¿Eres de esas personas que, al levantarse, nota cierto dolor de cabeza y aqueja dolores cervicales? ¿Has observado cómo, de manera paulatina, tus piezas dentales se han ido desgastando? Quizá no lo sepas todavía, pero puedes pertenecer a ese 20% de la población que padece bruxismo. El bruxismo es uno de los desórdenes orofaciales más comunes. Y es que su origen, ligado a causas relacionadas con los picos de ansiedad -entre otras-, es una consecuencia directa del ritmo de vida actual. Pero, ¿en qué consiste el bruxismo y qué consecuencias tiene para tu salud? ¿Qué es el bruxismo? El bruxismo es el hábito de apretar o rechinar los dientes de forma involuntaria. Aunque puede manifestarse tanto de día como de noche, lo más habitual es que suceda durante las horas de sueño. Por este motivo, esta afección muchas veces pasa desapercibida y no es diagnosticada hasta que el paciente acude a la clínica dental para una revisión rutinaria acusando otros síntomas como sensibilidad dentaria o dolores de mandíbula. ¿Quién puede padecer bruxismo? El bruxismo afecta a personas de todas las edades, sin distinción de sexos, si bien es cierto que es especialmente frecuente en personas cuyas edades oscilan entre los 17 y los 40 años. Además, también tiene su incidencia entre la población infantil. Sin embargo, el bruxismo en niños se considera menos relevante. Suele afectar a niños con edades comprendidas entre los 4 y los 6 años. A estas edades, se entiende que apretar la mandíbula durante las horas de sueño contribuye a estimular el correcto desarrollo de los músculos y huesos faciales, así como a favorecer el proceso de dentición. De hecho, este hábito suele remitir con el crecimiento de las piezas definitivas. De todas formas, en caso de acusar este hábito lo ideal es que los padres acudan con su hijo al odontólogo. Tras analizar su caso, el especialista valorará si los episodios bruxismo entran dentro de los parámetros normales o si, por el contrario, es necesario pautar un tratamiento para mitigar las consecuencias del mismo en la salud oral. Caso de bruxismo infantil Pero, ¿qué factores están ligados al mal hábito de rechinar los dientes? Causas del bruxismo No existe un único hecho que sea considerado como el detonante de esta afección. Sin embargo, hay una serie de factores de riesgo ligados a la aparición de dicha enfermedad como, por ejemplo, los siguientes: Padecer elevados niveles de estrés o ansiedad Sufrir algún tipo de maloclusión dental: es más común en personas cuya mordida no encaja debidamente Acusar trastornos del sueño: insomnio, malas posturas adquiridas al dormir, dificultades respiratorias, etcétera Admitir malos hábitos alimenticios Padecer algún tipo de enfermedad neurodegenerativa: esclerosis múltiple o parálisis cerebral, entre otras ¿Qué consecuencias tiene el bruxismo? El bruxismo repercute de manera negativa, en primer lugar, en el correcto estado de nuestros dientes y encías. Pero, además, puede afectar a nuestras horas de descanso y a nuestro estado de salud general. Consecuencias del bruxismo en la salud dental El bruxismo supone una serie de perjuicios para el estado de tus dientes y encías. Sus efectos varían en función del grado de severidad de la afección, y también de la frecuencia con la que se repitan estos episodios. La principal consecuencia del bruxismo es el desgaste de las piezas dentales. Desgaste dental En los estados más iniciales de la enfermedad, el mal hábito de rechinar los dientes se traduce en pequeñas señales de erosión en las piezas. Sin embargo, en casos más severos provoca un daño irreversible en el esmalte que tiene una incidencia directa tanto en el padecimiento de hipersensiblidad dental como en la aparición de caries y abfracciones dentales -pérdida de espesor del esmalte que se presenta en forma de cuña alrededor del cuello dentario-. Además, en estados muy avanzados, el bruxismo puede afectar a la estabilidad de las piezas: provoca movilidad dentaria y favorece la fractura de los dientes. Sin embargo, las piezas dentales no son las únicas que sufren las consecuencias de esta afección: las encías son otras grandes perjudicadas. El bruxismo provoca la inflamación y retracción de las mismas. La tensión en las mandíbulas tiene, además, repercusiones en nuestro estado de salud general. Síntomas como molestias en las mandíbulas, dolores de cabeza y cervicales o desgaste en las piezas dentales pueden ser claros indicadores de que padeces bruxismo ¿Qué consecuencias tiene el bruxismo en tu estado de salud? Seguramente, si padeces algunos de los síntomas asociados al bruxismo y has buscado información al respecto, te habrás topado con las consecuencias que éste genera en la articulación temporomandibular (ATM). Y es que esta afección es un trastorno que afecta tanto a los músculos de la masticación como a esta articulación -que conecta la mandíbula inferior al cráneo-, generando sobrecargas de la misma. Por este motivo, es habitual que los pacientes que padecen bruxismo sufran también insomnio, dolores de caza, oídos o cervicales. Además, son frecuentes las molestias para abrir la boca, masticar o hablar con normalidad. ¿Cómo se trata el bruxismo? Si bien el bruxismo en estados iniciales pasa, en muchas ocasiones, desapercibido por la persona que lo padece, una vez diagnosticado el tratamiento es relativamente sencillo. El bruxismo, como tal, no se puede atajar. Sin embargo, gracias a la colocación de una férula de descarga, se podrá restablecer el equilibrio de las cargas masticatorias y se disminuirá la tensión ejercida en las mandíbulas. Férula de descarga Estas férulas se realizan a medida de la boca del paciente, y su acción es compatible con sesiones de fisioterapia en la que el especialista eliminará la tensión acumulada en la ATM, devolviendo la movilidad a la mandíbula y disminuyendo las molestias para hablar o masticar con normalidad. En pacientes con grandes desgastes de las piezas dentales son habituales los tratamientos de colocación de coronas o carillas. De esta manera, se devolverá la estética y la funcionalidad a su sonrisa. ¿Se puede prevenir el bruxismo? La prevención de esta afección, como tal, no es posible, pero siempre es beneficioso atajar la raíz del problema. Es decir, en caso de sufrir episodios de estrés de manera regular que originen episodios de bruxismo, lo ideal es acudir a un especialista