Clínica Sancal

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Cultura y curiosidades, Ortodoncia

¿Cómo saber si los niños necesitan ortodoncia?

La ortodoncia permite corregir la posición defectuosa de los dientes. Este tratamiento persigue fines estéticos y funcionales para la sonrisa. Aunque es habitual comenzarlo en la adolescencia, hay muchos casos de ortodoncia durante la infancia. Hay diferentes tipos de ortodoncia, en función de diversos aspectos. Los aparatos pueden ser fijos o removibles. Los aparatos fijos sólo son manipulables por el odontólogo y suelen ser los brackets tradicionales. Los aparatos removibles pueden ser retirados para comer y para la higiene oral. en el caso de los niños, la ortodoncia más habitual suele el uso de brackets. Pero el odontopediatra valorará qué tipo de tratamiento es el más indicado en función de las necesidades del niño. Cómo saber si los niños necesitan llevar ortodoncia Pero, ¿Cómo saber si tu hijo necesita ortodoncia? Hay varias señales que indican la necesidad de realizar un examen de ortodoncia temprana: Pérdida de los dientes. Los dientes de leche comienzan a caer a partir de los 5 años. En general, a los 13 el niño ya tiene los dientes definitivos. La caída de los dientes demasiado pronto puede indicar la necesidad de llevar ortodoncia. También el retraso en la pérdida de las piezas dentales. Problemas bucodentales. Hablamos de problemas bucodentales a nivel funcional. Es necesario que el niño lleve ortodoncia si tiene dificultad para hablar, masticar y morder. Hábitos en la infancia. El uso del chupete o chuparse el dedo pueden interferir en la posición de los dientes. Estos hábitos están relacionados con la necesidad de llevar ortodoncia. Posición de los dientes. Los dientes demasiado espaciados favorecen la acumulación de placa bacteriana. También los dientes sin espacio o apiñados requieren aparatos. Mordida defectuosa. La mordida es defectuosa cuando los dientes de la arcada inferior sobresalen por delante de la arcada superior. En ese caso, la mordida no es funcional y debe ser corregida mediante la ortodoncia. Como padres siempre buscamos lo mejor para nuestros hijos y su salud es lo más importante para nosotros. Durante su crecimiento debemos dedicar especial atención a fijarnos en aquellas zonas de su cuerpo que podrían no desarrollarse adecuadamente: por ejemplo la vista, la espalda, los pies o, en el caso que nos ocupa, los dientes. Si el remedio para la vista son las gafas, el de la espalda el corsé y el de los pies son las plantillas, para arreglar la dentadura tenemos la ortodoncia. Actualmente la gran mayoría de niños la llevan, la han llevado o la llevarán y los avances han hecho los aparatos más cómodos y estéticos. Pero para llegar al tratamiento primero hace falta realizar el diagnóstico. Está claro que llevaremos a los niños a las revisiones pertinentes del dentista, pero desde casa podemos empezar a pensar en si existe la posibilidad de que necesiten brackets. Si tienes dudas, estas pistas te pueden decir si tu hijo o hija necesita aparato dental: 1. LOS DIENTES ESTÁN TORCIDOS O SUPERPUESTOS Hay varias razones por las que los dientes tienen estas características nocivas: puede ser que sean demasiado grandes para el espacio de la boca o la boca sea demasiado pequeña para los dientes. La mala formación de las encías y las mandíbulas también pueden perjudicar al correcto crecimiento de los dientes, así como los dientes que deberían haber salido pero todavía no lo han hecho. En muchas ocasiones se trata de causas hereditarias. 2. LA MANDÍBULA SUPERIOR E INFERIOR SON DE UN TAMAÑO DEMASIADO DIFERENTE El nombre científico para este caso es ‘maloclusión’: si la mandíbula superior es mayor que la inferior el término que se utiliza es ‘sobremordida’, y si es el caso contrario se llama ‘submordida’. Estos casos provocan el desgaste de los dientes frontales y algunas veces dolor en el paladar. Para corregir esta malformación será necesaria la colocación de la ortodoncia. 3. MOTIVOS HEREDITARIOS Muchos problemas dentales son hereditarios, por lo que si la madre o el padre del niño tiene necesidad de llevar aparato dental o lo ha llevado, es bastante probable que los hijos también lo necesiten. Los problemas que se pueden heredar son la incompleta formación del esmalte dental, la enfermedad de las encías o la falta de alguno de los dientes. Otros inconvenientes como las caries o el sarro también pueden ser hereditarias, pero son de fácil solución si se lleva una higiene buco-dental óptima. 4. EL NIÑO HA UTILIZADO DEMASIADO EL CHUPETE O SE CHUPA EL DEDO El repetido uso de accesorios como el chupete o la succión del dedo pulgar pueden llevar a la malformación de los dientes. Para que no se llegue al caso en el que sólo se pueda arreglar con aparato, hay que retirar el chupete antes de los 3 años de edad. Otra manera de evitar que los dientes se desarrollen de manera equivocada pero sin quitar el chupete es dejar que lo utilicen menos de 6 horas al día. A partir de los 7 u 8 años es cuando debemos consultar con el dentista la necesidad de aparato dental. La edad recomendada para visitar al dentista y consultarle sobre el aparato dental es alrededor de los 7 u 8 años. Esto no significa que el niño vaya a llevar brackets a partir de ese momento, simplemente es el primer paso en el posible plan para que los lleve en un futuro. Si estamos con la duda o si los especialistas ven durante una revisión que puede haber un problema en el desarrollo, también se puede tener en consideración la colocación de la ortodoncia cuando el niño aún tiene los dientes de leche. De esta forma se podrá prevenir la malformación de la dentadura. Una vez sepamos si nuestro hijo o hija necesita ortodoncia y si el caso es afirmativo, en qué edad, habrá que conocer cuál es el mejor tipo de aparato dental para él o ella. Después de la ortodoncia, es fundamental que los niños sigan la fase de retención. Esta fase posterior al tratamiento consiste en llevar los aparatos retenedores, que mantienen los resultados e impiden que los dientes vuelvan a su

Buenos hábitos

Mordedores de uñas, atención: lo próximo en caer serán los dientes

Este mal hábito puede afectar al intestino, las encías o la mandíbula. La estética es lo de menos Antes de volver a morderse las uñas, piense que todos los gérmenes que se han ido acumulando bajo las mismas irán a parar a su boca: un análisis de las uñas de trabajadores de hospital desveló que los más frecuentes son Staphylococcus y Cándida, y ambos pueden producir infecciones. Más allá del problema estético, la onicofagia (como se denomina en medicina a este hábito mordedor de la estructura de los dedos) produce daños colaterales en otras partes del organismo, como la boca y el intestino. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Medicina de Breslavia (Polonia), con 339 estudiantes, detectó peor calidad de vida entre quienes dentelleaban sus uñas. Según explica la doctora Rosa Ortega del Olmo, dermatóloga y profesora en la Universidad de Medicina de Granada, esta parte del cuerpo no es tóxica en sí misma, «lo que sí es dañino son los gérmenes o sustancias tóxicas que se hayan tocado y que pueden acumularse en esa zona». El problema más frecuente de la onicofagia, según dice, es la alteración que produce en la anatomía de la uña (suele volverse más ancha y más corta), además de originar pequeñas heridas alrededor de ellas que, en ocasiones, llegan a infectarse. La deformidad en las mismas puede incluso confundirse con problemas más serios, como la artritis psoriásica, lo que dificulta el trabajo de diagnóstico de los médicos. Pero, además, el hábito de morderse las uñas es el culpable de otras alteraciones que ni se le habían pasado por la cabeza. No regañe a los niños La onicofagia se considera un trastorno nervioso que puede ser tratado por el psicólogo o psiquiatra. Lo recomendable es realizar un tratamiento multidisciplinar, con odontólogo y psicólogo, para obtener mejores resultados, es esencial que el sujeto esté dispuesto a abandonar el mordisqueo para tener éxito. También aconseja que, en momentos de estrés o ansiedad que inciten a morderse las uñas, se utilicen sustitutos, como masticar chicle sin azúcar o mantener las manos ocupadas con cualquier objeto. Otra de las sugerencias es poner atención en el cuidado de las manos y de las uñas (manicura) y llevar siempre una lima de cristal, para eliminar pequeñas roturas en las mismas y no caer en la tentación de morderlas. Además, existen productos que se aplican sobre las uñas varias veces al día y cuyo sabor amargo puede ayudar a eliminar el hábito. No regañar a los niños, porque, al ser un problema de origen psicológico, puede haber un efecto rebote, es decir, al provocarles angustia, se las muerden más. Lo ideal es utilizar refuerzos positivos: premiar al niño cuando no se las muerda. 1. Heridas en dedos Las personas que se muerden las uñas de forma constante llegan a lesionar el lecho ungueal (tejido sobre el que asientan las mismas) , quienes presentan el hábito más agresivo pueden provocar hemorragias subungueales que llevan a la pérdida de toda la uña, aunque también matiza que, por lo general, vuelve a crecer. Esta manía suele producir heridas en los dedos, que en ocasiones se infectan. En función del aspecto, se sabe qué tipo de germen ha causado el brote: en general, si es por bacterias, aparecerá pus (líquido amarillento) y, si es por virus, se formará una verruga (elevación de la piel); también se puede contagiar con herpes, y en este caso aparece una herida redonda y roja, o incluso con hongos (Cándida), que producen inflamación y secreción blanquecina. Y alerta de que todos estos gérmenes pueden pasar a los labios y a la mucosa labial. 2. Infecciones intestinales La onicofagia favorece el contagio de parásitos intestinales, sobre todo en los niños, población en la que es muy frecuente. Existen hasta once tipos de parásitos. Uno de los más conocidos es el oxiuro, popularmente conocido como lombriz, un parásito blanco y muy delgado que vive en nuestro cuerpo: sus huevos, que no son visibles al ojo humano, pueden estar bajo las uñas; y, al morderlas, pasan al aparato digestivo y lo colonizan. El principal síntoma es el picor que producen en la zona anal. Si el niño se rasca, vuelve a infectarse y lo contagia a otras personas. Hay que tener en cuenta que, según los datos que manejan los especialistas, el hábito de morderse las uñas es mayor entre la población infantil: afecta al 45% de los niños y al 10% de los adultos, suele comenzar a los 4–6 años y aumenta hasta los 11 años, momento en que inicia el descenso. 2. Desgaste de dientes Otra consecuencia de morderse las uñas es el desgaste de los dientes, en concreto, de los incisivos superiores e inferiores: provoca microtraumatismos que desprenden partículas de esmalte, lo cual hace que las piezas se vayan recortando. En casos severos, puede haber microfracturas del borde incisal (borde de los incisivos) u otros problemas: el apiñamiento de las piezas dentales, originado por la presión que se ejerce sobre los dientes al morderse las uñas de forma continua y cuya solución pasa por colocar un aparato de ortodoncia para que vuelvan a su lugar; y el desprendimiento de los empastes: si existen reconstrucciones en los incisivos superiores e inferiores, pueden romperse por la presión de los dedos y por el mordisqueo continuo que hacen que los dientes choquen entre sie. 3. Alteración en la mandíbula Un estudio realizado en la India con 240 adolescentes encontró asociación entre el hábito de morderse las uñas y trastornos en la mandíbula que suelen producir dolor y problemas al masticar. Es un problema que sí vemos en la consulta: la posición forzada de la mandíbula al morderse las uñas puede provocar alteraciones en la articulación temporomandibular, ocasionando ruidos al morder y dolor, existen férulas transparentes que cubren todos los dientes para evitar que el paciente se las muerda. 4. Lesión en encías Al mordisquear la uña pueden clavarse pequeños trozos de las mismas entre la encía y el diente, produciendo lesiones

Estética dental, Ortodoncia

¿Qué es la sobremordida?

La sobremordida es un problema de oclusión que puede alterar la calidad de vida del paciente. Consiste en que los dientes superiores sobrepasan los inferiores. Esto provoca que al morder se produzca un solapamiento. De hecho en algunos casos los dientes superiores pueden llegar a tapar los inferiores. Esta complicación en la oclusión puede tener diversas causas, pero la más importante está relacionada con la genética. La mayoría de pacientes con sobremordida tienen familiares que padecen el mismo problema. Pero también pueden influir otros factores. Especialmente algunos hábitos de la infancia como el uso del chupete o chuparse el dedo. Se recomienda intentar que los más pequeños eviten este tipo de hábitos, ya que provocan diversos problemas a nivel bucodental. Además de la sobremordida, también influyen en otras complicaciones como el apiñamiento dental. Complicaciones por sobremordida La sobremordida conlleva varias complicaciones a nivel bucodental: Estética dental. Este problema de oclusión altera gravemente la estética dental. Algunos pacientes con sobremordida también padecen apiñamiento. El resultado es una sonrisa poco estética que puede generar complejos en el paciente. Tener una sonrisa bonita cada vez es más importante para los pacientes, que incluso se decantan por tratamientos dentales que respeten la estética. Higiene oral. Los dientes con una mala posición tienden a generar más zonas de retención de placa. Además, los dientes apiñados o adelantados suelen ser más difíciles de limpiar con el cepillo. Funcionalidad de la sonrisa. La sobremordida también provoca inconvenientes a nivel funcional. Dificulta la masticación, algo que puede conllevar problemas digestivos. Patologías orales. Las personas con sobremordida son más propensas a desarrollar algunas patologías orales. Las más comunes son la caries dental y las enfermedades peridontales. Especialmente la gingivitis, ya que estos pacientes tienden a morderse las encías. Otra patología habitual es el bruxismo, el hábito inconsciente de apretar y rechinar los dientes. Para corregir la sobremordida es fundamental una buena prevención y detección durante la infancia. En esta etapa los dientes están en desarrollo, por lo que conviene hacer lo posible para que erupcionen correctamente. Por ello es recomendable evitar hábitos como el chupete o chuparse el dedo. También se recomienda rectificar estas complicaciones durante la infancia mediante ortodoncia. De este modo se puede tratar a tiempo para evitar que la sobremordida altere la calidad de vida del paciente más adelante. En el caso de los pacientes adultos con esta complicación, los profesionales de la clínica dental SanCal recomiendan acudir al odontólogo de confianza para lograr una sonrisa bonita y funcional.

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