiene y su estado, y asegurarse de que ajuste bien y no produzca roces o heridas. En caso de que presente llagas, heridas, sangrado de encías, ulceras, pérdida de dientes, dolor en la boca, parches blancos o mal aliento, visite inmediatamente a su dentista. Cepille los dientes después de cada comida  y use el hilo dental diariamente. Los dientes deben cepillarse al menos dos veces al día, y siempre después de cada comida. Completar la limpieza con hilo dental o por lo menos usarlo una vez al día para remover la placa y bacterias depositadas entre los dientes. De esta forma se evita la aparición de placa dental y el desarrollo de la enfermedad periodontal. Deje de fumar. Esto agrava la enfermedad periodontal. Someterse a tratamientos periodontales, en caso de ser necesarios, con el fin de conseguir un adecuado estado del hueso y la encía y así evitar la pérdida de piezas dentales. Estas pueden ser las consecuencias si no sigue estos consejos. Periodontitis *  Es muy importante mantener unas correctas medidas de higiene. *  Los dientes deben cepillarse al menos dos veces al día, y siempre después de cada comida. *  Completar la limpieza con hilo dental o por lo menos usarlo una vez al día para remover la placa y bacterias depositadas entre los dientes. *  Tratamientos periodontales, en caso de ser necesarios para conseguir un adecuado estado del hueso y de la encía evitando la pérdida de los dientes y manteniendo los niveles de glucosa en los rangos objetivos Xerostomía * Boca seca de sabor metálico. * Lengua ardiente y alteraciones del gusto. * Las glándulas salivares no producen la cantidad de saliva suficiente. La saliva nos ayuda a tener una buena salud bucal, ya que hidrata además de lavar el interior de la boca de las bacterias y residuos. * Halitosis con olor típico a acetona. * Mayor susceptibilidad a caries. * Se hace difícil el maticar, tragar, y hasta hablar. * Existen tratamientos pero hay que tener mucha paciencia y en ocasiones es un problema irreversible. * Los chicles sin azúcar y/o beber con frecuencia pueden ayudar. * Hay productos farmacéuticos para mejorar la calidad de vida en convivencia con dicho síndrome. Candidiasis oral * Infección de la mucosa bucal producida por hongos. * Tiene lugar cuando un nivel elevado de azúcar en la sangre hace que el pH fluctúe, permitiendo que un hongo llamado Cándida crezca sin control. * Normalmente limitada a personas con el sistema inmunitario debilitado. * Lesiones blancas sobreelevadas . * Enrojecimiento, picazón, quemazón y malestar * Tratamiento curativo con antimicóticos. Aftas * Úlcera o llaga abierta y dolorosa en la boca. * Un alto nivel de azúcar en  sangre ocasiona las aftas. * Suelen aparecer en las superficies interiores de los carrillos y los labios, la lengua, el paladar blando y la base de las encías. * Mantener tu nivel lo más cerca posible de tu objetivo de glucosa ayudará a disminuir la aparición de lesiones bucales.     Estomatitis * Inflamación de la mucosa de soporte de las prótesis. * En caso de usar dentadura postiza, extremar su higiene y su estado, y asegurarse de que ajuste bien y no produzca roces o heridas. * Muchas veces asociada a Candidiasis. * Puede ser asintomática pero algunos pacientes pueden quejarse de sangrado e inflamación de la mucosa, sensación de ardor, halitosis, sabor desagradable y sequedad de la boca. Lengua fisurada * Fisuras más o menos profundas, únicas o múltiples en el dorso de la lengua. * No dan síntomas, aunque cuando las fisuras son profundas pueden causar efectos inflamatorios y dolor. *En casos de fisuras profundas se deben cepillar bien para eliminar los restos acumulados en su interior, evitando infecciones como la Candida         Glositis romboidal * Zona roja, sobreelevada, de forma romboidal situada en el dorso de la lengua, que se irrita con frecuencia con el alcohol, las bebidas calientes o los alimentos muy especiados. * Ausencia de papilas filiformes. * Su tratamiento consiste en evitar el uso de irritantes y en el uso de medicación antifúngica debido a su relación con la candidiasis.       Paratiditis crónica bilateral * Agrandamiento asintomático frecuente en la diabetes moderada y severa y en los pacientes pobremente controlados. Este aumento de tamaño no inflamatorio de las glándulas salivales carece de etiología conocida aunque algunos autores lo atribuyen a una hiperplasia compensatoria al descenso tanto en los niveles de insulina, como del flujo salival. Otros autores relacionan este agrandamiento con cambios histológicos inducidos por la hiperglucemia.           Hipoplasia del esmalte * Alteración de la calcificación del esmalte o del desarrollo normal de los ameloblastos (células encargadas de la formación y organización del esmalte dental). * Puede aparecer tanto en la dentición temporal o permanente. * Los dientes afectados presentan un aspecto de dientes con falta de esmalte, y/o alteración del color. * Debido a los efectos de la hiperglucemia en el desarrollo de los gérmenes dentales. * Mayor propensión a la aparición y progresión de la caries dental.   Líquen plano oral * Enfermedad, inflamatoria, crónica y recurrente que afecta a las mucosas. * Su causa sigue siendo desconocida aunque existen diferentes factores que influyen en su aparición,

Buenos hábitos

Trucos para evitar el sarro entre los dientes

Mantener una buena rutina de higiene bucodental es importante para mantener la boca sana. El cepillado, así como el colutorio o el hilo dental, son técnicas que permiten eliminar los restos de comidas y bacterias. Eliminar estos restos es fundamental para evitar el endurecimiento de la placa, que se puede pegar entre dientes y en la línea de las encías, lo que se conoce como sarro. ¿Cómo evitar la acumulación de sarro? El sarro se pega en los espacios entre dientes y puede dañar algunas restauraciones dentales. También altera la estética de la sonrisa. Si no se elimina con rapidez, el sarro cada vez se va endureciendo más. Esto favorece el desarrollo de complicaciones como la caries dental y las enfermedades periodontales. En este punto, sólo puede ser eliminado por el odontólogo. ¿Cómo evitar el sarro entre mis dientes? Te damos algunos trucos para evitar la formación de sarro entre los dientes. Frecuencia del cepillado. Cepillarse los dientes una vez al día es el primer paso para el desarrollo del sarro. A lo largo del día realizamos distintas comidas. También exponemos la cavidad oral a distintos ataques u objetos externos. Por ello es importante lavar los dientes un mínimo de dos veces al día, con una duración entre dos y tres minutos. Pastas dentales. En la actualidad hay mucha variedad de pastas dentales. También hay pastas dentales para combatir la formación de sarro. En este sentido conviene incorporar a la pasta o el colutorio la presencia de flúor. Este mineral contribuye a fortalecer el esmalte. Este tipo de pastas dentífricas ayudan a prevenir la formación de la placa y su transformación en sarro. Además, el flúor que contienen algunas pastas, reparan el daño del esmalte dañado de los dientes. Limpieza interproximal. Hablamos de la limpieza de zonas más difíciles que la superficie dental, como los espacios entre los dientes. También el espacio entre la encía y la pieza dental. Este tipo de espacios son susceptibles a la formación de sarro, especialmente si sólo se limpian con el cepillo. Por ello los profesionales de PropDental recomiendan limpiar este tipo de zonas con utensilios específicos, como el hilo dental. Limpiar las zonas difíciles es el primer paso para evitar la presencia de sarro en la cavidad oral. Vigilar la alimentación. Algunos alimentos, como los azucarados, influyen en la formación y acumulación de placa bacteriana de forma directa. Por ello conviene seguir una dieta equilibrada y una rutina de higiene bucodental adecuada. Hábitos perjudiciales. Uno de los hábitos perjudiciales que más se ha relacionado con el sarro es el tabaquismo. Fumar o mascar tabaco contribuye a su endurecimiento, de modo que sólo un odontólogo puede eliminarlo. El mejor modo de evitarlo es mantener un estilo de vida saludable.

Scroll al inicio