Estructura del diente
Los dientes son estructuras complejas que posibilitan, entre otras, las funciones de masticación de los alimentos o la pronunciación de los distintos fonemas. Se encuentran unidos al maxilar a través del periodonto, y en su estructura podemos distinguir una parte visible y una invisible.
En el caso de los dientes sanos, la estructura visible la conforma la corona, mientras que la parte no visible la integran el cuello y la raíz del diente.
Una pieza dental se compone, por lo tanto, de las siguientes partes:
- La corona dentaria es la parte visible de la dentadura de las personas que gozan de una perfecta salud dental. Su forma determina la función de cada pieza. Gracias a las mismas, podemos llevar a cabo las funciones de masticación y trituración de los alimentos.
- El borde de la encía es la unión de las piezas dentales con la mucosa. Es en esta zona en la que se tiende a acumular bacterias y restos de comida que, en caso de no ser removidos de la manera debida, dan lugar a la afección de las enfermedades periodontales -gingivitis o periodontitis-.
- La raíz dental es la parte del diente insertada en el hueso alveolar. Su función es la de soportar el diente. Se encuentra anclada en el hueso maxilar o de la mandíbula. Un diente puede tener una raíz -como es el caso de los caninos y los incisivos- o varias -premolares y molares-.
Además, el diente está formado por distintas capas. Entre las mismas, podemos distinguir:
- El esmalte dental es una capa mineralizada de gran dureza que recubre las coronas dentales. Su función es proteger la dentina de la acción de los agentes patógenos. El mismo puede sufrir cierto desgaste derivado de una mala higiene bucodental o de agentes abrasivos, dando lugar, por ejemplo, a la formación de caries.
- La dentina se encuentra situada debajo del esmalte. Está formada por una gran cantidad de túbulos que la conectan directamente con la pulpa dental -o nervio-. Es la encargada de mitigar los golpes y las distintas presiones que padece la pieza dental, y su deterioro puede generar molestias derivadas, por ejemplo, de la sensibilidad dental.
- El cemento forma parte del periodonto. Se trata de una fina capa cuya función es de cubrir la superficie de la raíz dental.
- Localizada dentro de la cámara pulpar, la pulpa dental es un tejido conectivo blando compuesto de nervios y vasos sanguíneos. Se encuentra recubierta de otras capas -dentina y esmalte- que la protegen frente a amenazas externas.
Ahora ya hemos entendido la estructura del diente y qué lugar ocupa la pulpa en la misma, pero ¿cuál es su función?
Funciones de la pulpa dental
Como hemos comentado anteriormente, en la pulpa dental se insertan los vasos sanguíneos y las fibras nerviosas. Su función, por tanto, es la de enviar una señal sensorial en el caso de que la pieza esté sufriendo algún tipo de daño.
Pero, además, cumple otra función fundamental durante la etapa de desarrollo de los dientes: es la encargada de nutrir las piezas dentales y de formar la dentina. Una vez la pieza definitiva se ha desarrollado por completo, no es necesaria la acción de la pulpa para que ésta se mantenga estable.
En algunas ocasiones, ciertas afecciones o la acción de agentes patógenos pueden causar el daño de la estructura dentaria, quedando expuesta pulpa dental -o nervio-.
¿Qué puede causar el daño de la pulpa dental?
La pulpa dental puede verse afectada siempre que la estructura dentaria se ve comprometida. Dos de las causas más comunes es la aparición de caries o la afección de las enfermedades periodontales en estado muy avanzado.
Ambas afecciones tienen una causa común: una higiene bucodental poco rigurosa.
Pero, además, existen otras causas diversas que pueden tener cierta repercusión en el daño de la pulpa -o nervio-:
- La erosión dental, muchas veces originada por el bruxismo.
- La abrasión dental, a causa de la acción repetitiva de elementos nocivos para el esmalte sobre la superficie de los dientes.
- La aparición de una fisura o fractura en la pieza dental a causa de un fuerte traumatismo.
- Tratamientos odontológicos que no han sido llevados a cabo con rigor como, por ejemplo, una obturación o una reconstrucción que no se ha realizado con éxito.
Afecciones más comunes en torno a la pulpa dental
El daño en la pulpa dental podemos dividirlo en reversible y no reversible, y las consecuencias que se desprenden del mismo pueden variar entre una ligera sensibilidad dental y la pérdida de la pieza dental a causa de la muerte del nervio.
A continuación, te detallamos las afecciones más comunes relativas a la pulpa dental.
Pulpitis dental reversible
La pulpitis dental reversible es una leve inflamación del nervio que, en muchos casos, puede ser asintomática.
En algunas ocasiones puede suponer cierta sensibilidad dental ante determinados estímulos tales como unas comidas o bebidas muy frías o calientes, o con un alto contenido en azúcar.
En aquellas ocasiones en las que las molestias generadas por la sensibilidad dental responden a una inflamación del nervio, las mismas remiten una vez ha desaparecido el estímulo.
Sin embargo, la sensibilidad dental no responde únicamente a la infección del nervio. En algunos casos, ésta está causada por un daño de la estructura dentaria en el que el esmalte se ha debilitado y la dentina queda expuesta.
En casos de pulpitis reversible, el tratamiento radica en eliminar la causa que genera esta sensibilidad. Un ejemplo de ello puede ser una obturación de una caries que afecta a una pieza dental, por ejemplo.
Por el contrario, en casos de pulpitis más avanzadas, esta molestia persiste durante un periodo de tiempo una vez el estímulo que la genera ha desaparecido. Es entonces cuando estamos ante un caso de pulpitis irreversible.
Pulpitis dental irreversible
La pulpitis irreversible es la inflamación severa del nervio que no presenta opción de restablecimiento alguno.
El tratamiento idóneo para abordar un caso de pulpitis irreversible es la endodoncia. También conocida como tratamiento de conductos, la endodoncia consiste en la eliminación del paquete vasculonervioso -o nervio- que se encuentra dentro de la cámara pulpar.
De esta manera, los especialistas optan por mantener en boca una pieza que, en caso de no ser tratada adecuadamente, tendría que ser extraída.
Cuando la pulpitis dental irreversible no es tratada a tiempo, bien por un descuido o porque es asintomática, el nervio puede llegar a necrosarse y la estabilidad de la pieza se puede ver amenazada.
Necrosis pulpar
Denominamos necrosis pulpar a la muerte del nervio dental, bien a causa de una inflamación aguda que no ha sido tratada o diagnosticada a tiempo, o bien a causa de un fuerte traumatismo en la pieza dental que ha provocado una detención de la circulación sanguínea en la pieza dental.
Podemos distinguir dos tipos de necrosis dental:
- La necrosis pulpar aséptica o por coagulación, provocada por una isquemia -bloqueo o disminución de la circulación sanguínea en una zona determinada-. Este tipo de necrosis es asintomática, y especialmente frecuente en niños -más proclives a recibir fuertes golpes en las piezas dentales-.
- La necrosis séptica o por gangrena, a causa de una colonización bacteriana de la zona que ha provocado una inflamación severa. Los pacientes que la padecen suelen aquejar un dolor agudo e intenso.
El tratamiento idóneo para dientes necróticos es una endodoncia que consiga frenar la necrosis y permita al paciente conservar la pieza en boca. En función de la pieza afectada, el especialista optará por un tratamiento de conductos unirradicular, birradicular o polirradicular.
Generalmente, la necrosis supone una decoloración de la pieza dental que no solucionará el procedimiento endodóntico. Para recuperar la tonalidad original del diente y la estética de la sonrisa, el paciente deberá someterse a un blanqueamiento interno de la pieza y, en caso de que éste resulte ineficaz, un tratamiento de carillas estéticas.
En casos de necrosis pulpares muy avanzadas, el paciente corre el riesgo de perder la pieza dental. Además, esta infección puede extenderse a otras áreas de la boca e incluso padecer complicaciones cardiovasculares que revistan cierta complejidad.
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