En el presente artículo te contaremos en qué consiste esta función, qué consecuencias puede tener la deglución atípica para tu organismo y cuál es el tratamiento más indicado en cada caso.
¿Qué es la deglución?
Denominamos deglución al tránsito del bolo alimenticio de la boca a la faringe, en primer lugar, y, posteriormente, al esófago. Este proceso varía en función de la edad de la persona: es diferente en bebés y en adultos.
Dentro de este proceso, podemos distinguir tres fases diferentes.
Fases de la deglución
La primera fase, denominada fase oral, es aquella que comprende desde el momento en el que trituramos el alimento y formamos el bolo alimenticio hasta que la lengua empuja el mismo hasta la faringe.
La fase oral comprende, a su vez, dos etapas diferenciadas:
- La fase preparatoria, en la que intervienen actos como la salivación, la masticación y la trituración de los alimentos. De esta forma, se prepara el bolo alimenticio.
- La fase expulsiva, durante la cual la lengua desplaza este bolo a la zona de la faringe.
Esta fase es completamente consciente y voluntaria.
La fase faríngea, por el contrario, es un acto involuntario. Consiste en el paso del bolo alimenticio a través de la faringe hasta el esfínter esofágico superior.
Por último, durante la fase esofágica el bolo alimenticio es conducido a través del esófago hasta el estómago.
El curso normal de la deglución -y, por ende, de estas tres fases- se puede ver alterado a causa de anomalías en el desarrollo de las estructuras orofaciales. Es entonces cuando nos encontramos ante un caso de deglución atípica.
Pero, ¿qué síntomas nos indican que tenemos dificultad para tragar correctamente -disfagia- o que no lo estamos haciendo de la manera habitual?
Síntomas de la deglución atípica
Como ya hemos comentado anteriormente, la deglución se transforma con el desarrollo de la persona.
Los bebés se ayudan del posicionamiento lingual entre ambas arcadas para favorecer la succión de la leche. Sin embargo, cuando su alimentación comienza a ser sólida, la posición de la lengua debe variar: debe colocarse en el paladar, justo detrás de los dientes de la arcada superior.
En caso de que, con el citado cambio de alimentación, el niño no modifique su forma de posicionar las estructuras orales, estaremos ante un caso de la denominada deglución atípica.
Consideraremos que estamos ante un caso de deglución atípica cuando, al tragar:
- Los dientes de la arcada superior e inferior no están en contacto.
- La lengua no se posiciona en el paladar, si no entre los dientes de ambas arcadas.
- No existe sellado labial. En ese caso, en múltiples ocasiones se coloca el labio interior detrás de los dientes de la arcada superior.
- Existe una prevalencia de la respiración oral.
- El bolo alimenticio no se forma de la manera debida, pues existen problemas de masticación. Por este motivo, es habitual que los pacientes que padecen estas anomalías en el proceso de deglución realicen movimientos con la cabeza, echando ésta hacia detrás para favorecer el paso del bolo a la faringe.
- La hipotonía -falta de tono muscular- en los músculos de la mejilla puede favorecer la acumulación de restos de comida en el vestíbulo bucal -espacio situado entre los labios y la parte interior de las mejillas, por un lado, y las arcadas dentarias, por otro-.
- Se realizan ruidos, fruto de la presión excesiva que realiza la parte superior de la lengua con el paladar para facilitar la deglución.
La deglución atípica está, muchas veces, relacionada con alteraciones en el desarrollo de las estructuras orofaciales. Sin embargo, existe una amplia variedad de causas asociadas a esta condición.
¿Cuáles son las causas de la deglución atípica?
En muchas ocasiones, las causas de la deglución atípica están relacionadas con malos hábitos que tienen consecuencias en nuestra salud bucodental. Entre los mismos, podemos destacar:
- Succión digital prolongada en el tiempo.
- Uso del biberón o del chupete a edades más avanzas de lo recomendable -más allá de los 18 meses-.
Pero, además, la deglución atípica también está relacionada con alteraciones orgánicas como, por ejemplo:
- El desarrollo anómalo de los huesos maxilares que genera, por lo tanto, problemas de mordida.
- Ausencia de las piezas dentales debido a una caída temprana de los dientes anteriores temporales.
- Dificultad para mover la lengua -anquiloglosia-.
- Un frenillo lingual corto o una lengua de un tamaño superior al resto de las estructuras bucales -macroglosia- limitan la movilidad de la este órgano y dificultan, por lo tanto, la masticación de los alimentos.
- Alteraciones del sistema linfático -hipertrofia de los adenoides o de las amígdalas, episodios recurrentes de amigdalitis-.
- Hipotonía -disminución del tono muscular- de los músculos que inciden en el proceso de masticación.
Consecuencias de la deglución atípica
La deglución atípica no solo tiene consecuencias en el proceso de digestión, sino que también supone ciertos perjuicios para nuestra salud oral.
La colocación de la lengua entre los dientes de ambas arcadas supone uno de los problemas de maloclusión más comunes: la mordida abierta. Ésta se presume cuando no existe contacto entre las piezas dentales de la arcada superior e inferior.
Además, la presión que ejerce la lengua sobre los dientes de la arcada superior al tragar provoca una protrusión de los mismos, y la aparición de diastemas.
Los problemas de oclusión no solo generan ciertas complicaciones a la hora de masticar, si no que también suponen dificultades en la fonación. Por este motivo, el tratamiento indicado para abordar un caso de deglución atípica vendrá de la mano de un logopeda y un ortodoncista especializado.
Deglución atípica: tratamiento
En primer lugar, se realiza un diagnóstico detallado del caso, estudiando la historia clínica del paciente y realizando una evaluación de las alteraciones del sistema orofacial.
La actuación conjunta del ortodoncista y el logopeda supone una reducción de los tiempos del tratamiento, así como una mayor estabilidad de resultados a largo plazo.
La labor del ortodoncista se centrará en corregir los distintos problemas de oclusión. En caso de que el paciente presente mordida abierta a causa de la deglución atípica, el ortodoncista optará por expandir las arcadas y, también, por propiciar el contacto de las piezas dentales superiores e inferiores. De esta manera, posibilitará la plena funcionalidad de su sonrisa.
Por su parte, el logopeda llevará a cabo una terapia miofuncional. Es decir, un conjunto de ejercicios que pretenden actuar sobre la forma habitual de deglutir y corregirla. Además, estas pautas también contemplan la consecución de una fonación adecuada y la rehabilitación de la actividad muscular de las estructuras orofaciales -mejillas, lengua, labios-.
Tras el tratamiento, el paciente no solo notará mejoras en la deglución, sino también en la articulación, la fonación y la estética de su cara -y, por ende, en su autoestima-.
El correcto y prematuro diagnóstico de la deglución atípica no solo mejora el buen estado general del paciente, sino que, a su vez, evita problemas relacionados con el desarrollo anómalo de los maxilares y otros problemas de oclusión.
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