El origen de los colmillos o caninos altos se encuentra en el propio proceso de erupción dental. Los caninos son los últimos dientes en erupcionar, ya que lo hacen cuando tenemos alrededor de 12 años.
Esto provoca que, en muchas ocasiones, al haber salido ya el resto de dientes, los colmillos no tengan suficiente espacio para alinearse con el resto y se queden en la parte alta de la encía.
Este aspecto de diente montado afecta negativamente a la estética, ya que los caninos se encuentran en la parte anterior de la boca: la más visible.
¿Cómo se corrige un colmillo montado?
Al igual que otras alteraciones relativas al alineamiento y la mordida de los dientes, la solución para los caninos altos se encuentra en un tratamiento de ortodoncia.
Éste, que puede ser llevado a cabo con brackets o sin brackets -mediante alineadores transparentes Invisalign-, tiene como objetivo corregir el apiñamiento para colocar los caninos en la posición adecuada.
En función de las necesidades concretas del paciente, la solución para bajar unos colmillos altos pasa por dos opciones diferentes: tratamiento de ortodoncia con o sin extracciones de premolares.
Cuando la necesidad de espacio es muy grande, se realiza la extracción de los primeros premolares y, con el hueco que se ha dejado disponible, se alinean los caninos.
Esto se lleva a cabo porque tenemos dos premolares en cada cuadrante de la boca (ocho en total). Por ello, extraer uno para poder colocar adecuadamente el resto de dientes no supone un perjuicio estético ni funcional.
Sin embargo, cuando existe suficiente espacio en la arcada, la corrección de los colmillos montados se puede llevar a cabo sin realizar extracciones.
¿Se puede extraer el colmillo en lugar de un premolar?
Rotundamente, no. En ningún caso se debe extraer un colmillo sano solamente porque no ha bajado al lugar que le corresponde.
Los colmillos son unas piezas dentales que juegan un papel fundamental en la arcada dentaria. Son unos dientes muy fuertes, con unas raíces muy largas y tienen una forma particular que confiere un aspecto distintivo a la sonrisa. Además, tienen gran importancia en la masticación y en la estética.
Este es el motivo por el que, cuando las necesidades del tratamiento requieren la extracción de un diente, se eligen los premolares.
Como hemos mencionado previamente, tenemos un total de ocho premolares en toda la boca -dos en cada cuadrante-.
Por ello, se puede extraer un máximo de un premolar por cuadrante sin que esto afecte negativamente a la masticación y la estética. Es decir, aunque realicemos este procedimiento se mantendría la simetría de la boca.
Por el contrario, la extracción de un colmillo sí que perjudicaría los aspectos mencionados. Solamente contamos con cuatro colmillos en toda la boca -uno por cada cuadrante-.
Entonces, si extraemos un canino no habría ningún otro diente capaz de realizar su función masticatoria y estética. Además, no hay que olvidar que los colmillos, por la posición que ocupan en nuestra boca, son mucho más visibles que los premolares.
¿Se pueden prevenir los colmillos altos?
Al contrario de lo que ocurre con otro tipo de alteraciones relativas al alineamiento y la mordida de los dientes, los colmillos montados no se pueden evitar o prevenir.
Es decir, tienen un fuerte componente genético y no responden a ningún tipo de hábito llevado a cabo durante la niñez.
Al hilo de esta última idea, un ejemplo de maloclusión evitable sería la mordida abierta producida por la costumbre de chuparse el dedo de manera prolongada.
Lo que sí es cierto es que, si se advierte la alteración a tiempo, se puede colocar ortodoncia interceptiva durante la niñez para tratar de guiar el crecimiento del canino.
Sin embargo, a pesar de haber hecho esto, lo más probable es que sea necesario un tratamiento de ortodoncia -con brackets o con Invisalign- durante la adolescencia o la edad adulta.
Aun así, nuestra recomendación es acudir con los niños al ortodoncista a los seis años aproximadamente. Aunque en algunos casos el problema no pueda ser resuelto por completo sí es cierto que se pueden minimizar los efectos de la maloclusión y conseguir que el tratamiento durante la adolescencia o la edad adulta sea más sencillo.