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Deglución atípica: ¿qué consecuencias tiene y cuál es su tratamiento?

 El crecimiento habitual de las estructuras orofaciales tiene numerosas consecuencias para nuestro desarrollo y bienestar general. De esta forma, una correcta posición de los huesos maxilares o un desarrollo habitual de la lengua tienen consecuencias positivas en actos como el habla o la masticación.Una de las funciones que se ve más afectada por un desarrollo anómalo -si bien no debemos olvidar que también puede estar relacionada con otros trastornos- es la deglución. En el presente artículo te contaremos en qué consiste esta función, qué consecuencias puede tener la deglución atípica para tu organismo y cuál es el tratamiento más indicado en cada caso.   ¿Qué es la deglución? Denominamos deglución al tránsito del bolo alimenticio de la boca a la faringe, en primer lugar, y, posteriormente, al esófago. Este proceso varía en función de la edad de la persona: es diferente en bebés y en adultos. Dentro de este proceso, podemos distinguir tres fases diferentes. Fases de la deglución La primera fase, denominada fase oral, es aquella que comprende desde el momento en el que trituramos el alimento y formamos el bolo alimenticio hasta que la lengua empuja el mismo hasta la faringe. La fase oral comprende, a su vez, dos etapas diferenciadas: La fase preparatoria, en la que intervienen actos como la salivación, la masticación y la trituración de los alimentos. De esta forma, se prepara el bolo alimenticio. La fase expulsiva, durante la cual la lengua desplaza este bolo a la zona de la faringe. Esta fase es completamente consciente y voluntaria. La fase faríngea, por el contrario, es un acto involuntario. Consiste en el paso del bolo alimenticio a través de la faringe hasta el esfínter esofágico superior. Por último, durante la fase esofágica el bolo alimenticio es conducido a través del esófago hasta el estómago. PROCESO DE DEGLUCIÓN El curso normal de la deglución -y, por ende, de estas tres fases- se puede ver alterado a causa de anomalías en el desarrollo de las estructuras orofaciales. Es entonces cuando nos encontramos ante un caso de deglución atípica. Pero, ¿qué síntomas nos indican que tenemos dificultad para tragar correctamente -disfagia- o que no lo estamos haciendo de la manera habitual? Síntomas de la deglución atípica Como ya hemos comentado anteriormente, la deglución se transforma con el desarrollo de la persona. Los bebés se ayudan del posicionamiento lingual entre ambas arcadas para favorecer la succión de la leche. Sin embargo, cuando su alimentación comienza a ser sólida, la posición de la lengua debe variar: debe colocarse en el paladar, justo detrás de los dientes de la arcada superior. En caso de que, con el citado cambio de alimentación, el niño no modifique su forma de posicionar las estructuras orales, estaremos ante un caso de la denominada deglución atípica. Consideraremos que estamos ante un caso de deglución atípica cuando, al tragar: Los dientes de la arcada superior e inferior no están en contacto. La lengua no se posiciona en el paladar, si no entre los dientes de ambas arcadas. No existe sellado labial. En ese caso, en múltiples ocasiones se coloca el labio interior detrás de los dientes de la arcada superior. Existe una prevalencia de la respiración oral. El bolo alimenticio no se forma de la manera debida, pues existen problemas de masticación. Por este motivo, es habitual que los pacientes que padecen estas anomalías en el proceso de deglución realicen movimientos con la cabeza, echando ésta hacia detrás para favorecer el paso del bolo a la faringe. La hipotonía -falta de tono muscular- en los músculos de la mejilla puede favorecer la acumulación de restos de comida en el vestíbulo bucal -espacio situado entre los labios y la parte interior de las mejillas, por un lado, y las arcadas dentarias, por otro-. Se realizan ruidos, fruto de la presión excesiva que realiza la parte superior de la lengua con el paladar para facilitar la deglución. La deglución atípica está, muchas veces, relacionada con alteraciones en el desarrollo de las estructuras orofaciales. Sin embargo, existe una amplia variedad de causas asociadas a esta condición.   ¿Cuáles son las causas de la deglución atípica? En muchas ocasiones, las causas de la deglución atípica están relacionadas con malos hábitos que tienen consecuencias en nuestra salud bucodental. Entre los mismos, podemos destacar: Succión digital prolongada en el tiempo. Uso del biberón o del chupete a edades más avanzas de lo recomendable -más allá de los 18 meses-. MORDIDA ABIERTA POR ABUSO DEL CHUPETE   Pero, además, la deglución atípica también está relacionada con alteraciones orgánicas como, por ejemplo: El desarrollo anómalo de los huesos maxilares que genera, por lo tanto, problemas de mordida. Ausencia de las piezas dentales debido a una caída temprana de los dientes anteriores temporales. Dificultad para mover la lengua -anquiloglosia-. Un frenillo lingual corto o una lengua de un tamaño superior al resto de las estructuras bucales -macroglosia- limitan la movilidad de la este órgano y dificultan, por lo tanto, la masticación de los alimentos. Alteraciones del sistema linfático -hipertrofia de los adenoides o de las amígdalas, episodios recurrentes de amigdalitis-. Hipotonía -disminución del tono muscular- de los músculos que inciden en el proceso de masticación. Consecuencias de la deglución atípica La deglución atípica no solo tiene consecuencias en el proceso de digestión, sino que también supone ciertos perjuicios para nuestra salud oral. La colocación de la lengua entre los dientes de ambas arcadas supone uno de los problemas de maloclusión más comunes: la mordida abierta. Ésta se presume cuando no existe contacto entre las piezas dentales de la arcada superior e inferior. MORDIDA-ABIERTA Además, la presión que ejerce la lengua sobre los dientes de la arcada superior al tragar provoca una protrusión de los mismos, y la aparición de diastemas. Los problemas de oclusión no solo generan ciertas complicaciones a la hora de masticar, si no que también suponen dificultades en la fonación. Por este motivo, el tratamiento indicado para abordar un caso de deglución atípica vendrá de la mano de un logopeda y un ortodoncista especializado.   Deglución atípica: tratamiento En primer lugar, se realiza un diagnóstico detallado del caso, estudiando la historia clínica del paciente y realizando una evaluación de las alteraciones del sistema orofacial. La actuación conjunta del ortodoncista y

Cultura y curiosidades

¿Qué relación hay entre una mala mordida y mi salud?

Corregir la sonrisa es la máxima prioridad en los tratamientos odontológicos como la ortodoncia, pero no sólo a nivel estético; también a nivel funcional. ¿Sabías que una mala mordida puede afectar a tu salud? ¿Qué relación tienen? La mala mordida es un problema muy habitual por el que muchos pacientes deciden acudir a la consulta. En estos casos la ortodoncia es la mejor opción. Y cada vez son más los pacientes que son conscientes de que la ortodoncia va mucho más allá de la estética. De hecho, según diversos estudios una mala mordida tiene diversas consecuencias sobre la salud. Pero, ¿Cuál es el origen de una mala oclusión? Estas son las causas más habituales: Hábitos en la infancia: chuparse el dedo, uso excesivo del chupete y el biberón… Pérdida prematura de dientes. Bruxismo. Factores genéticos. El tratamiento más habitual para solucionar estos problemas es la ortodoncia. En la actualidad existen muchos tipos de ortodoncia, en función de si queremos preservar o no la estética. Corregir estos problemas cuanto antes es fundamental para evitar diferentes consecuencias sobre la salud, que pueden alterar la calidad de vida diaria. ¿Cuáles son? ¿Cómo afecta una mala mordida a mi salud? Estos son algunos de los efectos de la mala oclusión sobre la mordida: Dolor de cabeza. La mala oclusión conlleva una serie de descompensaciones musculares que pueden provocar casos de cefalea intensa o migraña. Dolor cervical. Esto es especialmente grave en deportistas, ya que puede alterar su rendimiento. Desequilibrios posturales. Un estudio reciente de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Innsbruck revela que la mala oclusión dental puede afectar al control de la postura, además de provocar fatiga. Dolor de mandíbula. No es la primera vez que hablamos de los efectos la salud bucodental sobre la salud general. Estas son otras complicaciones que también pueden alterar tu bienestar. El bruxismo es otro síndrome que puede provocar dolores de cabeza y contracturas musculares. Se trata del hábito inconsciente de apretar y rechinar los dientes. En general este hábito se produce por las noches, por lo que no somos conscientes de que lo padecemos. Y ese es el gran peligro del bruxismo: a la larga puede provocar, sin que nos demos cuenta: dolores de cabeza muy intensos y otras molestias musculares. El estrés y una mala oclusión son las principales causas del bruxismo, según diversos estudios. La salud bucodental y la salud general siempre han estado muy relacionadas. Por ello si queremos mantener una buena salud es importante cuidar nuestra boca, y viceversa. Si tienes cualquier duda sobre los efectos de la salud bucodental sobre la salud general pregunta a nuestros profesionales. En las clínica dental SanCal concebimos nuestros tratamientos como un todo para conseguir una sonrisa y también tu bienestar.

Ortodoncia

Aparatos de ortodoncia para niños: ¿qué tipos hay y qué problemas corrigen?

Las revisiones a edades tempranas y una actuación a tiempo pueden corregir y descartar problemas en la salud bucodental que, posteriormente, serán más difíciles de erradicar.Gracias a una mayor concienciación por parte de los padres, cada vez son más los niños que acuden al ortodoncista a edades precoces para revisar el estado de su boca. En este artículo te contaremos a qué edad debes llevar a tu hijo al dentista por primera vez, qué problemas corrige la ortodoncia infantil y qué tipos de aparatos hay para niños.   ¿A qué edad debo llevar a mi hijo al ortodoncista? Los especialistas aconsejan una primera visita al ortodoncista una vez el niño ha cumplido los 5 años de edad. En estas revisiones, el dentista podrá revisar la correcta erupción de los dientes, la posición de los huesos maxilares o el estado de la mordida. Hablamos de ortodoncia preventiva en aquellos casos en los que no se pautan tratamientos con aparatos dentales, sino que el especialista interviene para corregir ciertos hábitos nocivos que influyen negativamente en el desarrollo dental posterior. Entre esos hábitos, podemos destacar: La costumbre de chuparse el dedo de manera persistente una vez el niño ha cumplido los tres años de edad. La succión del pulgar, habitual en bebés, de forma continuada puede provocar protrusión maxilar, mordida abierta y un paladar deformado y estrecho. La respiración oral, que en caso de no sustituirse por respiración nasal puede producir alteraciones en el desarrollo. Por último, el hábito continuado de la toma por biberón o de la succión del chupete una vez el niño es mayor de dos años de edad. Estos hábitos debemos tratar de corregirlos, pues resultan perjudiciales para el niño en desarrollo.   LOS EFECTOS DEL BIBERÓN EN LA DENTICIÓN La ortodoncia preventiva suele ser frecuente en niños menores de 6 años, y se basa en una serie de ejercicios que corrigen estas costumbres que pueden incidir de manera negativa en el desarrollo dental. A partir de los 6 años, está indicado iniciar un tratamiento de ortodoncia con aparatología. ¿Qué problemas corrige la ortodoncia en niños? Los tratamientos de ortodoncia infantil son más efectivos que los realizados a adultos, pues los huesos maxilares están en pleno crecimiento y las piezas dentales no han adoptado todavía una posición fija. La ortodoncia para niños está encaminada a corregir problemas esqueléticos y de desarrollo facial, así como a guiar la correcta erupción de los dientes definitivos. Gracias a los tratamientos de ortodoncia interceptiva, el especialista puede actuar sobre los huesos faciales para corregir malposiciones en los mismos. Gracias a los aparatos de ortodoncia interceptiva, se corrigen casos de: Mordida cruzada Mordida abierta Paladar demasiado estrecho Posición dentaria y alineamiento En el caso de los niños, la prevención es fundamental. Una intervención a tiempo puede evitar grandes complicaciones en el desarrollo dental que, posteriormente, pueden condicionar su vida. Es el caso, por ejemplo, de las asimetrías faciales o las malposiciones en los huesos dentales. En caso de no ser corregidos durante la fase de crecimiento, sólo podrán tratarse con un procedimiento combinado de ortodoncia y cirugía ortognática a nivel hospitalario. Se trata de procesos mucho más molestos, largos y costosos para el paciente que, en caso de ser abordados durante la infancia, podrían solucionarse fácilmente. ¿Qué tipos de aparatos hay para niños? Los tratamientos de ortodoncia interceptiva están dirigidos, generalmente, a niños con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años. A partir de distintos tipos de aparatos dentales –tanto fijos como removibles-, realizamos tratamientos enfocados a modificar el crecimiento anómalo de los huesos maxilares.     APARATO DE ORTODONCIA INTERCEPTIVA De esta forma, existen diferentes aparatos dentales encaminados a hacer correcciones en el desarrollo cráneo facial. En un inicio, el especialista llevará a cabo un estudio de ortodoncia para poder analizar en qué punto se observa esta anomalía del crecimiento. Se le realizarán una serie de pruebas diagnósticas como fotografías intraorales y extraorales, radiografía panorámica o cefalometrías, de tal forma que los especialistas puedan pautar un plan de tratamiento. De esta manera, detectamos problemas tales como: Un maxilar superior más atrasado de lo debido con respecto a su posición correcta. Una mandíbula que, genéticamente, tiene un tamaño aumentado. En estos casos, trabajamos el freno del crecimiento del hueso mandibular. Por el contrario, en otras ocasiones debemos estimular el desarrollo del mismo porque, bien debido a causas genéticas o por algunos hábitos nocivos, se ha quedado atrás el crecimiento mandibular. En otros casos, empleamos aparatos de expansión –disyuntor- para corregir la mordida cruzada o paladares muy estrechos. Otros aparatos, como los mantenedores de espacio, se colocan con fines preventivos. De esta manera, además de la modificación del crecimiento óseo, el especialista actúa sobre la guía de erupción de los dientes. Esto es típico en procesos de caries o de extracciones prematuras que suponen un bloqueo o una erupción incorrecta del diente definitivo. Para iniciar un proceso de ortodoncia, no es necesario esperar a que el haya niño terminado con el recambio dentario. Es decir, se puede iniciar aun cuando tiene dientes de leche. Si bien en un inicio los brackets están recomendados para aquellos pacientes que tengan la dentición definitiva, en algunas ocasiones los ortodoncistas ponen brackets a niños con dentición mixta.   BRACKETS SECCIONALES PARA NIÑOS En este caso, el especialista colocará brackets en sectores determinados de la boca para corregir problemas de erupción o de espacios entre las piezas dentales. En la mayoría de los casos, estos tratamientos se combinan con procedimientos de ortodoncia interceptiva. Una vez se ha realizado el recambio dentario completo, se tendrá que optar por un tratamiento de ortodoncia para adolescentes.   ¿Qué opciones de ortodoncia hay para adolescentes? Si bien la edad del recambio dentario es muy variable, generalmente los niños de entre 11-12 años ya han sustituido todos sus dientes de leche por las piezas definitivas. Es entonces cuando el especialista podrá pautar un tratamiento de ortodoncia destinado a corregir prácticamente cualquier problema de maloclusión dental. Generalmente, el tratamiento elegido por adolescentes son los brackets metálicos. Gracias a unos pequeños aditamentos que van colocados en la parte visible de los dientes, se van realizando pequeños movimientos en las piezas dentales hasta que

Cultura y curiosidades, Prevención

¿La caries es genética? ¿Se transmite de padres a hijos?

¿Si yo tengo caries mi hijo también las tendrá? Es una pregunta que se hacen muchas personas y a la cual vamos a intentar dar una respuesta desde la experiencia y los estudios disponibles al respecto. Sí es cierto que existe una cierta predisposición genética a la caries. Ésta la heredamos de nuestros padres. Pero la aparición de caries está más relacionada con los hábitos dentro del hogar que con la genética en sí. Al tratarse la caries de una enfermedad producida por bacterias, si el estado de salud bucodental de los padres es malo, tienen caries en boca, enfermedad periodontal (piorrea), mucho sarro o placa lo más probable es que todas esas bacterias que viven en la boca de los padres lleguen a colonizar las bocas de los hijos, ya que al convivir juntos es muy difícil que no se produzca ese traspaso de bacterias. Por ello es fundamental que los padres tengan una buena salud oral y unos buenos hábitos de higiene oral.   Hábitos en el hogar Nuestros hijos, en general aprenden de lo que ven en sus casas. Si ven que mamá y papá todos los días después de comer se van a cepillar los dientes, enseguida ellos querrán imitarlo, querrán tener su cepillo, su pasta y participar en esa actividad, que les parece de mayores. Si los mayores para acompañar las comidas a diario beben con zumos o refrescos, probablemente ellos también querrán hacer lo mismo. Debemos intentar reducir la ingestión del azúcares libres a menos del 10% de la ingesta energética diaria, ésta es la ultima recomendación de la Organización Mundial de la Salud para adultos y niños. Si mi hijo es muy mal comedor y para que coma hay que echarle salsa de tomate envasada a todo y luego no le cepillo, probablemente desarrolle caries. Si los mayores son los que ofrecen meriendas ricas en alimentos con alto contenido en azúcar ( zumos envasadas diarios, batidos envasados diarios, galletas,) y luego no llevamos a cabo un cepillado eficaz, probablemente desarrollen caries.   ¿ A partir de que edad pueden aparecer las caries? Las caries pueden aparecer desde el mismo momento en que el diente de leche emerge en la boca. Cada vez son mas frecuentes ver en las consultas de odontología infantil cuadros severos de caries en menores de cinco años.   ¿ Qué puedes hacer para evitar la caries de la primera infancia? Lo ideal es comenzar con el cepillado desde el nacimiento, limpiando su boca con una gasa húmeda una vez al día. A medida que van apareciendo los primeros dientes de leche ya debemos comenzar con el cepillo de dientes y pasta en función del riesgo de caries que tenga tu hijo. (éste debe ser determinado por un odontólogo) Una vez erupcionado el primer diente evita que tu hijo se quede dormido con el biberón o el pecho en la boca. Si lo hace, debes cepillarle los dientes igualmente. Sobre todo si es por la noche, si en el biberón has introducido cereales o chocolate… Si le das pecho y hacéis colecho, lo ideal es que el bebé, después de la última toma se le haga un cepillado de dientes con pasta fluorada, y esperar mínimo una hora para la siguiente toma. Recuerda que tanto la leche de vaca como la leche materna están compuestas por lactosa, un azúcar. No introduzcas bebidas azucaradas como zumos industriales o batidos en biberones o vasos de tapa. Esto fomenta un consumo frecuente de éstos productos azucarados. Cuanto más tiempo estén en contacto estas bebidas con los dientes, más riesgo hay de desarrollar caries. Por lo que en los biberones solo se debe introducir agua o leche.   ¿Por qué es importante curar los dientes de leche? Por que una boca libre de caries en la infancia está directamente relacionada con una buena salud bucodental en la edad adulta. Los dientes de leche también sirven para que los niños mastiquen bien, pronuncien correctamente determinadas palabras y tenga una buena autoestima. Sirven con mantenedor de espacio y guía de erupción para los dientes permanentes, es decir, los dientes de leche le indican al diente permanente donde debe colocarse. Si dejamos una muela de leche sin curar, se irá rompiendo y poco a poco se irá perdiendo el espacio que ésta ocupaba en la arcada, por lo que su sucesor permanente no tendrá sitio suficiente para erupcionar. De este modo estamos condenando a nuestro hijo a un tratamiento de ortodoncia en la adolescencia para recuperar el espacio que ha perdido. Los dientes de leche, al igual que los dientes permanentes sólo se extraen sí debido a una gran destrucción ya no se pueden curar. Lo ideal, es que alrededor del año realices una primera visita con un odontólogo infantil .De este modo, irá vigilando si sus dientes están naciendo sanos y en una buena posición. A demás te instruirá en la mejor técnica de higiene para tu hijo en función de sus edad y su riesgo de caries. Así se reduce la posibilidad de que tu hijo padezca caries en el futuro. Recuerda: Unos hábitos adecuados y rutinarios de higiene oral y de alimentación en el hogar son el factor más importante para evitar las caries en tus hijos. No introducir bebidas azucaradas como zumos industriales, o batidos en biberones o en vasos de tapa. Los dientes de leche solo se extraen si no queda más remedio, reciben los mismos tratamientos que los dientes permanentes.  ¿No lo tienes claro? Pide cita con nuestra odontóloga Sara Sánchez -> Pulsa aquí

Buenos hábitos, Cultura y curiosidades

La salud oral del bebé, un factor muy importante

Una boca saludable es aquella libre de enfermedades, limpia y sin problemas. Los más pequeños de la casa deben tener también su boca sana, y eso incluye a aquellos bebés que ni siquiera tienen sus primeros dientes. Si mantenemos un óptimo nivel de salubridad en su boca, nos aseguraremos de que su dentición empiece con buen pie. Para ello tenemos que realizar un examen periódico en los dientes del pequeño. Un diente sano tiene que ser de color uniforme, ya que si por el contrario éstos tuvieran manchas o puntos es que algo no marcha del todo bien, por lo que un dentista especialista en niños puede determinar si necesita algún tipo de limpieza específica. En el caso de que el pequeño todavía no tenga dientes también resultará fundamental limpiar su boca, a través de un paño húmedo, suave y limpio en la zona de las encías. Una vez los dientes comiencen a salir, podemos encontrar cepillos de dientes específicos para sus necesidades particulares. Este utensilio es fundamental para el cuidado del pequeño. Mantén a tu bebé con la boca sana Un tratamiento de prevención de caries en el futuro es limpiar frecuentemente los dientes de leche; éstos podrían picarse al salir debido al contenido en azúcar de la leche materna, causándole dolor y problemas. Hay que tener en cuenta que un diente de leche está ahí no sólo para que el pequeño pueda morder, sino para que éstos mantengan el espacio de los dientes definitivos para cuando salgan. Una vez el niño alcance los dos años de edad podemos comenzar a usar pasta dental específica para niños con flúor, ya que éste protegerá la boca del bebé de las caries, fortaleciendo sus pequeños dientes. No es extraño ver cómo el impacto del flúor beneficia frente a enfermedades orales, ya que éste está presente en prácticamente todos los colutorios enfocados a proteger nuestra dentición. Ahora, pasaremos a dar algunos trucos que puede que sean de utilidad para hacer de la tarea de ayudar a los peques de la casa en su rutina de higiene algo más sencillo: El primero consiste en el acompañamiento de un adulto durante su rutina de higiene oral. Hasta una edad prudencial donde el niño haya asumido perfectamente su rutina y pueda realizarla solo, es ideal que alguno de sus progenitores la realice junto a él. Otro interesante consejo pasa por llevar al dentista incluso antes de que cumpla su primer año de edad. De esta manera, el especialista podrá determinar si su desarrollo oral va correctamente. El biberón o el chupete no son buenos compañeros de cama a la hora de dormir. Estos pueden causar problemas en la alineación dental, máxime si los endulzamos, ya que entonces estaremos desprotegiendo a nuestro pequeño frente a problemas como la caries. Como decíamos antes, una buena higiene de la boca de nuestro pequeño con un trapo húmedo, suave y limpio es fundamental, aunque el niño todavía no tenga ningún diente. Para terminar, una dieta saludable para el bebé es fundamental. El azúcar nunca suele ser bueno en exceso, pero sobre todo si el niño todavía es pequeño. No sólo estaremos potenciando un hábito alimenticio problemático, sino que además también es altamente problemático para su boca. Podemos tratar de hacer que nuestros pequeños se diviertan más mientras se lavan los dientes buscando cepillos dentales específicos para niños; estos suelen traer motivos de dibujos, e incluso forma de figuras que harán las delicias de los más fanáticos a sus series favoritas. En cualquier caso, en la farmacia de buen seguro que tendrán un amplio surtido para enseñarnos y que sea nuestro pequeño quien escoja; haciéndole partícipe de la decisión no le faltarán ganas para que llegue la hora del cepillado dental. Otra opción a tener en cuenta son los juegos que podamos inventarnos durante el cepillado para animar al pequeño, ya sea desde enseñarle a limpiarse la boca por cuadrantes para que le resulte más ameno hasta prácticamente cualquier cosa que se nos ocurra, la imaginación es lo único que marcará el límite en este caso. Como vemos, no son grandes cosas las que tenemos que hacer para que los más pequeños de la casa se interesen por la limpieza de su boca, algo que si mantienen desde edades tempranas, se convertirá en un hábito saludable durante el resto de su vida. ¿Y tú, ya has empezado con tu pequeño?

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Consecuencias bucodentales de chuparse el dedo

Chuparse el dedo es algo natural e instintivo en muchos niños. Desde que son bebés hasta los primeros años los pequeños se acostumbran a succionar: durante la lactancia, el biberón, el chupete… Y también sus propios dedos y otros objetos como los juguetes. La acción de chuparse el dedo es prácticamente un reflejo para los más pequeños. Les hace sentir seguros a la vez que resulta relajante. De hecho, muchos bebés se chupan el dedo para conciliar el sueño. No obstante, según la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) chuparse el dedo es mucho más peligroso que el chupete por el riesgo de infección. Las manos de los bebés exploran muchas cosas y hay un alto riesgo de contraer infecciones bucodentales incluso antes de desarrollar los primeros dientes. Lo más habitual es que el bebé mantenga este hábito hasta los tres o cuatro años. Durante este tiempo es probable que ya hayan erupcionado los primeros dientes, conocidos como dientes de leche. Si el hábito de chuparse el dedo persiste más allá de los cuatro años es importante eliminarlo para evitar problemas bucodentales. Hay varias causas por las que los niños siguen con el hábito de chuparse el dedo. La más común es la relajación antes de ir a dormir. También puede ser una necesidad para aliviar la ansiedad de ciertos momentos como el llanto, o simplemente un reflejo del niño por puro aburrimiento. En cualquier caso es importante modificar esta conducta en los pequeños. De lo contrario además de contraer infecciones los dientes pueden salir en una mala posición. ¿Cómo lograr que el niño deje de chuparse el dedo? Existen varias técnicas para lograr que el pequeño abandone este hábito sin que esto conlleve grandes problemas. Mojar el dedo en sustancias. A ser posible se recomienda que no resulten muy agradables para el pequeño. Así, mojar levemente su dedo en zumo de limón o vinagre ayudará a que el pequeño deje de relacionar chuparse el dedo con comodidad. En este caso es imprescindible supervisar al pequeño para evitar que se lleve los dedos a los ojos. Cubrir el dedo. Una tirita o un guante durante la noche son buenas opciones para que el pequeño deje de chuparse el dedo. Consejos del odontopediatra. Llevar al pequeño al odontopediatra para que éste le explique las consecuencias de chuparse el dedo puede ayudar a que se mentalice. Si el pequeño es consciente de lo perjudicial que puede ser chuparse el dedo, es más probable que abandone este hábito. ¿Qué deben hacer los padres? Otro estudio encontró que 15% de los niños de cuatro años se chupaban el pulgar, quienes al mismo tiempo vivieron conflictos con uno de los padres que trató de hacer que el niño dejara el mal hábito. Afortunadamente, la costumbre resulta inofensiva a esa edad, pero se tornará en problema cuando empiecen a brotar los dientes permanentes, aproximadamente a los 6 años. Lo que indican los pediatras a los padres es no buscar el conflicto (aunque sea casi imposible no manifestar enojo), y emprender medidas que compensen la acción, por ejemplo, cuando el niño esté cansado o aburrido hay que intentar distraerlo con algo que pueda sostener entre sus manos. La Asociación Dental Americana (estadounidense) aconseja que la succión del pulgar debe ser interrumpida entre los 4 y 5 años de edad, porque si continúa los dientes tenderán a «salirse», lo que afectará cuando tenga que morder (oclusión). Lo anterior se explica porque la mandíbula se irá hacia atrás por la presión que ejercen mano y brazo. Asimismo, los dientes se inclinan y el paladar se profundiza. Lo que sigue es que el niño no va a poder cerrar normalmente sus labios por el desplazamiento óseo y dental, aumentando la distancia entre los labios. Estéticamente lo anterior dará la impresión de que el niño no tiene mentón y ello puede llegar a crear en él ciertos conflictos emocionales, debido a la burla de sus compañeros, disminuyendo con ello su autoestima. Actualmente los odontopediatras recomiendan aparatos fijos que no sean fáciles de quitar, como una rejilla con bandas que impide el contacto del dedo con el paladar, además de que le va a servir al niño como recordatorio cada vez que intente llevarse el dedo a la boca. Recuerde, no conflicto Si tu bebé tiene gran necesidad de succionar trata de interesarlo en un chupón en vez del pulgar, lo cual tiene ciertas ventajas, pues el artefacto puede ser controlado cuando el niño crezca porque podrás quitárselo entre los 4 o 5 años de edad. Por otra parte, no hay reportes de que los pequeños que dejan el chupón se chupen posteriormente el dedo. Procura no comentar en público, y en presencia del chico, el disgusto que tal costumbre te provoca, pues lo harás sentirse avergonzado y no es la mejor estrategia; recuerda que regaños, nalgadas y otros castigos sólo harán que tu hijo se empeñe en chuparse el dedo. Si el niño es más grande, explícale lo que el hábito le produce, muéstrele en un espejo la separación de sus dientes y dile lo mal que se ve, de esta manera afectarás su sentido de orgullo y seguramente pondrá de su parte para mejorar. Sugerirle que dibuje una estrellita o se coloque cinta adhesiva en el dedo que le recuerde no chupárselo. No obstante, el niño, por lo general, deja de chuparse el dedo en forma natural. De noche chuparse el dedo tiende a ser un proceso involuntario, pero hay que intentar detenerlo; para ello, puedes colocar algo en el dedo, como un guante que abarque toda la mano o un calcetín, pero deja que él escoja el método y felicítalo por la idea. Aunque no es lo más recomendable, hay quien unta en el dedo sustancias amargas -nunca deberán ser picantes o irritantes-, lo cual es aceptable siempre y cuando el chico esté de acuerdo y dejando que sea él mismo quien se lo aplique; no lo uses como castigo. Recuerda que el odontopediatra deberá estar al tanto de este hábito en

Buenos hábitos

Prevención: 10 Hábitos horribles que estropearán tus dientes

Hoy vamos a tratar de prevenir; enumerando lo que NO hay que hacer. Se trata de una lista de acciones que hacemos en muchos casos sin darnos cuenta y que pueden ser perjudiciales para nuestros sufridos dientes, que no sólo tienen que soportar la guerra química a que los sometemos diariamente al alimentarnos sino que tienen que aguantar nuestras manías. Mascar hielo Vale, puede parecer que es natural como el agua (de hecho, es agua), no tiene azúcar, así que no pasa nada. Sin embargo mascar cubitos de hielo puede mellar o incluso romper tus dientes. Este mascar por mascar, sin pies ni cabeza, irrita el tejido blando interno del diente por lo que al final te puedes encontrar con un buen dolor de dientes. Biberones al acostarse Dar un biberón a la hora de irse a la cama de zumo o leche puede causar caries del biberón. El peque puede acostumbrarse a quedarse dormido con el biberón en la boca con lo que el contacto con el dulce contenido se mantiene durante largo tiempo. Piercing en la lengua Sí, muy chulos y tal, pero morder el metal te puede partir un diente, así de claro. Lo mismo ocurre con los que se ponen en los labios. Cuando el metal entra en contacto con la encía, puede dañarla de tal manera que se llegue incluso a perder el diente. Todo lo anterior sin entrar en el aumento de bacterias en tu boca que un piercing va a generar. Rechinar de dientes (bruxismo) Poco a poco este hábito (https://clinicasancal.es/bruxismo-y-atm/), en buena medida involuntario, puede llevar al desgaste prematuro de las piezas dentales. Una consulta al dentista para que revise el problema y una férula de descarga pueden ayudar a evitar el daño dental. Aunque la causa (estress, ansiedad, etc.) y síntomas puedan permanecer y deban ser tratados adecuadamente. Atracones de comida A menudo implica cantidades excesivas de cosas dulces. Lo cual ya es malo. Pero si además hablamos de bulimia nerviosa, apaga y vámonos. Los vómitos auto-provocados contienen ácidos estomacales muy fuertes que erosionan los dientes, dejándolos para el arrastre, sin mencionar el mal aliento. Aunque, realmente, los problemas dentales, aún siendo importantes, son secundarios en una patología tan compleja y seria como esta. Gominolas y pastillas de toffee Todos los dulces son malos para nuestros dientes ya que favorecen la aparición de caries. Pero hay dulces y dulces. Las gominolas son quizá de los peores porque se quedan pegadas a los dientes, manteniendo en ellos su carga de azúcar y con ello el ácido resultante durante horas. Si no puedes pasar sin gominolas lo mejor es que las incorpores junto a otro tipo de alimentos antes de comerlas solas. Refrescos Un clásico entre lo que no hay que tomar si quieres evitar la caries. El contenido en azúcares varía dependiendo de la marca o el país, pero no sólo es el dulzor lo que pone en peligro nuestros dientes sino que también contiene ácido fosfórico y cítrico que se suman a la fiesta del ácido que ya crean solitas nuestras bacterias con el azúcar que les damos. Abrir cosas con los dientes Botellas, sobrecitos de ketchup, sobres y un largo etcétera puede que sean objeto de una herramienta tan a mano como puedan ser tus dientes. Pero hacerlo, puede hacer que se astillen o rompan. Pista: los dientes son para comer. Morder lápices y bolígrafos Igual que con el hielo, es un potencial motivo de fastidiarte los dientes de la manera más vergonzante cuando tengas que explicarlo delante de alguien. Un chicle sin azúcar tiene el mismo efecto para rebajar la ansiedad de los estudios o del examen y además contribuye a la secreción de saliva, lo cual fortalece y remineraliza tus dientes. Café, vino tinto y tabaco Son las típicas manchas de esmalte que provocan acudir a un tratamiento de blanqueamiento dental. El tabaco, además, puede provocar enfermedades en las encías, cáncer de boca, labio o lengua. Es como para pensárselo ¿no crees? Esperamos que no te sientas identificad@ con ninguna de ellas y si es así…bueno, en SanCal tenemos la capacidad de solventar cualquier desaguisado. No, en serio, sea lo que sea, estamos para ayudarte y acompañarte en el proceso de conseguir la mejor de tus sonrisas. ¡No dudes en pasarte por nuestra clínica!

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