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La periodoncia y su relación con otras patologías

Aunque la periodontitis es una enfermedad de las encías, guarda una estrecha relación con otras patologías de nuestra salud general. Junto con la gingivitis, la periodontitis es una de la principal enfermedad periodontal y es necesario aplicar los tratamientos adecuados para erradicarla, no solo por la salud bucodental, sino también por los efectos que puede tener en el resto del organismo. ¿Qué es una enfermedad periodontal? Dentro de las enfermedades periodontales se engloban aquellas que afectan a los tejidos que actúan como soporte del diente. Si no se tratan adecuadamente y se les deje progresar, pueden causar daños irreversibles en nuestra cavidad oral. Llegado a este caso, habría que consultarlo con la Dra. Sánchez, el experto en la salud de las encías.    ENFERMEDAD PERIODONTAL   Estas patologías no solo provocan la pérdida de la pieza dental en los casos más avanzados, sino que también pueden influir negativamente en una enfermedad que ya esté presente en nuestro cuerpo o aumentar el riesgo de padecerla. Por ello, no está de más conocer qué tipo de relación tienen las enfermedades periodontales con otras que, a priori, nada tienen que ver con la salud dental. Prevención de las enfermedades periodontales Pero antes de profundizar sobre este tema, vamos a enumerar una serie de pautas que pueden ayudarnos a evitar la aparición de una enfermedad periodontal. La limpieza bucal, un paso indispensable El mantenimiento de una correcta higiene bucodental es la primera acción encaminada a prevenir esta y cualquier otro tipo de dolencias en la cavidad oral. LIMPIEZA BUCAL   Es fundamental que las personas estén concienciadas en lo que se refiere al estado de su boca y se acostumbren a llevar a cabo una rutina diaria y completa después de cada comida. Aplicar una buena técnica de cepillado es muy importante y una buena ayuda es complementar esta acción mediante el hilo dental y enjuagues bucales. Con el cepillo de dientes podremos eliminar los restos de alimentos que hayan quedado entre las piezas dentales, mientras que el enjuague arrastrará hacia fuera todos aquellos residuos que la seda no haya conseguido limpiar. Visita regularmente a tu dentista Llevar a cabo los controles odontológicos pautados por tu dentista es el siguiente paso. Por un lado, es fundamental que el paciente actúe de manera preventiva sometiéndose a una higiene dental profesional que elimine la placa bacteriana del esmalte y encías. En el caso de que tengas dudas sobre si tienes una enfermedad periodontal, lo más aconsejable es consultarlo con un periodoncista. Usualmente, las señales de la enfermedad periodontal son evidentes, ya que el sangrado y la inflamación de las encías suelen ser uno de sus primeros síntomas.   Tal como hemos mencionado anteriormente, es importante recordar que las afecciones de las encías no dañan exclusivamente a la boca, sino que desencadenan otros problemas en la salud general: Nos encontramos, por un lado, ante dolencias a nivel local que únicamente inciden sobre el estado de la cavidad oral, y pueden provocar la pérdida de las piezas dentales, con las enfermedades que conlleva. Por otra parte, hay consecuencias a nivel sistémico cuyos efectos se amplían al resto del cuerpo. ¿Cómo se relacionan las patologías periodontales con el estado de salud general? Antes que nada, es necesario matizar que no en todos los casos una enfermedad periodontal provoca una patología distinta. Podríamos decir que, si nuestro estado de salud general es bueno y se empieza a poner remedio a tiempo a la enfermedad periodontal, no debe afectarnos en mayor medida. No obstante, lo que en un primer momento se considera una infección localizada en la boca, puede derivar en algo más grave en pacientes que no se tratan o que cuentan con enfermedades sistémicas previas. ¿Por qué sucede esto? Las bacterias presentes por la acumulación de placa y sarro en nuestros dientes y debajo de las encías pueden llegar al flujo sanguíneo, perjudicando a otras partes del organismo.   Saber cómo se relaciona la enfermedad periodontal con el resto de tu organismo te ayudará a prevenir diferentes patologías   Diversos estudios ratifican el vínculo entre las patologías periodontales y determinadas enfermedades sistémicas. A pesar de ello, las investigaciones continúan para poder verificar de forma más exacta la correlación de causa y efecto. A continuación mostramos algunos ejemplos. Diabetes La diabetes es una enfermedad bastante extendida en la población mundial, llegando a considerarse como una enfermedad pandémica. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 422 millones de personas adultas padecían de diabetes en 2014, frente a los 108 millones de 1980. De esta forma, la prevalencia a nivel global de esta patología casi se ha duplicado desde entonces, pasando del 4,7% al 8,5% en la población adulta. DIAGNÓSTICO DE LA DIABETES   En el caso de España, el 13,8% de la población sufre diabetes tipo 2 según un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) junto con la Sociedad Española de Diabetes (SED). La diabetes conlleva importantes complicaciones crónicas que pueden provocar la mortalidad prematura. A pesar de esto, hay muchas personas que no han sido debidamente diagnosticadas aun padeciendo la enfermedad. De acuerdo con el mismo estudio, de todas las personas afectadas por la enfermedad, el 6% lo desconoce. Una relación bidireccional Dicho esto, ¿qué tipo de conexión hay entre la diabetes y las enfermedades periodontales? Lo cierto es que la relación entre las dos patologías es bidireccional. La diabetes aumenta el riesgo de padecer una enfermedad periodontal debido a la respuesta inflamatoria que provoca. Los tejidos de soporte de los dientes, las encías, se destruyen de forma más rápida y disminuye la posibilidad de reparación posterior. Además, la propia patología de las encías afecta a la diabetes porque perjudica el control de la glucemia. Alteraciones cardiovasculares No es habitual que una persona piense que, por descuidar su salud dental, va a padecer alguna complicación cardiovascular. Pero lo cierto es que los pacientes con enfermedad periodontal tienen más riesgo de presentar un problema cardiovascular, como un infarto de miocardio o un ictus, que las personas con encías sanas. Así lo asegura la Sociedad Europea de Cardiología, que en el año 2012 incluyó por primera vez la periodontitis como factor de riesgo cardiovascular en sus guías. También en el año 2015, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española

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Cuidado: tu cepillo de dientes tiene más bacterias de las que crees

Todos sabemos que el cepillo de dientes –ya sea manual o eléctrico- es el elemento más importante de nuestra higiene diaria. Sin duda, su uso aporta muchos beneficios, ya que nos ayuda a eliminar los restos de alimentos y bebidas que ingerimos. De esta manera, favorece que tengamos una boca limpia y sana que impida el desarrollo gérmenes y bacterias. Sin embargo, ¿sabías que es posible que las bacterias de las que huimos estén presentes en el cepillo de dientes que posteriormente te pasas por tus dientes, encías y lengua? Esto es cierto y puede que suene algo desagradable pero, por suerte, tiene solución. Y es que, la manera de tener una boca sana no solamente pasa por cepillarse los dientes tres veces al día, sino por tener unos hábitos de higiene adecuados que van más allá del mero cepillado.   CEPILLADO DE DIENTES DIARIO ¿Por qué hay bacterias en mi cepillo de dientes? En primer lugar, las bacterias llegan a nuestro cepillo simplemente porque éste, durante el cepillado, entra en contacto con los microorganismos presentes en el interior de la boca. De esta manera, algunos de ellos se acumulan entre los filamentos del cepillo de dientes. Si no se retiran adecuadamente, dan lugar a mayor cantidad de gérmenes y bacterias cada vez. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que la mayoría de las personas guardamos nuestro cepillo de dientes en el baño. Aunque éste no es un aspecto en el que mucha gente repare, lo cierto es que esta zona de nuestra casa es muy vulnerable a la proliferación de bacterias. Esto no se debe únicamente a que el baño sea el lugar ocupado por el inodoro. También hay que tener en cuenta que esta estancia está sometida a cambios de temperatura y a mucha humedad. Si además tenemos en cuenta la forma más habitual de almacenar nuestro cepillo de dientes –en un vaso en contacto con otros cepillos– tenemos el cóctel perfecto para que los microrganismos se diseminen. Por todo ello, podemos decir que del lugar y la forma en la que se guarda el cepillo depende, en gran medida, la cantidad de gérmenes y bacterias que hay en sus cerdas.   ¿Cómo guardo mi cepillo de dientes? Una vez dicho esto, vamos a contarte qué es lo que puedes hacer para reducir lo máximo posible la presencia de dañinos microorganismos en tu cepillo de dientes. Lávate las manos antes de cepillarte los dientes Límpiate bien con agua tibia y jabón antes de manipular el cepillo para no transportar ningún microbio Enjuaga el cepillo después de haberlo utilizado De esta manera, retirarás los restos de pasta de dientes y de alimentos que se hayan podido quedar incrustados en los filamentos.   ENJUAGAR CEPILLO DE DIENTES TRAS USARLO Guarda el cepillo de manera vertical (con las cerdas hacia arriba) y déjalo secar No pongas el capuchón hasta que esté seco, ya que el ambiente húmedo y cerrado estimula el crecimiento de bacterias Separa tu cepillo del resto de cepillos Los filamentos de diferentes cepillos no deben contactar ya que pueden contaminarse No compartas nunca tu cepillo de dientes con nadie Parece obvio que no se debe hacer esto. Sin embargo, muchas personas –sobre todo parejas- lo hacen Cambia tu cepillo cada tres meses Éste es el plazo máximo que debería durarte un cepillo para mantenerlo en buen estado. Sin embargo, si las cerdas empiezan a abrirse, cámbialo antes. CEPILLOS CON CERDAS DESGASTADAS   Como ves, estos consejos son muy sencillos de llevar a cabo. Apenas conllevan esfuerzo y nos ayudan a prevenir que la multiplicación de bacterias cause la aparición de distintas enfermedades bucodentales como las caries o los problemas periodontales (gingivitis y periodontitis).

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¿Cómo cepillarse los dientes correctamente?

Aunque es un hábito que repetimos varias veces al día y que nos enseñaron a hacer cuando éramos niños, los datos demuestran que los españoles no nos cepillamos los dientes correctamente. Y que, por tanto, la higiene bucal diaria es una de las asignaturas pendientes tanto de pequeños como de mayores. Son muchos los estudios que han profundizado sobre este tema con el objetivo de concienciar a la población de la importancia de un buen cepillado de dientes.   ¿Nos cepillamos bien los dientes? El citado informe concluyó que los niños españoles suspenden a la hora de lavarse los dientes, tanto en lo que respecta al tiempo como a la forma de cepillarse. Una de las conclusiones más llamativas del estudio, en el que han participado mil familias, afirma que el 33,6 % de los niños se cepilla únicamente las piezas dentales delanteras, obviando el resto de dientes que hay en la boca. Además, sitúa el tiempo de cepillado inferior al adecuado, ya que el 43,1% de los niños emplea menos de dos minutos, que es la duración recomendada por los dentistas. En este punto, es especialmente importante tanto el ejemplo como los hábitos enseñados por los padres. Dado que muchos adultos también tienen dudas acerca de la frecuencia, duración y técnicas de higiene bucal adecuadas, en este artículo vamos a darte unas sencillas pautas para que puedas mejorar tu cepillado y enseñar una buena rutina a los más pequeños. Para prestar atención a todos los dientes y evitar olvidos, lo mejor es dividirlos en dos grupos (superiores e inferiores) y seguir siempre el mismo orden ¿Cómo cepillarse los dientes correctamente? Antes de explicar cómo debe realizarse el cepillado, es necesario resaltar la importancia del cepillo de dientes. En primer lugar, hay que aclarar que tanto el manual como el eléctrico son igualmente válidos. Lo que sí es importante es que el cepillo de dientes esté limpio y en buen estado. Como norma general, debe cambiarse cada tres meses, o incluso antes, si advertimos que está muy desgastado. En lo que respecta a la frecuencia y la duración, lo más recomendable es cepillarse los dientes después de cada comida (alrededor de tres veces al día) y durante aproximadamente dos minutos. Es frecuente que nos cueste llegar a los dos minutos y desistamos antes de tiempo. Para evitar esto, podemos recurrir a unos sencillos trucos, como pueden ser usar un reloj o hacer algo que nos entretenga mientras nos cepillamos, como, por ejemplo, ver la televisión. ¿Cuál es la mejor técnica de cepillado? Una vez que tenemos claro cuál debe ser la frecuencia y la duración, es importante recalcar cuál debe ser la técnica, lo que generalmente crea más dudas. En primer lugar, debemos añadir al cepillo una pasta de dientes con flúor (casi todas lo contienen). La pasta debe usarse de manera moderada, ya que si añadimos demasiada cantidad se generará exceso de espuma, lo que no favorece la limpieza. Para asegurarnos de que prestamos a todos los dientes la misma atención, podemos dividirlos en dos grupos (superiores e inferiores) y seguir siempre el mismo orden. De esta manera, crearemos una rutina, nuestro cepillado será minucioso y evitaremos olvidos.   PASTA DE DIENTES EN EL CEPILLO 1 – Dientes superiores Caras exteriores Para empezar a cepillar las caras exteriores de los dientes superiores, abrimos ligeramente la boca y colocamos el cepillo perpendicular al diente, levemente inclinado hacia la encía. De esta manera, realizamos varias veces movimientos circulares suaves para que las cerdas del cepillo abarquen dientes y encías. Al estar también en contacto el cepillo de dientes con la encía es muy importante que el movimiento sea suave y no ejerza presión sobre la misma. De hacerlo incorrectamente, ésta acaba sufriendo daños. Por ejemplo, hay muchas personas que vienen a nuestra consulta con las encías retraídas por culpa de un cepillado agresivo. A la hora de explicar cómo de suave debe ser este movimiento, se puede decir que cepillarse los dientes se asemeja a barrer. Es decir, no por no por barrer más fuerte, vas a barrer mejor y quitar más suciedad. Caras interiores Una vez que hemos terminado con las caras exteriores, pasamos a las caras interiores. Para cepillarnos las caras interiores tendremos que hacer dos movimientos diferentes: uno de colmillo a colmillo y otro para el resto de los dientes. Empezaremos por la parte posterior de la boca y seguiremos realizando pequeños movimientos circulares, para lo que utilizaremos únicamente la parte delantera del cepillo de dientes. Una vez que llegamos a los colmillos, comenzaremos a realizar un movimiento de barrido utilizando ya todo el cepillo. Caras triturantes Para terminar con los dientes superiores, cepillaremos las caras triturantes, que se limpian mediante movimientos de barrido horizontales. Este es el movimiento que menos problemas plantea ya que la mayoría de la gente lo hace así de manera natural. 2 – Dientes inferiores Una vez que nos hemos ocupado de la higiene de los dientes superiores, continuamos con los inferiores. La técnica que se va a utilizar es la misma que hemos descrito anteriormente. En primer lugar, colocamos el cepillo perpendicular al diente para hacer la limpieza en el mismo orden: caras exteriores, interiores y, por último, triturantes. 3 – Lengua Una vez cepillados todos los dientes, no debemos olvidarnos de limpiar la lengua, donde se acumulan gran cantidad de restos de alimentos. Para ello, lo más recomendable es utilizar un raspador lingual. Para proceder con la limpieza, lo primero que tienes que hacer es sacar la lengua y colocar el raspador en la parte más posterior que puedas. Si te decimos esto es porque a muchas personas el raspador lingual les genera náuseas. Por tanto, ten cuidado de no llevarlo demasiado atrás. Una vez que estés en la parte posterior de la lengua, haz un barrido desde atrás hacia delante. RASPADOR LINGUAL PARA LA LIMPIEZA DE LA LENGUA Complementos al cepillado: seda dental y colutorio Además del cepillo y la pasta dentífrica, es fundamental complementar la higiene conotros dos elementos: seda dental o cepillo interproximal y colutorio. En este punto es importante resaltar que aunque su uso sea importante, estos productos nunca deben sustituir a un cepillado minucioso. Por un lado, la seda dental debe utilizarse una vez al día para limpiar los restos de comida que hayan podido quedarse entre los dientes. En el caso de que los espacios entre los dientes sean grandes, debe utilizarse un cepillo interproximal. Por otro lado, el

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¿Hasta qué edad debo cepillarle los dientes a mi hijo?

Una buena higiene bucal desde pequeño es el primer paso para gozar de buena salud dental de adulto. Por ello es primordial que los niños entiendan que cepillarse los dientes correctamente debe formar parte de su rutina de higiene diaria. La caries es la enfermedad dental más común, y afecta tanto a niños como a adultos. Una extracción prematura de un diente de leche por culpa de una caries influye negativamente en la correcta erupción posterior de los dientes definitivos. Los padres deben inculcar a sus hijos la repercusión negativa que puede conllevar el hecho de no tener unos buenos hábitos de higiene dental, e influir de manera positiva en que los adquieran. Hábitos de higiene dental en bebés Los hábitos de higiene oral deben empezar desde la cuna, incluso antes siquiera de que los dientes hayan empezado a erupcionar. Un acto tan sencillo como pasar una gasa impregnada en agua por las encías y la lengua de nuestro bebé elimina los restos de leche materna de la boca, calma la irritación de las encías y evita la presencia de bacterias. En caso de no prestar atención a la higiene bucal del bebé, pueden surgir afecciones como la caries de biberón. ¿Qué es la caries de biberón? Las caries de biberón -o del lactante- son aquellas que surgen por la exposición frecuente de los dientes del bebé a líquidos con alto contenido en azúcares como pueden ser la leche, jugos de frutas o jarabes. Para prevenirlas debemos tener en cuenta las pautas de higiene oral recomendadas para bebés y tomar precauciones tales como reducir el consumo de azúcar en la dieta, especialmente entre comidas, o no permitir que el niño se quede dormido con un biberón en la boca que contenga un líquido azucarado. ¿A qué edad se deben cepillar los dientes los niños? A partir de los seis meses es normal que aparezca el primer diente de leche: es el momento de incluir el primer cepillo en la rutina diaria de higiene bucal. El uso del dentífrico no está indicado hasta que el niño cumpla dos años aproximadamente, bastará con impregnarlo con agua para eliminar las bacterias que anidan en las encías. Cuando nos aseguremos de que el niño ha aprendido a enjuagarse la boca y que no va a tragarse la pasta de dientes, podemos incluirla en la rutina de cepillado dental. Sólo será necesario aplicar una cantidad mínima: una dosis parecida al tamaño de un grano de arroz. Las pastas más recomendadas son las fluoradas: el flúor fortalece el esmalte de los dientes y lo hace más resistente contra bacterias dañinas que causan afecciones como, por ejemplo, las caries. Sin embargo, debemos ser responsables y adquirir aquellas que tengan la cantidad de flúor recomendada para su edad. Se trata de una sustancia que, en caso de ingerirla en exceso, es tóxica y puede causar fluorosis – una afección que se produce generalmente en el periodo de crecimiento del diente que tiñe el esmalte de un tono marrón-. ¿Cómo debo cepillarle los dientes a mi hijo? Debemos escoger un cepillo de mango grueso, cabezal pequeño y redondeado y cerdas suaves, especialmente destinado a bebés. Cepillaremos con suavidad tanto la cara interior como exterior del diente al menos dos veces al día: por la mañana y por la noche. La lengua es la gran olvidada: en ella anidan una gran cantidad de bacterias que afectan negativamente a la salud bucal de los niños. Debemos incluir la limpieza de la lengua en la rutina de higiene dental de nuestro hijo. Cambiaremos el cepillo siempre que veamos que las cerdas están desgastadas, aproximadamente cada 3 o 4 meses. A partir de los 6 años, está recomendado el uso de un colutorio para completar la higiene bucodental dental, bien sea diario o semanal. Sin embargo, hasta que el niño no tenga la dentadura definitiva completa, está desaconsejado el uso de otros elementos de higiene tales como el hilo dental o los cepillos interproximales. Debemos hacer hincapié en la limpieza de la lengua para conseguir una higiene oral completa ¿A qué edad debo llevar a mi hijo al dentista? Las recomendaciones en cuanto a la primera visita al dentista han cambiado en los últimos años: lo ideal es acudir al especialista cuando el niño cumpla un año de edad. Anteriormente los pediatras pautaban esta primera consulta cuando el niño tuviera todos los dientes de leche en boca: es decir, sobre los tres años. Sin embargo, se ha comprobado que, a esta edad, muchos niños presentaban caries, problemas de maloclusión o habían sufrido traumatismos. En esta primera visita, el especialista revisará el estado de las encías y de los dientes, y verificará que el tono del esmalte sea blanco uniforme. Además, comprobará que no hay alteraciones del crecimiento de los maxilares o alguna malposición dental que pueda estar asociada a hábitos infantiles como la succión del pulgar o el uso inadecuado del chupete. Por último, dará a los padres unas pautas para mantener una correcta higiene y salud bucodental del bebé, y cómo introducir estos hábitos en la rutina del niño de una manera sencilla y divertida. ¿Cada cuánto tiempo está aconsejada una visita al dentista? De forma periódica deberemos llevar a nuestros hijos a revisión con el odontopediatra. Si todo está bien, bastará con una visita al año en la que se verificará que el crecimiento dental es correcto y que no hay afecciones como caries o enfermedades periodontales. Además, sobre los 6 – 8 años está recomendada una primera visita al ortodoncista. A esta edad, ya han salido algunos dientes definitivos y los maxilares están todavía en crecimiento. En caso de haber alguna alteración en el crecimiento de los huesos de la cara o malposiciones, se podrán atajar con tratamientos de ortodoncia interceptiva. De esta forma, se actúa directamente sobre los huesos de la cara del paciente, corrigiendo las posibles malposiciones y guiando la correcta erupción de los dientes definitivos. Adquirir unos hábitos de higiene bucodental saludables desde la infancia puede prevenir afecciones dentales en el futuro. La actuación de los padres es definitiva a la hora de favorecer la salud dental del niño: no sólo deben seguir las pautas establecidas por los

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6 hábitos que tu hijo adolescente debe tener para cuidar sus dientes

Durante la niñez, es fundamental que los padres eduquen a sus hijos en la importancia de mantener unos buenos cuidados e higiene bucodental. A edades tan tempranas, estos buenos hábitos se refieren especialmente al cepillado y a la alimentación. Pero, además, es importante que los niños sean familiarizados con el dentista para que no desarrollen fobias que les supongan un verdadero problema en el futuro. Así, será más fácil que durante la adolescencia -una época llena de cambios en la que la persona comienza a ser más autónoma- los hijos continúen con los buenos hábitos adquiridos en la niñez. De la misma manera, si los adolescentes son conscientes de la importancia de mantener dichos hábitos, los perpetuarán con el paso de los años, lo que repercutirá positivamente en la sonrisa que tengan en el futuro. Y es que una cosa está clara: conocer las medidas preventivas para cuidar la salud bucodental y llevarlas a cabo reduce considerablemente la necesidad de someterse a tratamientos invasivos o dolorosos en la edad adulta. El hecho, a su vez, de evitar tratamientos complejos se traducirá en un importante ahorro de dinero.   Cuidado con los refrescos: se estima que una lata de 330 mililitros contiene alrededor de 6 cucharillas de azúcar. ¿Cómo cuidar la salud bucodental en la adolescencia? Como ya hemos señalado anteriormente, la adolescencia es una etapa clave tanto para continuar con los hábitos inculcados durante la niñez como para adquirir rutinas nuevas que se llevarán a cabo toda la vida.   NIÑO EN EL DENTISTA Por tanto, se recomienda que los padres supervisen los siguientes hábitos de sus hijos:   1. Higiene: cepillarse los dientes al menos dos veces al día Lo ideal es que el cepillado se haga después de cada comida. Sin embargo, entendemos que cumplir esta rutina no sea tan fácil cuando el adolescente está en el colegio o el instituto. Si no puede ser después de cada comida, el adolescente debe cepillarse los dientes al menos dos veces al día: por la mañana y por la noche. Este cepillado debe durar un mínimo de dos minutos y debe acompañarse del uso de una pasta dental con flúor. De esta manera, se eliminará la placa que tiende a acumularse entre los dientes y que, además, es la causante de la caries. Además, tras el cepillado siempre se debe utilizar el hilo dental. Con ello, se retirarán todos los restos de alimentos que han quedado entre las piezas dentales y que las cerdas del cepillo no han conseguido eliminar.   RUTINA DE CEPILLADO DIARIO Y, por último, recomendamos el uso de enjuague bucal tras el último cepillado del día: antes de irse a la cama.   2. Nutrición: alimentación sana y equilibrada Si no se les conciencia sobre la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada, los adolescentes tenderán a consumir alimentos y bebidas ricos en azúcares que, sin embargo, tienen un escaso contenido nutricional. Este es el caso de los caramelos o chucherías y de los refrescos. En el caso de los primeros, se recomienda reducir su ingesta al máximo y sustituirlos por sus variedades sin azúcar. En el caso de los segundos, contamos con un dato alarmante. Se estima que una lata de refresco de 330 mililitros contiene alrededor de 6 cucharillas de azúcar. Por tanto, estas bebidas no solamente pueden causar caries. Además, contienen ácidos que dañan y erosionan el esmalte dental. Al igual que con las chucherías, recomendamos reducir su consumo al máximo. Pero si se quieren tomar de vez en cuando, podemos dar un consejo. Lo mejor es beber con la pajita para reducir el contacto de la bebida con los dientes y enjuagarse la boca después de beber. Dicho esto, es importante llevar una alimentación equilibrada en la que abunden las verduras, frutas, la carne o el pescado, que son fuentes naturales de vitaminas y proteínas.   ALIMENTACIÓN SANA Y EQUILIBRADA Con todo lo anteriormente mencionado, nos hemos referido a lo perjudicial que puede ser el consumo abusivo de algunos alimentos. Sin embargo, si es malo el exceso, el defecto puede ser aún peor. Y es que es preocupante el número de adolescentes españoles que padece trastornos de la alimentación como anorexia o bulimia. De hecho, se estima que en España estas enfermedades afectan a más de 400.000 jóvenes y adolescentes, siendo el público más vulnerable el comprendido entre los 12 y los 25 años. Por todos es sabido que la anorexia y la bulimia causan estragos en quienes las padecen. A nivel bucodental, pueden producir desgastes, hipersensibilidad, caries, retracción de encías y pérdida de dientes. A nivel general, estos desórdenes causan daños psicológicos y físicos que pueden llegar a ser irreversibles, como la muerte. Por tanto, si se sospecha que nuestro hijo puede haber caído, o estar cerca de caer, en alguna estas enfermedades, es necesario ponerlo en conocimiento de profesionales médicos lo antes posible.   3. Ortodoncia: tratar a tiempo y extremar la higiene Si hay un tratamiento dental que se asocie con la adolescencia, ése es, sin duda, la ortodoncia. Aunque hoy en día los métodos más estéticos gocen de mucha popularidad (brackets de zafiro, brackets linguales o Invisalign), los adolescentes suelen llevar los tradicionalesbrackets metálicos. ADOLESCENTE CON BRACKETS METÁLICOS Su uso es tan frecuente entre los adolescentes ya que los padres son cada vez más conscientes de las consecuencias que se pueden derivar de tener unos dientes apiñados, girados o desplazados. La mala colocación de los dientes hace que una persona no pueda comer correctamentey que se genere mayor tensión de la debida en los músculos que participan en la masticación. Pero, además, unos dientes que no están correctamente alineados provocan dificultades a la hora de cepillarlos, ya que no se puede acceder a todas sus partes con facilidad. La consecuencia de esta falta de higiene hace que se desarrollen caries o que los dientes sean perdidos precozmente. Dadas las consecuencias que ocasiona la mala colocación de los dientes, es importante advertir que cuanto antes se paute un tratamiento, más fácil será solucionar el problema al que nos enfrentamos. Por eso, desde nuestra clínica recomendamos que la primera revisión con el ortodoncista sea a edades tempranas, aproximadamente a los seis años.   4. Prevenir accidentes: protectores bucales La práctica de deporte forma parte de la vida diaria de los adolescentes. Si, además, éstos practican actividades de contacto como el fútbol o el baloncesto, es aconsejable que se utilice un

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Aliméntate para tener unos dientes sanos

Desde la segunda mitad del siglo XX estamos experimentando una disminución en la prevalencia de la caries dental en los países industrializados. Este hecho se debe tanto a los hábitos de higiene dental como a la proliferación del flúor en el agua que ingerimos y a las pastas de dientes y enjuagues bucales que utilizamos. Sin embargo, las caries siguen siendo el problema dental más común tanto en niños y adolescentes como en adultos. Por eso mismo, en este artículo vamos a ver por qué se producen las caries y cómo podemos combatirlas. Qué son y cómo se producen las caries Las caries son perforaciones que afectan a los dientes y que se producen debido a las bebidas o alimentos que contienen carbohidratos fermentables (azúcares y almidones). Cuando éstos entran en contacto con las bacterias de la boca, se producen unos ácidos que erosionan y desmineralizan el esmalte de los dientes y destruyen sus proteínas. Por lo tanto, cuanto más tiempo permanezcan en nuestra cavidad oral, más probabilidad tendremos de desarrollar caries. Además, tanto la cantidad y la frecuencia con la que se consumen estos alimentos mencionados, como el momento del día en que se ingieren, también serán determinantes para la aparición de este problema dental. Así, por ejemplo, los productos que se consumen durante una comida resultan menos dañinos para nuestros dientes, ya que la saliva generada durante este proceso ayudará a limpiar y eliminar los alimentos de nuestra boca y así reducir el efecto de los ácidos. Por el contrario, el hecho de comer entre horas favorece el desarrollo de estas bacterias nocivas, ya que a la falta de higiene dental -el no cepillarnos los dientes después de “picar” algo- le sumamos una menor generación de saliva. Cómo evitar la caries: soluciones Para evitar la aparición de la caries es importante llevar a cabo una serie de hábitos saludables: Mantén una higiene dental adecuada: cepíllate los dientes después de cada comida durante 2 minutos. Cuida tu alimentación: en las siguientes secciones vas a encontrar una lista con los alimentos y bebidas más sanos -y perjudiciales- para tus dientes. Añade flúor a tu dieta: a pesar de que no está muy presente en la comida, podrás encontrar fluoruro tanto en el agua como en suplementos orales. Visita a tu odontólogo con regularidad: una periodicidad adecuada puede ser una o dos veces al año (a menos que estés realizando un tratamiento, en cuyo caso será tu dentista quien establezca cada cuánto tienes que ir). Acude a que te hagan una limpieza dental profesional: aunque lo habitual es ir una vez al año, pregunta a tu dentista o higienista cuál es la periodicidad más adecuada para ti.   ALIMENTOS QUE PROVOCAN CARIES Importancia de una buena alimentación Por lo general, el ritmo de vida frenético que acostumbramos a tener nos hace recurrir a los productos precocinados o la denominada “comida basura”, que es precisamente el tipo de alimento con más azúcares simples y carbohidratos. Es decir, esto es el sustrato ideal para la proliferación de las bacterias dentales causantes de las caries. Por tanto, es importante que la dieta que hagamos sea rica en nutrientes y que se transmita de generación en generación, empezando, incluso, desde el embarazo. De hecho, es a partir de la sexta semana de embarazo cuando los azúcares consumidos pueden perjudicar la correcta calcificación de los dientes del bebé y afectar al desarrollo de enfermedades dentales. En el caso de los niños en edad de crecimiento, una alimentación equilibrada y variada puede ayudar tanto a la formación como a la maduración de los dientes. En esta fase es clave que una dieta rica en flúor (protector frente a agresiones externas) y calcio (favorecedor de la mineralización de los dientes) se acompañe de unos buenos hábitos de higiene dental. Por su parte, durante la edad adulta, una alimentación adecuada favorecerá el mantenimiento de una buena salud bucodental, evitará la aparición de enfermedades dentales y prevendrá la pérdida de dientes. Los alimentos precocinados o la comida basura son el sustrato ideal para la proliferación de las bacterias dentales causantes de la caries ¿Qué alimentos nos ayudan a mantener una adecuada salud dental? Una vez dicho esto, vamos a decirte cuáles son las comidas y bebidas que contribuyen a que tengas una buena salud bucodental. Y es que, los nutrientes son la base de una buena alimentación tanto para nuestro cuerpo como para nuestros dientes, y serán ellos los que impedirán que suframos infecciones que deriven en problemas o enfermedades más graves -gingivitis, periodontitis, pérdida de dientes…-. Para una buena salud dental necesitaremos incluir en nuestra dieta los siguientes nutrientes: Proteínas: su carencia puede producir un retraso en el desarrollo de los dientes de leche. Calcio, flúor y vitamina D: ayudan a que los dientes se formen fuertes y sanos. Vitamina C y K: permiten tener unas encías saludables y evitan la aparición de la gingivitis. Vitamina A: favorece el desarrollo adecuado del esmalte dental. Vitamina B2: su carencia puede provocar inflamación de la lengua, labios agrietados y llagas o úlceras bucales. Y, más concretamente, te vamos a decir cuáles son los alimentos y bebidas que te recomendamos para disfrutar de una sonrisa saludable: Bebe mucho agua. Toma leche y sus derivados (yogures, queso…) después de las comidas y antes del cepillado: ayudan a neutralizar la acidez de la placa y son ricos en calcio, fósforo y vitaminas A, B y D. Come manzanas, zanahorias, apio y pepino: ayudan a limpiar la superficie de los dientes y refuerzan las encías. Bebe té verde o negro (sin azúcar): contiene polifenoles, que ayudan a controlar las bacterias que causan caries. Come chocolate en vez de gominolas o caramelos: el grano del cacao tiene contenidos antibacterianos. Consume kiwi: posee una cantidad de vitamina C seis veces superior a la naranja, ayuda a mantener el colágeno de las encías y evita enfermedades periodontales. Toma semillas de ajonjolí: además de ser ricas en calcio, ayudan a desprender la placa y a reconstruir el esmalte.   MANZANA SALUDABLE PARA LOS DIENTES Además de los alimentos que acabamos de mencionar y que son buenos para nuestros dientes, existen algunas pautas que favorecen la higiene dental y protegen el esmalte. Mastica chicle sin azúcar y con xilitol: la masticación y la salivación que se

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6 cosas que haces mal cuando te cepillas los dientes

Todos sabemos que una buena higiene bucodental es indispensable para mantener a raya las bacterias y conservar nuestros dientes toda la vida. Por eso, es muy probable que tengas clara la importancia de cepillarte con determinada frecuencia y durante un tiempo concreto. Sin embargo, puede que no conozcas otros de los consejos que mencionamos en este artículo y te resulten nuevos o, incluso, chocantes. Por ejemplo, ¿sabías que no es bueno cepillarse los dientes nada más terminar de comer? A continuación te decimos cuáles son los errores más comunes que todos cometemos en nuestra higiene diaria: 1. No usas seda dental Por muy sencillo y rápido que sea pasarse el hilo dental después de cada cepillado, es posible que no lo hayas usado nunca. Sin embargo, tenemos que decirte que por muy exhaustiva que sea tu limpieza con el cepillo, es necesario usar seda dental. Ésta permite eliminar los restos de alimentos de pequeños recovecos a los que las cerdas del cepillo no llegan, como los que hay entre los dientes y en la zona de las encías. Si no puedes pasarte el hilo dental después de cada cepillado, te recomendamos que al menos lo utilices una vez al día.   SEDA PARA LIMPIAR DIENTES Y ENCÍAS 2. Tu técnica de cepillado no es la adecuada Si tuviéramos que comparar el cepillado de los dientes con un hábito cotidiano, diríamos que se asemeja a barrer. Por ello, te diremos que elegir un cepillo de cerdas duras y frotarlas fuertemente contra tus dientes no solamente no garantiza una mejor limpieza, sino que además es muy perjudicial. Este hábito desgasta el esmalte y provoca recesión de encías, lo que hace que la raíz de la pieza dental quede expuesta. Esto, además de ser muy antiestético, aumenta mucho la sensibilidad del diente. Por el contrario, una técnica de cepillado adecuada requiere ser ordenado y cuidadoso, para no dejarnos ninguna zona sin limpiar ni dañar dientes y encías. Para conseguirlo, lo más indicado es establecer una rutina de higiene que dure al menos dos minutos. De esta forma, empezaremos con los dientes superiores y seguiremos con los dientes inferiores. En ambos casos, cepillaremos -en este orden- las caras exteriores, las interiores y las triturantes.   3. Te olvidas de la lengua Aunque pongamos todo nuestro interés en cepillarnos los dientes de manera adecuada, la lengua sigue siendo, por lo general, la gran olvidada. Por ello, tenemos que recordarte que una vez hayamos cepillado todos los dientes, es fundamental limpiar la lengua. Para hacerlo, hay algunos cepillos que cuentan con una superficie específica para esta zona de la boca. Si el tuyo no la tiene, te recomendamos que utilices un raspador lingual. La limpieza de la lengua permite combatir las bacterias que tienden a alojarse en esta zona y que además son las causantes del mal aliento.   LIMPIADOR LINGUAL TRAS EL CEPILLADO 4. Tu cepillo tiene más de tres meses El cepillo, o el cabezal en el caso de que éste sea eléctrico, debe ser cambiado cada 3 meses aproximadamente. Hay que tener en cuenta que normalmente los cepillos de dientes se almacenan en el cuarto de baño, lo que significa que están expuestos a cambios de temperatura, al contacto con otros cepillos, etc. Por ello, un cepillo de más de 3 meses no solamente tendrá las cerdas debilitadas y dobladas, lo que implica una limpieza incompleta de los dientes. Además de esto, mayor tiempo de uso conlleva una mayor cantidad de bacterias. 5. Abusas de la pasta de dientes Una pasta de dientes que contenga flúor es la mejor opción para acompañar al cepillo. Sin embargo, es importante reconocer que una mayor cantidad de pasta de dientes no implica una mejor higiene. Aunque en los anuncios que aparecen en televisión veas que la pasta de dientes debe cubrir todo el largo del cepillo, lo cierto es que una cantidad del tamaño de un guisantees suficiente. El exceso de pasta solamente hace que la boca se llene de espuma, produciendo una sensación de limpieza que no es real. EXCESO DE PASTA DE DIENTES  6. No te cepillas los dientes después de cada comida Teniendo en cuenta que los expertos en nutrición recomiendan hacer cinco comidas al día, este último punto puede ser más debatible. Aunque puede resultar lógico que no te cepilles cinco veces al día, hay dos ocasiones que son imperdonables: después de desayunar y antes de irnos a la cama. Además, como último apunte –aunque no menos importante- te diremos que es mejor no cepillarnos los dientes nada más terminar de comer. Esto es porque cuando comemos, el pH de la boca baja y se vuelve ácido. Si te cepillas en ese momento, aumentas la abrasión sobre los dientes. Para recuperar el pH normal, es recomendable enjuagarse la boca previamente con un colutorio o esperar 30 minutos para cepillarnos. Una vez descritos algunos de los errores más frecuentes, ¿sabrías reconocer alguno que estás cometiendo? A modo de resumen, te recomendamos utilizar un cepillo medio o suave para realizar movimientos de barrido en dientes y encías sin llegar a presionarlos. No te olvides de la lengua y usa seda, colutorio y una pasta con flúor, pero sin abusar. Cambia tu cepillo cada tres meses y espera alrededor de 30 minutos para empezar a cepillarte una vez has terminado de comer. Por último, visita a la Dra. Sánchez al menos una vez al año para que te revise y lleve a cabo una higiene profesional. Ten presente que, como en casi todos los aspectos, en Odontología también es mejor prevenir que curar.

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Lo que tu lengua dice de tu salud bucodental

La lengua suele ser la gran olvidada durante la rutina de higiene bucodental. Pero si la limpiamos a menudo y le prestamos atención, podemos descubrir muchas claves sobre nuestra salud oral. ¿Qué dice la lengua sobre la salud bucodental? La lengua puede ser la clave para detectar alguna complicación oral a tiempo. Además, en la superficie lingual es donde se almacenan diversas familias de bacterias relacionadas con patologías como la halitosis. Para limpiarla con profundidad existen limpiadores linguales, unos utensilios que se adaptan a su forma para rasparla suavemente. Otra opción para eliminar las bacterias de la superficie lingual es cepillarla con el mismo cepillo. Qué dice la lengua sobre la salud oral Analizar de vez en cuando el aspecto de la lengua puede ser determinante en la prevención oral. Según su tonalidad, la lengua puede darnos mucha información: Tono rojo. Hablamos de un rojo fresa muy intenso. Según diversos expertos este tono indica la falta de vitaminas en el organismo, como por ejemplo de hierro. Color oscuro. Si tu lengua tiene un tono parecido al del café o incluso más oscuro, no es una buena señal para tu salud bucodental. En la mayoría de casos es por la falta de higiene, aunque puede provocar diversas consecuencias: alteraciones en el gusto, mal aliento… La clave para evitar esto está en limpiar la lengua con la misma frecuencia que te cepillas los dientes. Lengua blanquecina. El tono blanquecino en la lengua está asociado a complicaciones graves, aunque en la mayoría de casos se debe al desarrollo de la candidiasis. Lo más recomendable es acudir al odontólogo de confianza para determinar la causa concreta de este tono claro en la lengua. Manchas blancas. Las manchas blancas también causan alarma en muchos pacientes, que suelen ser los fumadores. En muy pocos casos estas manchas están relacionadas con el desarrollo del cáncer bucal, aunque es un porcentaje muy bajo. En cualquier caso es recomendable abandonar los hábitos perjudiciales como el tabaquismo y acudir a la consulta, además de realizar una buena higiene bucodental en profundidad. Manchas o lesiones rojas. En general son pequeñas irritaciones o ampollas, pero si no cicatrizan con el paso del tiempo es imprescindible acudir a un profesional. En otros casos la lengua no presenta un aspecto concreto, pero provoca ardores. Los ardores tienen causas muy diversas: cambios hormonales, reacciones alérgicas… Una lengua sana tiene un aspecto rosado poco intenso. Para evitar estas complicaciones, es fundamental mantener una buena rutina de higiene y no olvidarse de limpiar la superficie lingual.

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10 tips simples para nuestra higiene dental

Mejorar nuestros hábitos relacionados con la higiene bucodental nos será de gran utilidad a la hora de evitar la aparición de las principales enfermedades dentales. Considerando la importancia de este proceso, en este artículo conoceremos una serie de consejos simples y prácticos relacionados con la higiene de nuestra boca. ¡No te los pierdas! Consejos de higiene bucodental Empezamos este listado de consejos hablando de una situación muy común como es la imposibilidad de cepillarnos los dientes, una situación que afecta especialmente a aquellas personas que no comen en casa y que tienen como alternativa enjuagarse con agua con la finalidad de eliminar las partículas y restos de comida que se quedan en la boca y que son las causantes de las enfermedades orales. Si te preocupa el mal aliento debes saber que los restos de comida que se acumulan en la lengua son la principal causa de esta situación. Así que… ¡Cepíllate la lengua! Cepillarte los dientes después de tomar café o vino tinto evitará la aparición de manchas dentales, siendo un consejo indispensable para aquellas personas que se preocupan por la estética de su boca. Cuando nos cepillamos los dientes debemos considerar la limpieza de la totalidad de caras de la pieza dental, solo de esta forma podremos conseguir una óptima limpieza. Es recomendable el uso del cepillo eléctrico. En caso de que optemos por un cepillo “de toda la vida” es importante elegir un modelo que cuente con las cerdas intermedias. El cepillado dental no se debe hacer mediante movimientos horizontales, sino a través de movimientos verticales y circulares. El uso del hilo dental es clave en nuestra rutina de higiene oral. Gracias a este elemento podremos retirar las partículas de alimentos que se quedan alojados en los espacios interdentales.  Como alternativa, indicada para personas con amplios espacios interdentarios, tenemos el cepillo interproximal. El enjuague bucal representa una excelente forma de finalizar este proceso, aunque es recomendable utilizar un modelo que no contenga alcohol entre sus componentes. Es recomendable que el cepillado dental tenga lugar una vez que han pasado unos minutos después de comer, sin embargo en el caso de consumir productos ácidos es preferible esperar hasta 45 minutos ya que los ácidos residuales que quedan en la boca podrían dañar el esmalte si nos cepillamos los dientes justo después de su consumo. Se recomienda que nos cepillemos los dientes 3 veces al día, es decir, después de cada comida. Como mínimo nos cepillaremos la boca dos veces diarias, siendo de vital importancia el cepillado antes de acostarnos puesto que mientras dormimos es cuando mayor peligro tenemos de contraer una enfermedad dental y ello se debe a que no fabricamos prácticamente saliva (que se encarga de protegernos ante el ataque de las bacterias). En definitiva, en este artículo hemos podido conocer una serie de consejos muy simples y prácticos que nos permiten mejorar nuestro hábito relacionado con la higiene bucodental. ¿A qué esperas para ponerlos en práctica?

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Tipos de pastas dentales

En el mercado hay una gran variedad de productos para la higiene bucodental. Cepillos, colutorios, pastas dentales… Hay una gran variedad y en ocasiones resulta difícil elegir lo más indicado para nuestros dientes y encías. Uno de los productos que tiene más variedad es la pasta dental. Saber qué tipos de pasta dental hay y cuándo usarlas es fundamental para que el cepillado sea eficaz. Pero, ¿Cómo saber qué tipo de pasta necesito? La clave está en saber qué tipo de pasta usar y en qué momento. La pasta de dientes condiciona el cepillado. Para mantener una buena salud oral, es imprescindible lavarse los dientes después de cada comida. Pero también es importante complementar el cepillado con otras técnicas, como los enjuagues e irrigadores bucales, así como el hilo dental. Así, al elegir pasta de dientes hay que tener en cuenta el estado de nuestra boca, que determinará un tipo de pasta u otro. Actualmente encontraremos una pasta para casi cada situación: edad, infecciones, sensibilidad dental… Otro factor a tener en cuenta es la textura de la pasta; actualmente existen hasta tres tipos de pasta distintos. El más usado por la mayoría de pacientes es la pasta de crema o gel, que está recomendada para los dientes sanos. Pero también hay la pasta con fluidos, recomendada para los tratamientos de ortodoncia ya que llega a zonas más profundas de la boca. La menos usada es la pasta con partículas, que realiza una limpieza muy profunda puliendo el esmalte. ¿Qué tipos de pastas dentales hay? Actualmente hay una gran variedad de pastas dentales en el mercado: Pastas para niños. Este tipo de pastas tienen menos concentración de flúor que las pastas para adultos, para no dañar el esmalte de los niños. Se recomienda que los niños no usen pastas para adultos hasta los doce años. Pastas para blanquear los dientes. Los dientes tienden a perder el color blanco brillante con el tiempo, por distintos motivos. Una buena solución es someterse a un blanqueamiento dental profesional, además de cepillar los dientes con pastas específicos para recuperar el tono blanco en los dientes. Pastas para combatir la sensibilidad dental. Ayudan a combatir los efectos de la sensibilidad dental fortaleciendo el esmalte. Pastas para combatir enfermedades de las encías. Este tipo de pastas contienen flúor y clorhexidina, que puede teñir levemente el esmalte. No obstante este tono se puede eliminar con una limpieza profesional. Pastas no específicas. Si tienes la boca sana o no requiere de algún tratamiento concreto una pasta con flúor es tu mejor opción. Estas pastas ayudan a fortalecer el esmalte para un buen mantenimiento de dientes y encías. La ventaja de disponer de tanta oferta en el mercado es que podemos encontrar una pasta que se adapte a las necesidades de nuestra boca, por lo que es más fácil cuidarla y protegerla de las enfermedades bucodentales.

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