En el presente artículo hablaremos de las distintas partes de las que se compone la lengua y profundizaremos tanto en las funciones de la misma como en las diferentes patologías que pueden mermar su actividad.
Partes de la lengua
El esqueleto de la lengua está formado por el hueso hioides, la membrana hioglosa y el septum medio, sobre el que residen los músculos linguales que permiten su movilidad. Se trata de una estructura osteofibrosa recubierta de una mucosa que facilita, entre otros, el proceso de deglución.
Podemos distinguir cinco partes diferenciadas en la estructura de la lengua:
- La cara superior, sobre la que encontramos distintos tipos de papilas gustativas que distinguen una amplia variedad de sabores.
- La cara inferior, que reposa sobre el suelo de la boca. En el mismo encontramos el frenillo lingual, que nos permite controlar los movimientos linguales, los orificios de salida de las glándulas salivales submandibulares y de las sublinguales.
- En contacto con las arcadas mandibulares, encontramos los bordes linguales. Una de sus cualidades es la presencia de unos filtros de bacterias.
- La base de la lengua está conectada con los músculos milohioideos, genihioideos, con el hueso hioides y, gracias a la existencia de tres pliegues glosoepiglóticos, con la epiglotis.
- La punta lingual -o vértice- es la responsable del saboreo de los alimentos.
Funciones de la lengua
La lengua es un órgano sensorial. Por ello, parece que la función de la misma está muy clara: saborear los distintos alimentos.
Las distintas papilas gustativas, situadas en la cara superior de la lengua, son las encargadas de enviar la información de sabor al cerebro. Podemos distinguir cuatro tipos de papilas gustativas:
- Las papilas calciformes, también denominadas circunvaladas, encargadas de captar los sabores amargos
- Las papilas fungiformes, cuya función es distinguir el sabor dulce
- Las papilas filiformes, que captan tanto la textura como la temperatura de los alimentos
- Las papilas foliadas, situadas en los pliegues laterales de la parte más posterior de la lengua, son las encargadas de percibir el sabor salado
Al contrario de la creencia generalizada, esta distinción de los sabores tiene como objetivo avisarnos sobre el origen de la comida. Es decir, descartar que supone una amenaza el organismo de la persona que lo ingiere. No está, por lo tanto, relacionada con el placer que supone el acto de comer para muchas personas.
La lengua, además, es extremadamente sensible a estímulos táctiles. Por ello, también nos aporta información acerca de la textura de los alimentos que ingerimos y, por tanto, de su estado.
Pero, además, la lengua tiene tres funciones más.
En primer lugar, la lengua dirige la comida dentro de la cavidad oral durante la masticación y facilita, de esta manera, la trituración de los alimentos. Una vez éstos han sido debidamente descompuestos en pequeños trozos, forma el bolo alimenticio y lo dirige al comienzo de la faringe. Da lugar, de esta manera, al comienzo del proceso de deglución.
En segundo lugar, los movimientos linguales posibilitan la succión, así como la articulación de los distintos fonemas y nos permiten, por tanto, pronunciar debidamente.
Por último, la lengua interviene en la función del conocido como anillo linfático de Waldeyer. Se trata de un conjunto de estructuras formadas por tejido linfoide localizadas en la faringe. Su función es captar los agentes patógenos que entran a nuestro organismo a través de la boca y la nariz para procesarlos y producir una respuesta inmune ante los mismos.
La lengua tiene, por tanto, una gran cantidad de funciones vitales para nuestro organismo. Por ello, debemos prestar atención a su cuidado y a su estado, pues no sólo puede sufrir ciertas patologías, si no que también actúa como indicador de la afección de otras enfermedades.
Patologías de la lengua
A la hora de especificar el tipo de afecciones relacionadas con la lengua, podemos distinguir entre patologías de la lengua propiamente dichas o procesos que pueden estar relacionados con afecciones que vinculen otros órganos del cuerpo.
¿Qué patologías afectan directamente a la lengua?
En primer lugar, las alteraciones en el tamaño de la lengua significan una merma de sus funciones y suelen ser un indicador de problemas de desarrollo. Las anomalías más comunes en el crecimiento de la lengua son:
- La aglosia, muy poco común, es la ausencia de este órgano.
- La microglosia la padecen aquellas personas que tienen una lengua de un tamaño inferior al normal. Esta afección supone problemas tanto en el habla como, en la mayoría de los casos, en la ingesta de alimentos.
- La macroglosia, por el contrario, es la afección más común. La padecen aquellas personas que tienen la lengua de un tamaño superior al habitual, lo que dificulta tanto la pronunciación como el proceso de masticación y deglución de los alimentos. Además, puede ocasionar problemas de oclusión dental, al empujar los incisivos hacia delante.
La macroglosia puede ser un síntoma inequívoco de afecciones como, por ejemplo, la diabetes. Además, es común entre personas que padecen síndromes como el de Beckwith-Wiedemann o el síndrome de Down.
Otras de las patologías relacionadas con la lengua son aquellas que suponen problemas relacionados con el sentido del gusto tales como la ageusia -merma de nuestra capacidad para percibir los sabores- o la disgeusia -confusión de los sabores-.
Por último, enfermedades de origen infeccioso tales como la leucoplasia vellosa, la candidiasis oral o el liquen plano oral.
¿Qué otras patologías indican la presencia de otros problemas de salud?
Además de prestar atención a las enfermedades anteriormente escritas, debemos tener en cuenta el buen estado de la lengua pues, en muchas ocasiones, es un claro indicador de nuestro estado de salud general.
Por este motivo, debemos prestar atención a los siguientes síntomas:
- En algunas ocasiones, se observan dificultades para mover la lengua. Éstas, generalmente, suelen estar relacionadas con problemas neurológicos que deben ser analizados de forma rápida para descargar cualquier patología vascular, cerebral o cardíaca.
- Hinchazón de la lengua, causada normalmente por infecciones en piezas dentales, afecciones de las encías o procesos infecciosos localizados en la cavidad oral.
- Presencia de llagas o pequeñas heridas en la lengua que, en caso de no remitir, debe ser analizada de manera exhaustiva por un especialista para descartar afecciones de mayor magnitud como, por ejemplo, el cáncer oral.
La lengua es un órgano vital para funciones tales como la masticación y deglución de los alimentos, así como para la correcta pronunciación de los sonidos.
Además, su higiene es especialmente importante para mantener una correcta salud bucodental.
Ante cualquier alteración que no remita de manera rápida, lo más aconsejable es acudir al especialista para que sea éste quien valore el caso, esclarezca la causa de la misma y descarte afecciones de mayor gravedad u otras posibles enfermedades.
En caso de que quieras una mayor información acerca de las funciones y patologías de este órgano o quieras concertar una cita en la clínica, te invitamos a ponerte en contacto con nosotros a través del formulario de contacto de nuestra página web o bien llamando al 91 599 6 39.