Clínica Sancal

Consecuencias bucodentales de chuparse el dedo

Chuparse el dedo es algo natural e instintivo en muchos niños. Desde que son bebés hasta los primeros años los pequeños se acostumbran a succionar: durante la lactancia, el biberón, el chupete… Y también sus propios dedos y otros objetos como los juguetes.

La acción de chuparse el dedo es prácticamente un reflejo para los más pequeños. Les hace sentir seguros a la vez que resulta relajante. De hecho, muchos bebés se chupan el dedo para conciliar el sueño. No obstante, según la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) chuparse el dedo es mucho más peligroso que el chupete por el riesgo de infección. Las manos de los bebés exploran muchas cosas y hay un alto riesgo de contraer infecciones bucodentales incluso antes de desarrollar los primeros dientes.

Lo más habitual es que el bebé mantenga este hábito hasta los tres o cuatro años. Durante este tiempo es probable que ya hayan erupcionado los primeros dientes, conocidos como dientes de leche. Si el hábito de chuparse el dedo persiste más allá de los cuatro años es importante eliminarlo para evitar problemas bucodentales.

Hay varias causas por las que los niños siguen con el hábito de chuparse el dedo. La más común es la relajación antes de ir a dormir. También puede ser una necesidad para aliviar la ansiedad de ciertos momentos como el llanto, o simplemente un reflejo del niño por puro aburrimiento. En cualquier caso es importante modificar esta conducta en los pequeños. De lo contrario además de contraer infecciones los dientes pueden salir en una mala posición.

¿Cómo lograr que el niño deje de chuparse el dedo?

Existen varias técnicas para lograr que el pequeño abandone este hábito sin que esto conlleve grandes problemas.

  • Mojar el dedo en sustancias. A ser posible se recomienda que no resulten muy agradables para el pequeño. Así, mojar levemente su dedo en zumo de limón o vinagre ayudará a que el pequeño deje de relacionar chuparse el dedo con comodidad. En este caso es imprescindible supervisar al pequeño para evitar que se lleve los dedos a los ojos.
  • Cubrir el dedo. Una tirita o un guante durante la noche son buenas opciones para que el pequeño deje de chuparse el dedo.
  • Consejos del odontopediatra. Llevar al pequeño al odontopediatra para que éste le explique las consecuencias de chuparse el dedo puede ayudar a que se mentalice. Si el pequeño es consciente de lo perjudicial que puede ser chuparse el dedo, es más probable que abandone este hábito.

¿Qué deben hacer los padres?

Otro estudio encontró que 15% de los niños de cuatro años se chupaban el pulgar, quienes al mismo tiempo vivieron conflictos con uno de los padres que trató de hacer que el niño dejara el mal hábito. Afortunadamente, la costumbre resulta inofensiva a esa edad, pero se tornará en problema cuando empiecen a brotar los dientes permanentes, aproximadamente a los 6 años.

Lo que indican los pediatras a los padres es no buscar el conflicto (aunque sea casi imposible no manifestar enojo), y emprender medidas que compensen la acción, por ejemplo, cuando el niño esté cansado o aburrido hay que intentar distraerlo con algo que pueda sostener entre sus manos.

La Asociación Dental Americana (estadounidense) aconseja que la succión del pulgar debe ser interrumpida entre los 4 y 5 años de edad, porque si continúa los dientes tenderán a «salirse», lo que afectará cuando tenga que morder (oclusión).

Lo anterior se explica porque la mandíbula se irá hacia atrás por la presión que ejercen mano y brazo. Asimismo, los dientes se inclinan y el paladar se profundiza. Lo que sigue es que el niño no va a poder cerrar normalmente sus labios por el desplazamiento óseo y dental, aumentando la distancia entre los labios.

Estéticamente lo anterior dará la impresión de que el niño no tiene mentón y ello puede llegar a crear en él ciertos conflictos emocionales, debido a la burla de sus compañeros, disminuyendo con ello su autoestima.

Actualmente los odontopediatras recomiendan aparatos fijos que no sean fáciles de quitar, como una rejilla con bandas que impide el contacto del dedo con el paladar, además de que le va a servir al niño como recordatorio cada vez que intente llevarse el dedo a la boca.

Recuerde, no conflicto

Si tu bebé tiene gran necesidad de succionar trata de interesarlo en un chupón en vez del pulgar, lo cual tiene ciertas ventajas, pues el artefacto puede ser controlado cuando el niño crezca porque podrás quitárselo entre los 4 o 5 años de edad. Por otra parte, no hay reportes de que los pequeños que dejan el chupón se chupen posteriormente el dedo.

Procura no comentar en público, y en presencia del chico, el disgusto que tal costumbre te provoca, pues lo harás sentirse avergonzado y no es la mejor estrategia; recuerda que regaños, nalgadas y otros castigos sólo harán que tu hijo se empeñe en chuparse el dedo. Si el niño es más grande, explícale lo que el hábito le produce, muéstrele en un espejo la separación de sus dientes y dile lo mal que se ve, de esta manera afectarás su sentido de orgullo y seguramente pondrá de su parte para mejorar.

Sugerirle que dibuje una estrellita o se coloque cinta adhesiva en el dedo que le recuerde no chupárselo. No obstante, el niño, por lo general, deja de chuparse el dedo en forma natural.

De noche chuparse el dedo tiende a ser un proceso involuntario, pero hay que intentar detenerlo; para ello, puedes colocar algo en el dedo, como un guante que abarque toda la mano o un calcetín, pero deja que él escoja el método y felicítalo por la idea. Aunque no es lo más recomendable, hay quien unta en el dedo sustancias amargas -nunca deberán ser picantes o irritantes-, lo cual es aceptable siempre y cuando el chico esté de acuerdo y dejando que sea él mismo quien se lo aplique; no lo uses como castigo.

Recuerda que el odontopediatra deberá estar al tanto de este hábito en el niño, pues además de que conoce otros métodos para disuadirlo de su costumbre sabrá en qué momento los problemas dentales han empezado. El odontopediatra también puede administrar, a partir de una edad más avanzada, aparatos bucales específicos para dejar de chuparse el dedo. Un buen desarrollo de los primeros dientes del niño es la clave para que tenga una sonrisa perfecta en el futuro.

Finalmente, cabe mencionar que si el hábito de chuparse el dedo se presenta, o regresa, después de los cinco años de edad, o incluso en la adolescencia, la causa generalmente es que el chico tiene algún conflicto emocional, como la separación o constantes peleas de los padres o la llegada de un nuevo hermano. Lo indicado en estos casos es recurrir a ayuda al psicólogo o psiquiatra, a fin de recuperar la estabilidad del afectado.

1 comentario en “Consecuencias bucodentales de chuparse el dedo”

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    Saludos

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