Clínica Sancal

diente de leche

Cultura y curiosidades

¿Qué es la displasia cleidocraneal?

La displasia cleidocraneal es una enfermedad rara que altera el desarrollo de huesos y dientes. Afecta a una persona entre un millón, aunque últimamente se ha hablado de ella por Gaten Matarazzo. El joven actor interpreta un personaje en la exitosa serie Stranger Things. El personaje de la serie, al igual que el actor, padece displasia cleidocraneal. Esta rara enfermedad tiene un origen genético. Presenta diferentes niveles de gravedad, en función de cada paciente. El diagnóstico de la displasia cleidocraneal se puede hacer antes o después del nacimiento. No obstante, en la actualidad no hay una cura para esta rara enfermedad. Los tratamientos existentes sirven para minimizar los síntomas, de modo que los pacientes puedan llevar un estilo de vida lo más normal posible. En general los pacientes con displasia cleidocraneal tienen una estatura más baja que el resto. También suelen tener las extremidades algo más cortas. Se trata de pacientes muy frágiles, que pueden romperse los huesos con más facilidad. De hecho, muchos pacientes desarrollan osteoporosis de forma precoz. Consecuencias bucodentales de la displasia cleidocraneal A nivel bucodental, la displasia cleidocraneal tiene algunas consecuencias que pueden alterar la calidad de vida del paciente, especialmente en la niñez. ¿Cuáles son? La Dra. Sánchez te los explica: Una de las anomalías bucodentales por esta enfermedad es el retraso en la erupción de los dientes. Incluso algunos dientes no llegan a desarrollarse. Esto puede tener graves consecuencias en los pacientes más pequeños. Los dientes de leche son fundamentales para el proceso del habla y la masticación. Además, estos pacientes también tienden a perder las piezas dentales más tarde que el resto. Por tanto, los dientes definitivos también erupcionan con retraso. Otra consecuencia a nivel bucodental es la aparición de quistes en los huesos maxilares. Esto puede alterar notablemente la comodidad del paciente. En algunos pacientes también pueden erupcionar dientes adicionales. Además de otras malformaciones que pueden alterar un buen desarrollo bucodental del paciente. Para resolver todas estas complicaciones orales es muy importante acudir al dentista. En las clínica dental SanCal los profesionales encontrarán el tratamiento más adecuado a tu boca. Nuestros profesionales saben ajustar los tratamientos a las diferentes patologías de los pacientes, tanto pequeños como adultos. Una buena salud oral influye en el resto del cuerpo. Por ello recomendamos acudir al odontólogo de confianza un mínimo de dos veces al año.

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Embarazo y salud bucodental

El embarazo comporta una serie de cambios orgánicos y de conducta que pueden repercutir en la cavidad bucal provocando un mayor riesgo de caries y de enfermedad de las encías. Por ello, cuando la mujer sepa de su embarazo, debería solicitar una visita de revisión con su odontólogo que le indicará si tiene alguna patología y realizará los tratamientos preventivos necesarios.  ¿Es verdad que el embarazo pone en peligro los dientes de la madre? Es muy importante que durante el embarazo mantengas una correcta higiene oral y sigas una dieta equilibrada. Contrariamente a las creencias populares, el bebé no obtiene el calcio de los dientes de su madre. Cuando el bebé necesita calcio, lo obtiene a través de la dieta o de los huesos de la madre, pero nunca de sus dientes. Tampoco  es verdad el dicho popular de que “cada embarazo me costó un diente”. Si estás desarrollando más caries puede ser debido a: Un descuido de tu higiene oral con el consiguiente acumulo de placa bacteriana. Las bacterias de la placa dental utilizan el azúcar que comes para producir ácidos que atacaran el esmalte de tus dientes, provocando caries. Cambio de los hábitos dietéticos y horarios. A medida que tu abdomen aumente de tamaño empezarás a comer pequeñas cantidades de comida con más frecuencia por qué en seguida tendrás sensación de saciedad. Debes evitar comer alimentos dulces y/o de consistencia pegajosa (chucherías, zumos envasados, refrescos, bollería…) Vómitos asociados al embarazo o reflujo del ácido del estómago. El ácido del estómago provoca una erosión del esmalte del diente volviéndolo más susceptible a la caries.  ¿Por qué me duelen las encías? Los cambios hormonales que acompañan al embarazo favorecen la aparición de gingivitis. La gingivitis es una inflamación y enrojecimiento de las encías que puede provocar dolor generalizado de la boca y una mayor tendencia al sangrado. Los problemas de las encías aparecen a menudo durante el segundo mes del embarazo, suelen ser máximos en el octavo mes y mejoran tras el parto. Si antes del embarazo ya tenías problemas gingivales o enfermedad periodontal probablemente se agraven. Durante el segundo trimestre también puede aparecer un “granuloma del embarazo”. Es una lesión abultada localizada en la encía y que sangra con facilidad. La mayoría disminuyen de tamaño o desaparecen tras el parto. Los cambios hormonales del embarazo no podemos controlarlos pero sí está en tu mano eliminar el resto de factores que provocan gingivitis y que son principalmente: la placa dental (hay que limpiar cada día los dientes) y el sarro (deberás realizar una limpieza de boca con tu odontólogo).  ¿Representan algún peligro el tratamiento dental o las radiografías durante el embarazo? El embarazo no es una enfermedad por lo que la embarazada puede recibir el tratamiento dental que precise. Durante el primer trimestre se suelen realizan sólo tratamientos de urgencia, ya que durante el primer trimestre cuando se van a formar las estructuras principales, tales como el Sistema Nervioso Central con el cerebro, el corazón y el Sistema Vascular, etc… El segundo trimestre suele ser el momento ideal para realizar cualquier tratamiento dental, no existiendo ningún problema en utilizar anestesia local para asegurar la analgesia durante el tratamiento. El odontólogo usará fármacos anestésicos que no afectaran a tu bebé. El exámen radiográfico es un importante instrumento diagnóstico y de seguimiento de algunos tratamientos dentales. El haz de rayos radiográficos no va dirigido hacia el abdomen y la cantidad de radiación que se produce es pequeña, por lo que podrán realizarse radiografías dentales durante el embarazo. Tal y como hablamos en este post: «Embarazo y radiografías dentales, ¿son compatibles?«, en todos los pacientes y sobre todo en pacientes embarazadas la indicación de la radiografía se realiza considerando el riesgo de exposición y pensando en el beneficio que puede tener para facilitar el diagnóstico. En el último trimestre del embarazo puede resultar molesto el permanecer sentada en el sillón dental durante un período prolongado de tiempo y es por ello que se procura evitar la realización de tratamientos largos, aunque no existe inconveniente en practicar tratamientos dentales. La Dra. Sánchez se ocupará de que el abdómen no dificulte el retorno venoso de tus piernas. No está recomendado el uso de óxido nitroso durante el primer y tercer trimestres del embarazo ya que podría estimularse la musculatura uterina y favorecer la aparición de abortos espontáneos, durante el primer trimestre, y la aparición de contracciones con riesgo de parto prematuro, durante el tercero. Si existen antecedentes de partos prematuros debe evitarse el tratamiento dental durante los últimos meses. ¿Cuándo empezaran a salirle los dientes a mi hijo? La erupción de los “dientes de leche” o «dientes temporales» suele empezar a los seis meses de edad acabando aproximadamente a los dos años y medio, aunque es completamente normal que a un niño con 9-12 meses todavía no le haya salido ningún diente. Cuando el diente está preparado para erupcionar la encía suele inflamarse. El bebé puede babear más y encontrarse irritable e inquieto. Dar al bebé un mordedor ayuda a calmarle. Solo consigo que pare de llorar cuando le doy el chupete con miel Igual que en los adultos los azúcares son metabolizados por las bacterias de la placa dental produciendo ácidos que atacaran el esmalte de los dientes de tu hijo. NUNCA mojes el chupete de tu hijo con alimentos dulces como el azúcar o la miel. Tampoco debes darle con el biberón bebidas azucaradas o ácidas (leche con azúcar, zumos envasados, agua azucarada o con miel…) y mucho menos antes de acostarlo ya que tu hijo podría desarrollar “caries del biberón” que destruirían sus dientes. ¿Cuando debo empezar a limpiar los dientes de mi hijo? Cuando erupcionen los primeros dientes puedes limpiarlos con ayuda de una gasa. Una vez erupcionen los molares podrás empezar a utilizar un cepillo dental adecuado a su edad. El cepillado requiere de una cierta habilidad por lo que los primeros años debes ayudar a tu hijo a limpiarse los dientes. Hacia los 5-6 años el niño ya habrá

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Los 4 tipos de dientes y su función

Los dientes sirven para masticar y cortar la comida haciendo posible una buena digestión. Cada tipo de diente tiene una forma diferente ya que cumple una función particular. Los 4 tipos de dientes son: Incisivos. Los incisivos son los ocho dientes que tenemos en la parte delantera y central de la boca (cuatro en la parte superior y otros cuatro en la inferior). Estos son los dientes que normalmente utilizas para dar bocados a la comida y poder cortarla. Normalmente los incisivos son los primeros dientes en salir, alrededor de los 6 meses de edad en el caso de la dentición de leche, y entre los 6 y los 8 años, junto con el molar de los seis años, en el caso de la dentición definitiva. Caninos. Tus cuatro caninos son el siguiente tipo de diente en desarrollarse. Los conoces vulgarmente como “colmillo” y son los dientes más puntiagudos, al lado de los incisivos, que sirven para desgarrar la comida. Los caninos de leche aparecen generalmente entre los 16 y los 20 meses de edad desarrollándose antes los caninos superiores que los inferiores. En la dentición definitiva el orden se invierte, los inferiores aparecen alrededor de los 9 años y los superiores entre los 11 y los 12 años de edad. Premolares. Los premolares, o bicúspides, sirven para una 1ª fase masticatoria y trituración previa de la comida. Tienes ocho premolares, cuatro en la parte superior y otros cuatro en la parte inferior de la boca. Los primeros premolares aparecen alrededor de los 10 años y los segundos un año después aproximadamente. Molares. Los molares de leche se utilizan también para masticar y triturar la comida. Estos aparecen entre los 12 y los 15 meses de edad. Estos molares son reemplazados por los primeros y segundos premolares definitivos (cuatro arriba y cuatro abajo). Los molares definitivos no reemplazan realmente a ningún diente, crecen detrás de los dientes molares de leche. Los primeros molares se desarrollan alrededor de los 6 años (antes de que los molares de leche se caigan) mientras que los segundos molares aparecen entre los 11 y los 13 años de edad. Cordales o terceros molares. Los terceros molares son conocidos comúnmente como muelas del juicio. Son los últimos dientes en desarrollarse y típicamente no aparecen hasta los 18 o 20 años de edad. Algunas personas ni siquiera los llegan a desarrollar. En caso de desarrollarse suelen causar problemas por falta de espacio en la boca y en la mayoría de los casos es aconsejable su extracción. Los humanos desarrollamos dos tipos de denticiones, la dentición de leche y la permanente. Aunque el momento en que aparecen una y otra es distinto su desarrollo es parecido. Estos son algunos detalles sobre el crecimiento de nuestra dentadura: Los dientes suelen crecer en paralelo, es decir, un molar superior en el lado izquierdo debería aparecer más o menos en el mismo momento que su gemelo en el lado derecho. El desarrollo de los dientes empieza mucho antes de que sean visibles. Por ejemplo, los primeros dientes de un bebé aparecen alrededor de los 6 meses de edad, pero el desarrollo de esos dientes empieza en realidad durante el segundo trimestre de gestación. La corona del diente se forma primero dentro del hueso maxilar, sin embargo las raíces siguen desarrollándose incluso después de que el diente este completamente visible en boca. Alrededor de los 3 años se completa la dentición de leche (20 dientes) y alrededor de los 6 años empieza la sustitución por los dientes definitivos. Entre los 6 y los 12 años se van desarrollando los dientes definitivos. Primero los incisivos y la “muela” de los 6 años. Alrededor de los 12 años el molar de idem. Las muelas del juicio, o terceros molares, aparecen entre los 18 o 20 años (aunque no todos las desarrollamos). La mayoría de los adultos tienen 32 dientes definitivos. Los dientes definitivos son más grandes y tardan más en salir que los dientes de leche. Las partes del diente El diente se divide en dos parte principales: la corona, que es la parte visible y blanca del diente, y la raíz, que es la parte no visible. La raíz se encuentra debajo de la línea de las encías y ancla el diente al hueso del maxilar. Tus dientes están formados por 4 tipos de tejidos, cada uno con su función. Esmalte: Es la parte visible y dura que cubre la corona del diente. Es la sustancia más dura del organismo, permite cortar y triturar los alimentos y protege al diente de las agresiones externas. Dentina: Se encuentra debajo del esmalte, está calcificada y tiene un aspecto similar al hueso. La dentina no es tan dura como el esmalte por lo que el diente tiene mucho más riesgo de deterioro si el esmalte se ha desgastado. Cemento: Este tejido cubre la raíz del diente y le ayuda a anclarse al hueso. Es más blando que el esmalte y que la dentina; la mejor manera de protegerlo es haciendo un buen cuidado de tus encías. El cemento tiene un color amarillento y en condiciones normales está cubierto por las encías, pero si nuestros cuidados dentales no son los adecuados la encía puede enfermar y retraerse, exponiendo el cemento a las bacterias. Lo que conecta el diente al hueso es el Ligamento periodontal Pulpa: La pulpa se encuentra en el corazón del diente y contiene vasos sanguíneos, terminaciones nerviosas y otros tejidos blandos que alimentan al diente y le dotan de sensibilidad. Si tienes alguna necesidad especial o preocupación que quieras comentar con nosotr@s no dude en pedir tu cita.

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Curiosidades: el ratoncito Pérez

Los dientes temporarios, también llamados de leche por su color notablemente más blanco que los dientes permanentes, llevan consigo una interesante historia unida a la vida cotidiana a través de los años. La tradición de intercambiar dinero por los dientes de leche caídos tiene posiblemente su origen en una antigua superstición vikinga, que suponía que poseer una parte del cuerpo de un niño aportaba poder y suerte en las batallas. Los vikingos acostumbraban comprar los dientes de leche caídos para utilizarlos como amuletos, engarzándolos en sus collares. Según algunos historiadores, durante la edad media a los niños se les hacía tirar sus dientes caídos al fuego, para evitar con ello tener que volver a buscarlos después de la muerte. También se ha recogido la tradición de enterrar los dientes de leche para evitar que las brujas los encuentren, ya que si ellas se apoderaban de uno y lo tiraban al fuego, obtendrían poder sobre el alma de su dueño. Es posible que los padres, para asegurarse de evitar la supuesta posesión del demonio, quemasen ellos mismos los dientes de sus hijos y a cambio les obsequiasen con dinero, como los vikingos, o algún otro pequeño objeto que el niño desease. En ciertas regiones de Suecia y Grecia era tradición evitar que los dientes caigan en poder de animales con los que no se desearía tener semejanzas dentales y en algunos lugares de Portugal y Chile los niños deben lanzar sus dientes sobre el tejado, diciendo al mismo tiempo una rima que pide un nuevo diente sano y fuerte. En Salamanca fue costumbre dejar los dientes en puertas, ventanas o en las rendijas de las maderas del desván, para evitar los hechizos y las brujerías, mientras que en Galicia, se contaba a los niños que por el espacio que dejó el diente perdido se les escapaban las mentiras, tratando de evitar así que mientan. En algunas zonas del País Vasco se acostumbraba machacar el diente, con la idea de evitar que el diente permanente saliera en mala posición. Esta tarea la debía llevar a cabo una mujer de la familia cercana al niño. En Cataluña como sabemos, es tradicional que los angelitos recojan los dientes y dejen a cambio una pequeña recompensa. En las primitivas sociedades agrarias europeas era habitual que las madres ofreciesen a los ratones que crecían entre el grano los dientes de leche de sus hijos. De esta manera buscaban unir la fertilidad de sus campos con el crecimiento de unos niños fuertes y sanos, o sea aplicar los viejos ritos y creencias asociados a la madurez y los ciclos de la naturaleza. En 1894 un sacerdote jesuita llamado Luis Coloma, consejero de la casa real española y también autor de cuentos, escribe una pequeña historia para el niño Rey Alfonso XIII, a petición del rey Alfonso XII y la reina María Cristina. El objetivo era explicarle al niño de 8 años qué pasaría con su diente, que estaba a punto de caer. Probablemente el sacerdote tomó como base las tradiciones agrarias para llevar a cabo el encargo. Los protagonistas del cuento eran un rey niño llamado Buby (así llamaba cariñosamente la reina a su hijo) y un ratón de apellido Pérez, que vivía con su familia en una gran caja de galletas en los sótanos de la confitería de Carlos Prats, famosa por entonces, en la calle Arenal 8, de Madrid. Al perder su primer diente de leche el rey Buby lo dejó debajo de la almohada, siguiendo el consejo de su madre, para que lo recogiera el Ratoncito Pérez. Esperó despierto tanto como pudo, con la ilusión de conocer al menudo personaje, pero al pasar las horas el sueño le venció y se escurrió entre las sábanas apoyando la cabeza sobre la almohada que escondía su tesoro. De pronto se despertó por un roce suave en la mejilla. Era la cola de un pequeño ratoncito que llevaba un sombrero de paja, gafas de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja: el Ratoncito Pérez. El niño le pidió que le permitiera ser su compañero de recorrido y el ratón accedió. Tocó con su cola al pequeño y lo transformó así en ratón por un rato, para que lo pudiera acompañar. Durante el viaje que hicieron juntos Buby descubrió que fuera de palacio había un mundo totalmente diferente al que él estaba acostumbrado a disfrutar. Conoció a muchos niños pobres y aprendió valores como la valentía y la generosidad. Ya de regreso en el palacio, Buby volvió a transformarse en niño. El Padre Coloma quiso sembrar así en el pequeño Alfonso la idea de que todos los hombres somos hermanos, tanto ricos como pobres. El cuento del Ratoncito Pérez, prácticamente desconocido como tal en España, no se publica desde 1947, pero curiosamente se reedita cada año en Japón. La tradición es común en países muy diferentes como Nueva Guinea, Ucrania, Alemania, Colombia, Uruguay, Argentina… Ha viajado a Francia, dónde el personaje es llamado simplemente Ratoncito (la petite souris) y a Italia, donde se le conoce como Topolino. Evidentemente en los países hispanohablantes mantiene la denominación española, aunque al ser adoptado en México, algunos comienzan a llamarle ahora Ratón Zapata, dentro de la corriente de valoración de tradiciones nacionales. Este cuento forma parte del patrimonio cultural español, el manuscrito original se guarda hoy en una cámara de seguridad de la Real Biblioteca de Palacio en Madrid. Desde el 5 de enero de 2003, en la calle Arenal número 8 de Madrid, por supuesto, hay una placa conmemorativa que dice: “Aquí vivía en una caja de galletas, Ratón Pérez, según el cuento que el padre Coloma escribió para el niño Rey Alfonso XIII”. En los países de habla inglesa (Inglaterra, EEUU, Australia) el papel de recoger los dientes perdidos se encargó al «Hada de los dientes» (Tooth Fairy). Las hadas formaban parte de la cultura céltica, anterior a la era cristiana. A lo largo de los años la tradición del Hada de los dientes se arraiga en la cultura

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