A pesar de la dificultad para obtener un porcentaje totalmente fiable, ya que no todos los casos están tratados o figuran en algún registro, se calcula que la anorexia y la bulimia afectan a más de 400.000 jóvenes y adolescentes en nuestro país.
Y es que aunque ningún sexo o grupo de edad se encuentre totalmente a salvo de estas enfermedades, las estadísticas estiman que las chicas de entre 12 y 25 años son el público más vulnerable.
Consecuencias de la anorexia y la bulimia
Ninguna de las citadas enfermedades necesita presentación. La prevalencia de la anorexia y la bulimia en la sociedad hace que sus síntomas y las terribles consecuencias que provocan sean conocidos por todos nosotros.
Ambos trastornos causan estragos físicos y psicológicos no solamente en quienes los padecen, sino también en aquellos que se encuentran alrededor del enfermo, especialmente sus familiares.
De hecho, en casos extremos, la anorexia y la bulimia tienen como peor consecuencia la muerte de la persona que las padece.
Sin embargo, y a pesar de que en algunos casos estos trastornos muestren su peor cara, afortunadamente la mayoría de personas que se someten a tratamiento profesional se recuperan.
En este punto, conviene aclarar que la curación no puede asociarse únicamente al restablecimiento del peso corporal. Tanto la anorexia como la bulimia son enfermedades psiquiátricas y deben tratarse como tal.
Por ello, la recuperación total del paciente pasa por un largo y complejo tratamiento.
Éste incluye, además de la recuperación del peso, un proceso que debe tener como objetivo la total autoaceptación de la persona. Asimismo, será fundamental inculcar al paciente unos hábitos de vida saludables y conseguir que tenga un control responsable sobre su alimentación.
Aunque finalmente el paciente se recupere completamente, es posible que la enfermedad deje consecuencias irreversibles en su cuerpo. Dichos efectos dependen, fundamentalmente, de la severidad con la que hayan actuado la anorexia y la bulimia.
¿Cómo afectan la anorexia y la bulimia a la salud de la boca?
La boca es una de las partes de nuestro cuerpo que más sufre con la anorexia y la bulimia. Esto se debe, principalmente, al acto de vomitar y al estado de desnutrición que caracterizan a estos desórdenes alimenticios.
Mientras que la anorexia consiste en autoimponerse restricciones excesivas con la comida, la bulimia se distingue por comer compulsivamente para luego vomitar.
Sin embargo, cuando una persona padece un trastorno en la conducta alimentaria, es habitual que estas enfermedades no se presenten de manera aislada. Es decir, la anorexia y la bulimia suelen combinarse, alternarse o sucederse.
Dicho esto, vamos a explicar cuáles son las principales consecuencias que provocan la anorexia y la bulimia en la boca, especialmente en los dientes:
- Desgastes y roturas en los dientes:
Los desgastes en los dientes están causados principalmente por el hábito de vomitar. Cuando esto sucede, los ácidos del estómago llegan a la boca a través del vómito y van mermando el esmalte del diente.
Aunque, en un principio, la parte que más sufre es la cara interna de la pieza dental, progresivamente el ácido acaba dañando toda su superficie. Esto hace que los dientes se vayan debilitando y, por tanto, perdiendo tamaño.
Y, a medida que los dientes se van haciendo más débiles y pequeños, aumentan las posibilidades de que lleguen a romperse.
- Hipersensibilidad:
Además, la pérdida de esmalte provocada por la acción de los ácidos hace que la dentina -capa del diente- quede al descubierto, lo que causa mucha sensibilidad.
Dicha sensibilidad se manifiesta especialmente cuando el diente entra en contacto con alimentos muy fríos, calientes, ácidos o que contienen grandes cantidades de azúcar. Además, es habitual que la persona sienta molestias con el cepillado.
- Caries:
La bajada de defensas debida a la desnutrición combinada con el consumo de bebidas con alto contenido en azúcares crean el terreno propicio para la aparición de caries.
Hacemos referencia a este tipo de bebidas debido a la costumbre que tienen los enfermos de anorexia y bulimia de recurrir a ellas para “llenar el estómago”.
Además de refrescos azucarados, las personas que padecen anorexia y bulimia se caracterizan por consumir una alta cantidad de bebidas ácidas. Al igual que en el caso anterior, esto lo hacen porque tienen el convencimiento de que les ayuda a tener una mayor sensación de saciedad e, incluso, a provocar el vómito.
- Encías retraídas:
Es frecuente que los pacientes que sufren bulimia se cepillen los dientes muchas veces al día para no oler a vómito. Esta acción repetida numerosas veces, de manera muy agresiva y durante muchos minutos cada vez, puede provocar retracción de encías.
La retracción provoca que la raíz del diente quede descubierta, lo que genera hipersensibilidad y que, a su vez, es muy antiestético.
- Caída de dientes:
El estado de desnutrición al que es capaz de llegar el enfermo hace que el organismo no reciba los nutrientes que necesita. Esto a largo plazo puede provocar osteoporosis, que se caracteriza por debilitar progresivamente los huesos de nuestro cuerpo.
En el caso de la boca, la osteoporosis ataca directamente a los huesos maxilares que actúan de soporte del diente. Y esta degeneración progresiva de los huesos puede provocar la pérdida de la pieza dental, ya que ésta pierde su elemento de sujeción.
¿Puede el dentista advertir estas enfermedades?
Debido a su experiencia, conocimiento y al nivel de detalle con el que observa los dientes, el odontólogo es, en muchas ocasiones, la primera persona en advertir la anorexia y la bulimia en uno de sus pacientes.
De todas las señales que hemos detallado anteriormente, la más clara es la del desgaste de los dientes.
Existen otras problemáticas que pueden causar desgaste, como el bruxismo o el reflujo gástrico nocturno. Sin embargo, sus signos son ligeramente distintos.
La diferencia principal entre el desgaste originado por el bruxismo y la bulimia es que apretar o rechinar los dientes da lugar a un desgaste regular, mientras que vomitar provoca daños más irregulares y con socavones.
Por su parte, el reflujo gástrico que se produce por la noche ocasiona desgaste en la cara interna del diente, mientras que la bulimia acaba provocando daños en toda la superficiedental.
Tratamientos dentales para el paciente recuperado
Una vez que la salud del paciente se ha restablecido, será conveniente acudir al dentista para que éste valore el tipo de daño sufrido por los dientes y su gravedad.
De esta manera, el odontólogo podrá determinar qué tratamiento dental es el más adecuado.
Si, por ejemplo, el paciente presenta caries, se realizará un tratamiento u otro en función del grado de afectación de la estructura dental.
En el caso de una caries pequeña, será suficiente con llevar a cabo una obturación (empaste) para eliminarla. Sin embargo, en el supuesto de que la lesión sea demasiado profunda, es posible que haya que recurrir a una endodoncia.
También existe la posibilidad de que la anorexia y la bulimia hayan causado desgastes o incluso pérdida de dientes.
En este caso, y en función del daño ocasionado a la anatomía del diente, será necesario que el dentista valore cuál es la opción de rehabilitación más adecuada: carillas, coronas o implantes.
Por último, es también muy habitual que el paciente presente retracción de encías a consecuencia del cepillado agresivo al que hemos hecho referencia anteriormente.
En este caso, la solución pasaría por realizar un injerto de encía. De esta manera, el odontólogo podrá insertar tejido en los lugares en los que la raíz del diente es visible. Así combatirá también la sensibilidad dental.
Una vez dicho esto, es importante reiterar que para poder llevar a cabo cualquiera de estos tratamientos es indispensable que el enfermo esté completamente recuperado.
Aunque es cierto que, como hemos visto, el dentista puede desarrollar un papel fundamental para los enfermos de anorexia y bulimia, hay que tener en cuenta que en el proceso de recuperación intervienen varios profesionales.
Si bien ya hemos destacado que, en muchas ocasiones, el odontólogo es el primero en detectar estos desórdenes, también es muy importante su papel una vez que el paciente se ha recuperado.
Debido a que tiene a su alcance todos los avances en Odontología Conservadora y Estética, podrá devolver una apariencia saludable y atractiva a los dientes.
Sin embargo, durante el proceso intermedio de recuperación tendrán más protagonismo el propio paciente y otros especialistas que actúan, entre otros, en el plano psiquiátrico.
Una vez sean dichos profesionales los que determinen que la persona está curada, el dentista podrá comenzar el tratamiento que devuelva al paciente la confianza perdida en su sonrisa.