Clínica Sancal

moda

Ortodoncia

Tengo los dientes separados: ¿Cómo puedo corregirlos?

Aunque la separación entre los dientes (diastema) es más frecuente en los niños, también hay personas que llegan a la edad adulta con diastemas. Entre éstos, hay algunos adultos que están contentos con la apariencia dulce y aniñada que otorga dicha separación. De hecho, en los últimos años, el diastema ha adquirido la categoría de moda y son muchas las modelos y actrices que lo lucen sin complejos. Los diastemas no presentan grandes desventajas ni son malos por sí mismos, siempre y cuando llevemos a cabo una buena higiene bucodental. Sin embargo, hay muchas personas a las que no les gusta su aspecto. Si éste es tu caso, te estarás preguntando cuál es la mejor manera de corregir la separación de tus dientes. Esta respuesta depende de las causas a las que se deba el diastema.   Dichos motivos pueden ser: Inserción baja del frenillo del labio superior: se da cuando el frenillo labial superior ha crecido más de lo habitual, por lo que baja hasta los dos incisivos centrales superiores e impide que éstos se junten. Desproporción entre el tamaño del hueso maxilar y los dientes: se produce cuando el hueso maxilar se ha desarrollado mucho y es demasiado amplio para los dientes, por lo que éstos no pueden ocupar todo el ancho del hueso. Succión o empuje de la lengua contra los dientes: se origina cuando se interpone o se empuja la lengua contra los dientes de forma prolongada en el tiempo. Este gesto puede deberse a un simple hábito o a una lengua más grande de lo habitual (macroglosia). En función de la causa, existen diferentes tratamientos: Carillas o reconstrucciones de composite Las reconstrucciones y las carillas de composite son una solución cuando existe desproporción entre el tamaño del hueso maxilar y los dientes, así como cuando el diastema de debe a la succión o empuje de la lengua contra nuestras piezas dentales. CARILLAS PARA CORREGIR DIASTEMAS   En el primer caso, la separación se debe a que los dientes son demasiado pequeños para el hueso maxilar. Por tanto, éstos no pueden ocupar todo el espacio disponible y no llegan a juntarse. Cuando el origen del diastema es éste, los espacios pueden ser generalizados o localizados entre cualquier par de dientes de la boca. En el caso de la succión o empuje de la lengua contra los dientes, los huecos son localizados, ya que se producen en los incisivos centrales superiores. Lo que hacen, por tanto, las carillas o las reconstrucciones en ambos casos es rellenar y disimular esos espacios vacíos. Pero, además, las carillas no sólo pueden corregir la separación de los dientes, sino otros aspectos estéticos que no nos gustan: el color, la forma o la posición.  Ortodoncia Los tratamientos de ortodoncia -ya sean con cualquier tipo de bracket o con las férulas Invisalign– pueden ser una solución para los tres motivos mencionados previamente. Esto se debe a que en muchas ocasiones los espacios entre los dientes no se solucionan con un único tratamiento, sino con una combinación de dos.   ORTODONCIA INVISALIGN Por ejemplo, las carillas o reconstrucciones de composite pueden corregir por sí solas la separación entre los dientes cuando éstos están perfectamente alineados y el paciente solamente necesita que rellenemos y disimulemos unos determinados huecos. Sin embargo, la realidad es que hay muy pocas personas que, sin haberse realizado un tratamiento de ortodoncia previo, presenten una buena alineación. Por tanto, si el paciente tiene, por ejemplo, los dientes torcidos, lo más adecuado es llevar a cabo un tratamiento ortodóncico y posteriormente colocar carillas o realizar reconstrucciones de composite. Frenectomía La frenectomía es una pequeña cirugía que se lleva a cabo cuando el frenillo del labio superior ha crecido más de lo habitual y baja hasta los incisivos centrales superiores, provocando que los dientes se separen. En este caso, los espacios entre nuestras piezas dentales son localizados, ya que solamente se producen en los incisivos centrales superiores. Al igual que hemos mencionado en el punto anterior, en el caso de que los espacios entre los dientes se deban a la inserción baja del frenillo labial superior, para cerrarlos será necesario combinar dos tratamientos.   DIASTEMA POR FRENILLO LABIAL SUPERIOR En este caso, se deberá combinar la frenectomía con un tratamiento de ortodoncia. Como ves, las causas por las que se producen los diastemas son diversas. Por ese mismo motivo, el tratamiento para juntar los espacios entre los dientes debe ser personalizado para cada paciente. Si quieres saber cuál es el tratamiento indicado para tu caso, el ortodoncista es el profesional de la Odontología más adecuado para determinar tus necesidades. Pide tu cita gratuita

Cultura y curiosidades

Los dientes en el arte

La sociedad moderna está convencida de los beneficios de tener unos dientes sanos y bonitos, y son cada día más los que buscan conscientemente, renovar y enseñar públicamente esa blancura que fueron perdiendo con el tiempo y sus hábitos de vida, pero ¿qué hace a los dientes blancos tan atractivos?, ¿siempre ha sido así? Realmente la blancura y belleza de unos dientes perfectos es un estándar de nuestra sociedad actual. Si nos fijamos en el arte clásico los dientes no aparecen como una de las claves que marcaban belleza alguna. ¿Nunca te has dado cuenta de eso? Fíjate en el Renacimiento, por ejemplo, ¿cuántas bocas abiertas mostrando dientes puedes ver? realmente pocas y si ves alguna siempre aparecen o bien entre abiertas o directamente como cuevas negras como simbolismo de algo no precisamente positivo. En El Jardín de Las Delicias (El Bosco), podemos ver a un montón de gente pasándolo pipa… pero sin mostrar un diente. La sonrisa abierta y franca no ha sido algo que se pudiera ver fácilmente. Desde un punto de vista totalmente artístico, sin más implicaciones, una de las mujeres más reproducidas en el arte, la Virgen María, no ha enseñado en la historia del arte nunca un diente, pasara lo que le pasara, y mira que le pasaron cosas…   Obviamente una de las razones es que la belleza estaba entonces en otros lugares: se buscaba el pelo dorado, los ojos oscuros, la tez blanca y labios encarnados. Los dientes… bueno, mejor no abrir la boca por miedo a ver qué descubríamos.     Pero fuera del arte religioso, el no mostrar los dientes como un signo de belleza más, era la norma. Cuando se pintaba una Venus, como paradigma de la sensualidad, casi siempre podías ver todo (y todo es todo) menos los dientes. La maja desnuda (Francisco de Goya y Lucientes), muy mona ella, pero… a saber cómo tendría sus dientes… Y es que era lógico, caries, mal aliento, dientes negros, torcidos o directamente inexistentes eran lo normal en esa época. Aunque, no nos engañemos, recetas para preservar y blanquear los dientes ya existían y contenían elementos que hoy en día reconocemos como válidos -unos más que otros- para nuestra higiene bucal (hinojo, apio, menta, frotamientos con sal y salvia, enjuagues con alcohol… ), pero también había otras “recetas”, como las de Nostradamus, que todo lo que podían “predecir” es un seguro desastre dental ya que su “pasta blanqueante” utilizaba cosas como cristal pulverizado, mármol, perlas machacadas, piedras de río, etc. Si en el siglo XVIII podemos fijar el primer cepillo de dientes, aún no veremos ningún cuadro barroco, rococó o romántico en el que una persona formal, de la nobleza o a la que se le supongan elevados atributos sociales o morales se ría mostrando sus dientes sin pudor. Todo lo que vemos son, como mucho, sonrisas insinuadas o tímidas y, si vemos dientes, lo hacemos siempre en cuadros de borrachos, de gente fea, como sinónimo de decrepitud o de vidas poco recomendables. Entonces ¿cuándo llegó la moda de mostrar los dientes blancos y perfectos como sinónimo de belleza? No vamos a hacer un estudio antropológico, pero podemos decir que fueron muchos factores los que incidieron en ello y hay que reconocer que la influencia de Estados Unidos en la cultura occidental en la primera mitad del siglo XX tuvo buena parte de culpa. La influencia que la cultura estadounidense logró imponer con sus actores y actrices, su cine en technicolor, el american way of life de los años 50, las rutinas de higiene dental que los soldados adquirieron tras la segunda guerra mundial, la publicidad, el arte pop… junto a una explosión de la ciencia dental técnica y práctica en procedimientos dentales estéticos como en ortodoncia, prótesis, quirúrgicos, etc., hicieron que a día de hoy, lo que en el pasado era mejor ocultar, hoy sea motivo de belleza y, por qué no, de lucimiento con orgullo.  

Scroll al inicio