Clínica Sancal

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Cultura y curiosidades, Prevención

¿Qué debes saber sobre la placa bacteriana?

La acumulación de placa bacteriana es una de las principales causas de las enfermedades periodontales y de afecciones bucales muy comunes como, por ejemplo, la caries. Sin embargo, siguiendo unas pautas de higiene exhaustivas podemos evitar esta formación y, por lo tanto, mantener nuestra boca en salud. ¿Qué es la placa bacteriana? La boca es una cavidad séptica; es decir, una zona en la que conviven diferentes bacterias perfectamente adaptadas a vivir en ese entorno. La presencia de estos microorganismos es frecuente desde que somos niños, resultando perjudiciales para la salud de nuestra boca. La placa bacteriana es una fina película transparente compuesta por las proteínas presentes en la saliva, sobre la cual se adhieren las bacterias presentes en nuestra boca. En caso de no tener una buena higiene bucodental, la mineralización de esta placa da lugar la formación de sarro –o cálculo dental-. El sarro supone, a su vez, un mayor depósito de placa en la boca, pues su superficie es más adhesiva que la de los propios dientes. Su acumulación es la responsable de la aparición de enfermedades periodontales, como la gingivitis y la periodontitis, y de las caries dentales. Podemos distinguir varios tipos de placa en función de las bacterias de las que esté compuesta y del lugar en el que se acumule. En función del tipo de bacterias que formen la placa bacteriana, podemos distinguir dos tipos de la misma que difieren en los efectos que tienen sobre la salud de nuestra boca: Denominamos placa cariogénica a aquella formada por bacterias que, tras metabolizar los azúcares de los alimentos, liberan ácidos en la superficie de las piezas dentales. Estos ácidos dañan el esmalte de los dientes, siendo las causantes, por lo tanto, de las caries. Por el contrario, llamamos placa periodontopatogénica a la conformada en por bacterias que liberan sustancias primarias tras metabolizar los azúcares de los alimentos. Son, por tanto, las causantes de las enfermedades periodontales. A esta clasificación, podemos sumarle una nueva clasificación que no resulta excluyente con respecto a la primera en función del lugar en el que se acumule la placa bacteriana. Hablamos de placa supragingival cuando las bacterias se acumulan en las piezas dentales. Normalmente, este tipo de bacterias son cariogénicas. Por el contrario, la placa subgingival se acumulan en el surco gingival y en la bolsa periodontal. Este tipo de placa es, generalmente, periodontopatogénica, y para su acumulación es habitual que, en primer lugar, haya habido acumulación de placa supragingival en las piezas dentales. ¿Cómo eliminar la placa bacteriana? Manteniendo unas buenas rutinas de higiene dental podemos eliminar fácilmente la placa bacteriana. Mediante el cepillado tradicional y el uso de otros complementos de higiene oral tales como, por ejemplo, el hilo dental, evitamos la acumulación de la misma. Por el contrario, la acumulación de sarro sólo podrá ser eliminada a través de una higiene bucodental profesional llevada a cabo en clínica. Es un procedimiento inocuo para el cual no se precisa de anestesia. Mediante el uso de la punta de ultrasonidos, el higienista eliminará las formaciones de sarro presentes en las piezas dentales y por debajo de las encías. ¿Se puede prevenir la formación de placa bacteriana? Para evitar la formación de placa bacteriana es de vital importancia seguir unas buenas pautas de higiene oral. Tan importante es tener en cuenta la frecuencia del cepillado dental como la técnica del mismo. Se debe tener en cuenta que mediante un cepillado después de cada comida no somos capaces de eliminar satisfactoriamente todas las bacterias y los restos de alimentos que causan la placa bacteriana. Por ello, debemos recurrir a otros complementos de higiene que nos aseguren una correcta limpieza oral. El hilo dental está recomendado para eliminar la placa de los espacios interdentales estrechos; es decir, en aquellos casos en los que los espacios entre ambos dientes es reducido. De forma complementaria, y para espacios interdentales más anchos, nos podemos valer de los cepillos interproximales. De cabezal cilíndrico, la elección de uno u otro viene determinada por el ancho del espacio interdental. Están recomendados en aquellos casos en los que la acción del hilo dental resulta insuficiente. El irrigador bucal –o waterpik- es un sistema que, mediante el uso del agua a presión, elimina las bacterias y los restos de comida que se alojan en los dientes y en los tejidos de la boca. Está especialmente indicado en personas que lleven implantes o bien que se estén sometiendo a un tratamiento de ortodoncia. Por último, no debemos olvidarnos de la importancia de la limpieza de la lengua. El uso del raspador lingual debe ser parte de la rutina de higiene diaria, pues la lengua es la parte de la boca que más bacterias acumula. Los especialistas recomiendan, además, evitar el consumo de productos con alto contenido en azúcares, usar enjuagues bucales dos veces al día tras el cepillado y acudir al especialista a realizarse una higiene bucodental cada 8-10 meses. La higiene bucodental es esencial para conservar nuestra boca en salud. La acumulación de placa no sólo provoca caries y enfermedades periodontales, sino que la presencia de bacterias en la cavidad oral puede generar enfermedades sistémicas o suponer el empeoramiento de diagnóstico de personas que padezcan enfermedades respiratorias, cardiopatías o diabetes. Si quieres saber más sobre la técnica del cepillado, te invitamos a visitar la siguiente página. Si, por el contrario, consideras que necesitas una higiene bucodental profesional, puedes ponerte en contacto con nosotros a través de nuestra página web o bien llamando al 91 599 64 39.

Cultura y curiosidades

¿Qué es un mucocele?

Te ha salido un bulto en la parte interna del labio o bajo la lengua y crees que puede ser una ampolla. Sin embargo, no lo es. Es lo que se conoce como mucocele; una acumulación de líquido salivar. El mucocele es un bulto que puede ser de un tamaño bastante grande y que a diferencia de las ampollas, no se puede romper debido a que está cubierto por una gruesa capa de tejido y se localiza en una parte más profunda de la dermis. ¿Cómo se produce el mucocele? El mucocele se produce, normalmente, por un traumatismo; es decir, si te muerdes el labio o si un alimento impacta contra el suelo de la boca. Como consecuencia de ello, se produce una rotura de un vaso principal o o accesorio de las glándulas salivares. De manera menos habitual, se puede producir por la presencia de un lito (“piedra” formada por las impurezas que se encuentran en el líquido salivar) y que obstruye los conductos, llegando a romperlos. La rotura del vaso o conducto, produce dicha pérdida de saliva que favorece su acumulación entre los planos epiteliales, y que hace que emerja un bulto que no es, en absoluto, doloroso. ¿Dónde se producen los mucoceles? La zona más frecuente donde se producen estos traumatismos y, por tanto, los mucoceles, es sobre todo, en la parte interna del labio inferior (y, de manera menos probable, en el labio superior) o en el suelo de la boca, es decir, bajo la lengua. En este último caso, el mucocele adquiere el nombre de ránula. ¿Cómo se trata? Habitualmente, no se suele actuar quirúrgicamente sobre los mucoceles, ya que, con el paso del tiempo, acaban reabsorbiéndose de manera espontánea. No se suele actuar quirúrgicamente sobre los mucoceles, ya que acaban reabsorbiéndose de manera espontánea Es probable que permanezcan con cierto volumen con el paso del tiempo, e incluso que vayan variando de tamaño (aunque no demasiado rápidamente, por lo que el cambio puede ser inapreciable). Sin embargo, sólo se actuará sobre ellos en aquellos casos en los que la molestia de tenerlos o el roce que producen impida realizar acciones rutinarias como comer o hablar con normalidad. Molestias por mucocele En el caso de tener que ser intervenido, el mucocele se extrae mediante láser o realizando una pequeña incisión en la base del bulto bajo anestesia local. Se extrae la mucosa (que tendrá una textura bastante densa), y se procederá a suturar la zona. Tras la intervención, se recomienda una dieta blanda y fría, así como la toma de antiinflamatorios y enjuagarse con clorhexidina para evitar posibles infecciones. ¿Cómo prevenirlo? El mucocele es un tipo de lesión que, al producirse por traumatismo, es imposible de prevenir. Su incidencia únicamente asciende a un 0,4 – 0,8% de la población y sobre todo entre los 10 y 30 años de edad, por lo que se trata de algo muy poco común. ¿Aún tienes dudas? ¿Te ha salido un mucocele y no sabes si debería ser extraído? ¿Tienes más dudas sobre este tipo de lesión? Llámanos y te ayudaremos a resolver todas tus dudas y te recomendaremos cómo actuar en tu caso.

Buenos hábitos

La importancia de la nutrición en la salud bucodental

La alimentación está muy relacionada con la salud bucodental. Hay alimentos que son muy saludables y también hay otros pueden perjudicar los dientes y las encías. Por ello la alimentación también tiene un papel destacado en la prevención de patologías como la caries dental. Mantener una dieta equilibrada es importante para la salud general. También para mantener la sonrisa sana. Del mismo modo también es fundamental mantener un estilo de vida sana. Es decir, de nada sirve una buena dieta si consumimos mucho alcohol o fumamos. Este tipo de hábitos perjudiciales están relacionados con las patologías orales más graves, como el cáncer oral. Nutrición y salud bucodental Hay algunos alimentos que son perjudiciales para la salud bucodental, como los que son azucarados y los ácidos. Este tipo de alimentos erosionan el esmalte y favorecen la acumulación de placa bacteriana. En el caso de los niños es fundamental moderar alimentos como los caramelos, los pasteles y demás dulces, ya que contribuyen al desarrollo de la caries dental. La caries es la patología oral más común a nivel mundial, según varios estudios. Algunas bebidas como el café, el té o el alcohol también son muy perjudiciales para dientes y encías, por lo que conviene evitarlos. Respecto los ácidos, se recomienda evitar en exceso los alimentos cítricos como algunos zumos. No obstante también hay alimentos saludables para la cavidad oral. Es el caso de las frutas, los lácteos, las hortalizas y los frutos secos. Las frutas y las verduras son ricas en agua y fibra, de modo que ayudan a equilibrar los azúcares y además estimulan la producción de saliva. La salivación es muy importante para eliminar algunas bacterias de la cavidad oral. Después de cada comida es muy importante eliminar los restos de los alimentos y las bacterias que se acumulan en la cavidad oral. Para ello conviene realizar una buena limpieza bucodental. Hablamos de un cepillado y también del uso del enjuague bucal y del hilo dental. Para una limpieza más profunda, también es recomendable el uso del irrigador bucal. También es importante que la pasta dental o el colutorio contengan flúor, ya que ayuda a remineralizar el esmalte. También recomendamos establecer una rutina clara de alimentación. El hábito de picar entre horas puede ser muy perjudicial para los dientes y las encías. Esto se debe a que los alimentos más consumidos entre horas son muy azucarados. El azúcar favorece la formación de sarro y la acumulación de placa bacteriana en la cavidad oral. Por ello también es recomendable acudir con regularidad a la consulta y someterse de vez en cuando a una limpieza dental profesional. En la clínica dental SanCal ofrecemos tratamientos personalizados, para obtener los mejores resultados con tu sonrisa.

Buenos hábitos

Con cada refresco, tus dientes se hacen más pequeños

Y «cada milímetro que pierden nos hace envejecer diez años» «Es el peor enemigo de nuestra sonrisa: silente, invisible, nos acecha día y noche. No vemos el ataque y, sin embargo, cada mañana al despertar nuestro diente desaparece un poco más”, asegura la odontóloga Sara Sánchez. Es el terrorífico guion de lo que el desgaste dental está haciendo ahora mismo en su boca. El estrés tiene bastante que ver: además de fatiga, dolor de cabeza, molestias gástricas, tensión muscular… provoca bruxismo y cambios en el pH de la boca que, como mal menor, hacen que sus dientes cambien de color. Veamos qué es, cómo prevenirlo y qué tratamientos corrigen sus consecuencias. Las alarmas han saltado. “Que los dientes se desgastaran era hasta ahora un achaque de la edad, pero hoy se ve demasiado frecuentemente en jóvenes. Y hay que frenarlo cuanto antes”, advierte la doctora. “La expectativa de vida crece y tenemos que conseguir una dentición sana, bonita y funcional durante más años”. Nadie está a salvo. Tres de cada cinco adultos padecen este desgaste. Aunque vivan relajadamente o se laven los dientes con fruición: además del estrés, afectan la dieta, el estilo de vida y ciertas intolerancias y trastornos alimenticios. ¿Qué ocurre exactamente? la Dra. Sánchez, experta en implantes de la Clínica dental SanCal y profesora de la Universidad Europea de Madrid, explica que primero se come el esmalte hasta que llega a la dentina, produciendo sensibilidad. “Provoca pérdida de altura de los dientes, en longitud y volumen, haciendo que la sonrisa se retraiga marcando arrugas peribucales (la sintomatología de Popeye) y horizontales sobre el labio superior e inferior. Además de limitaciones funcionales por problemas en la oclusión, la relación entre dientes superiores e inferiores puede derivar en molestias musculares en la cara, cuello y espalda”, añade. Una advertencia más: la dificultad de detectarlo e interceptarlo mediante prevención. “En determinados casos se produce de una manera lenta y puede pasar desapercibida tanto para el paciente como para el dentista. Y cada milímetro de longitud de diente que perdemos nos hace envejecer diez años”. Si Hitchcock levantara la cabeza… «Después de tomar un zumo de naranja hay que esperar al menos 20 minutos antes de lavarse los dientes, para no frotar el ácido contra el diente haciendo que se desgaste aún más” De nuevo, el estrés Cuánto puede afectarle el desgaste dental depende de la estructura genética de su diente, del tipo de agresión y de su capacidad de defensa. “Hasta ahora se creía que, sobre todo, era un ataque físico: el que causa el bruxismo [apretar los dientes de manera involuntaria]. Y en ese cajón se metía todo…”. Ese rechinar nocturno, pesadilla casi más para quien le acompaña en sus desvelos, afecta a un 17% de quienes padecen estrés. “En la clínica lo hemos notado muchísimo, porque de alguna manera gran parte de la población ha sufrido la crisis, lo que ha provocado que los pacientes con problemas de bruxismo hayan aumentado muchísimo. Al apretar los dientes, erosionan y desgastan la dentadura, hasta se llegan a romper piezas”, confirma la Dra. Sánchez, quien detalla: provoca microfisuras y aumenta la porosidad, que favorecen que el esmalte se manche más con vino, té o café, o incluso se fracture. Utilizar una férula de descarga (molde de material flexible y blando que se erosiona en lugar de su esmalte mientras aprieta los dientes) o formar parte de ese privilegiado grupo que duerme a pierna suelta (poco más de la mitad de la población) solo evita uno de los problemas. En el desgaste dental es casi más importante cómo afecta el pH de la boca. Hoy sabemos que, sobre todo, lo originan causas químicas. Internas, por los ácidos del reflujo gastroesofágico, que afecta al 60% en algún momento de su vida, y los que provocan ciertos trastornos de la alimentación o intolerancias alimentarias que cursan vómitos. El estrés, no desayunar lo que debemos, abrir latas de bebida en la oficina sin parar o creernos deportistas de élite; así como seguir a pies juntillas todas las tonterías que dicen las celebridades en Internet (como beber agua con limón, en ayunas o no, o hacer del vinagre de manzana el nuevo elixir antigrasa), son algunas de las causas que llaman externas o medioambientales. “¿Quién no toma un zumo de naranja por la mañana? ¿Y cuántos están limitando los lácteos? Bebidas isotónicas, carbonatadas, colas… Todas ellas contienen ácido cítrico que provoca un descenso en el pH de la boca y acelera el desgaste”, apunta la odontóloga. Bebidas que cambian el pH de su boca Algunos líquidos pueden modificar la acidez de su boca. Correr a por su cepillo de dientes mientras apura las últimas gotas del zumo o su refresco favorito es aún peor: “No sabemos por qué nadie dice que después de tomar una bebida ácida, como el jugo de cítricos del desayuno, hay que esperar al menos 20 minutos antes de lavarse los dientes para no frotar el ácido contra el diente haciendo que se desgaste aún más”. La recomendación para contrarrestar los ácidos es: “Si no podemos evitar las bebidas gaseosas, mejor tomar a la vez alimentos. Y si queremos aromatizar la ensalada con limón, poner unas rodajas impregnadas en aceite”. Las bacterias que viven en nuestra boca también atacan. El desgaste por erosión ácida puede provenir de la gran cantidad de bacterias que viven en su interior. Bien por falta de mantenimiento o hábitos hay veces que las bacterias se descontrolan haciendo que los dientes pierdan hueso sin parar. La medicación es otra de las amenazas: no solo hablamos de las tetraciclinas, que sabemos que tiñen los dientes, sino que tomar más de tres medicamentos al día hace que nuestras glándulas salivales pierdan la capacidad de proteger nuestro esmalte. La importancia de la saliva Cada día se produce una sucesión de agresiones que, si superan los mecanismos de defensa del diente, pueden desencadenar un deterioro precoz que conduzca a la destrucción de la dentición. Empezando por el esmalte, responsable de la dureza, la

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Escupir no sólo es grosero, también es insano

Los hombres segregan más saliva que las mujeres. ¿Justifica esto que expelerla sea un hábito típicamente masculino? Lo vemos por la calle no sin cierto repelús: en cualquier paseo urbano, se nos cruza algún sujeto despreocupado que escupe sobre la acera. Hasta Titanic tiene una escena romántica con Leo DiCaprio expeliendo saliva desde el célebre barco. Las generalizaciones no son buenas, pero lo cierto es que, en el imaginario colectivo, este acto se asocia con más facilidad al hombre, pese a que no existen datos «que refrenden que ellos escupan más que las mujeres». ¿Pero y si se tratara de una necesidad biológica masculina? ¿Existe alguna razón para hacerlo? Hay una respuesta corta y efectiva: por costumbre. “No existe un motivo médico subyacente, es cultural. Técnicamente, los varones producen más cantidad de saliva porque sus glándulas salivales tienen un mayor tamaño. Pero esto no justifica el hábito”. La Dra. Sánchez, considera que «escupir más o menos no es proporcional a la cantidad de líquido que segreguen las glándulas de cada uno: es una cuestión de educación». Con este hábito, el sistema de defensas en la cavidad bucal se desequilibra, lo que puede llevar a la formación de caries o paradontitis. “El uso de prótesis o aparatos de ortodoncia pueden provocar un aumento de la salivación. El mismo efecto pueden tener algunos medicamentos hipertensivos, problemas digestivos o enfermedades del sistema nervioso, pero expulsarla del organismo no ofrece ningún beneficio», dice la Dra. Sánchez.  «El exceso de producción, denominado hipersalivación o sialorrea, también es un síntoma de diversas causas fisiológicas (erupción dental en los niños, embarazo) y de enfermedades (digestivas, neurológicas, hormonales, por medicamentos e incluso psíquicas) que provocan babeo crónico, descamación de los labios y heridas en torno a la boca». Al margen de estas enfermedades, todos salivamos más en determinadas ocasiones. Tampoco justifican el esputo. “Sucede en episodios de estrés para el organismo. Al comenzar a realizar ejercicio físico intenso, por ejemplo, se producen unos cambios fisiológicos que conllevan una mayor producción de secreciones (ya sea saliva o, generalmente, moco nasal) y eso condiciona que en vez de deglutirlos por ser muy espesos, se tienda a escupirlos”, prosigue el experto. “Otras teorías afirman que el aumento de frecuencia respiratoria unido a la taquicardia hace que la mucosidad presente en la vía aérea del deportista aumente como medida de protección», «Al expulsarla, perdemos líquidos”. La saliva es buena Para Susan Maples, dentista y autora del libro Blabber Mouth: 77 Secrets Only Your Mouth Can Tell You to Live a Healthier, Happier, Sexier Life. (Bocazas: 77secretos que solo su boca le puede contar para vivir una vida más sana, feliz y ‘sexy’), la cuestión cultural no admite dudas: «Hay chicos que crecieron pensando que es una forma de refrescar la boca y nadie les castigó por hacerlo», sentencia. “Este gesto puede ser símbolo de reafirmación o rebeldía”, agrega el doctor González Lagunas. Pero no sirve para nada, ni para limpiar la boca. “Al hacerlo, se expulsan bacterias, pero no es el mecanismo natural de su eliminación», amplía Casqueiro. Según un estudio realizado por Gerbard Meyer, catedrático de odontología de la Universidad de Greifswald (Alemania), con este hábito, el sistema de defensas en la cavidad bucal se desequilibra, lo que puede llevar a la formación de caries o parodontitis. «Es puramente cultural: hay chicos que escupen porque crecieron pensando que es una forma de refrescar la boca y nadie les castigó por hacerlo» (Susan Maples, dentista) Producir saliva es señal de buena salud. “Cada día, generamos entre 1 y 2 litros; y cada minuto, se segregan al menos 0,5 mililitros», explica el doctor Javier González: “Cuanta más saliva tenemos, mejor salud bucal, mayor protección de nuestros dientes, de nuestras mucosas y del aparato digestivo». La Universidad de Aarhus(Dinamarca) relaciona incluso la cantidad de secreción que traga una persona (porque fabrica más cantidad) con su dicha. «Contiene una sustancia que se sintetiza de forma natural por las glándulas salivales, se llama opiorfina, se vincula a la felicidad y es más potente que la morfina», dicen las doctoras Vilavoa. Además, según la revista médica Plos, la saliva protege nuestra boca y estómago si nos damos un atracón de comida mexicana. «Las glándulas salivales se ponen marcha cuandoingerimos alimentos picantes o con ardor para el estómago», sentencia el estudio. Así las cosas, ¿para qué arrojar un líquido tan preciado fuera de nuestro organismo? Definitivamente, no hay excusa.

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